Nuestra vida está hecha de decisiones, buenas, malas y regulares, de dudas y de arrepentimientos, de lo que fue, de lo que es y de lo que pudo haber sido. Y también la historia de la humanidad, que no es sino el cúmulo de todas las vidas que hubo, que hay y que habrá, pende siempre la pregunta de si su curso pudo ser otro. Y es que la historia estuvo y sigue estando llena de una sobrecogedora multiplicidad de posibilidades, desde complejos procesos históricos que pudieron haber tomado sendas diferentes de forma paulatina o súbita, hasta decisiones aparentemente triviales capaces de dar un drástico vuelco a los acontecimientos. En no pocas ocasiones, incluso, resulta evidente que el curso de la historia pudo haber sido radicalmente diferente al que fue. Esta infinitud de posibilidades abruma, pero también alivia, pues demuestra que las decisiones cuentan: que nosotros contamos. La historia contrafactual se ocupa precisamente de analizar –con una profunda comprensión del pasado y sobre premisas científicas– posibles desarrollos alternativos en el devenir de la historia, popularmente conocido como ucronías, un juego intelectual que sirve para iluminar por qué las cosas sucedieron como sucedieron. De la mano de reputados especialistas nos fijamos en lo que pudo –o no– haber pasado con una de las civilizaciones que mayor influencia ha tenido en el devenir del mundo en su conjunto: ucronías de Roma, el imperio que nunca cayó (al menos en nuestras páginas).
Usted es una ucronía (y yo también) por Alberto Pérez Rubio (UAM)
El término ucronía responde según la Real Academia de la Lengua a la “reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos”. La ucronía, como las modernas utopías, juega también con el tiempo, pero con el que ya pasó y no con el que está por venir, imaginando desarrollos alternativos de la historia –de ahí su denominación en inglés, alternate history–, a partir de “puntos de divergencia”, acontecimientos puntuales que ocurrieron (o no ocurrieron) de distinta manera a la que fue. Son esos eventos –esos “¿qué hubiera pasado si…?”– los que marcan el momento a partir del cual la historia tomará un curso divergente. La ucronía es pues historia contrafactual, aunque frecuentemente se reserva el primer término para las obras del ámbito de la ciencia ficción que desarrollan escenarios históricos alternativos, mientras que la historia contrafactual plantearía su especulación a partir de un análisis riguroso de un proceso histórico, eliminando o modificando una de sus causas determinantes para ponderar cuál habría sido el devenir subsiguiente. Leer en línea aquí.
Del Hindu Kush a los Alpes: Alejandro Magno contra Roma por Mario Agudo Villanueva
Antes de su prematura muerte en 323 a. C., Alejandro Magno especulaba con nuevos planes de conquista. Las fuentes nos hablan de una expedición hacia Occidente, que le habría enfrentado con Cartago y, posiblemente, con Roma. A partir de los testimonios de la Antigüedad, en Ucronías Roma, trataremos de conjeturar cómo podría haberse desarrollado este sugerente escenario. La repentina muerte del rey macedonio llevó a que incluso Tito Livio, autor de una monumental historia de Roma, conjeturase en su libro noveno sobre cuál habría sido el destino de su ciudad de haber tenido que librar una guerra contra Alejandro (IX.17). El ejercicio especulativo de Livio es un buen punto de partida para plantearnos cómo se habría desarrollado un posible choque entre el conquistador macedonio y la incipiente República romana.
Metauro. La victoria decisiva de Cartago por Fernando Quesada Sanz (UAM)
El año 207 a. C. comenzó auspiciosamente para los intereses de Roma. En Iberia el joven Escipión había conquistado Cartago Nova. Y en Italia los ecos de las grandes derrotas de Trasimeno y Cannas casi se habían extinguido. Ahora el ejército cartaginés de Aníbal, debilitado, se refugiaba en el sur carente de refuerzos y casi, se diría, de esperanzas. Sin embargo, y con un dramatismo brutal, el miedo se apoderó repentinamente de Roma cuando en la primavera del 207 a. C. llegaron noticias aterradoras del norte. Un ejército cartaginés al mando de Asdrúbal Barca, emulando la previa marcha de su hermano mayor Aníbal en 218 a. C., pero con más rapidez y un desgaste mucho menor, había cruzado de nuevo los Alpes y alcanzado Italia. El destino de Roma pendía, ahora sí, de un hilo muy fácil de cortar.
Pesadilla en Iberia. La entente celtíbero-lusitana aplasta a las legiones por Miguel Esteban Payno (UIB)
Corre el año 145 a. C. y Viriato ya ha ocasionado severas derrotas a dos pretores de la Hispania Ulterior, hasta el punto de que uno de ellos ha perdido la vida. La República romana envía entonces al cónsul Fabio Máximo Emiliano a poner solución al conflicto, que logrará vencer al líder lusitano. Solo otro general romano hasta entonces había podido presumir de tal hazaña. En ese momento Viriato deja de desdeñar a su enemigo y busca levantar en armas a los celtíberos, que por entonces se hallan sometidos a los romanos. Dio comienzo entonces la llamada Guerra Numantina. Sin embargo, en Ucronías Roma nos preguntamos qué hubiera podido ocurrir si la Guerra de Viriato y la Tercera Guerra Celtibérica hubieran sido en realidad un único magnum bellum, es decir, si los enemigos de Roma en Hispania no se hubieran limitado a luchar simultáneamente sino juntos.
Y ese día, Fulvia ganó la guerra. Voto femenino y magistraturas en Roma por Patricia González Gutiérrez (UCM)
Aunque Roma nunca dejó de ser una sociedad patriarcal, inició, en pleno periodo republicano, un cambio sociopolítico que marcaría definitivamente el mundo occidental. Su camino hacia la concesión de derechos políticos plenos a las mujeres supuso una transformación radical del sistema, algo que se extendió pronto por el resto del mundo conocido. Era el 195 a. C. y en el Senado se discutía la abolición de la lex Oppia, que afectaba a la capacidad de las mujeres de exhibir su estatus. Mientras, una muchedumbre de mujeres se agolpaba en el Foro para dejar patente su opinión al respecto. Catón parecía consternado y preguntó al resto de senadores “¿De qué servirá que la colectividad apruebe unas leyes que al poco tiempo pueden ser derogadas por aquellos contra quienes van dirigidas?”. Un senador bajó la cabeza. Un sentimiento punzante acababa de abrirse paso en su cabeza. Acababa de pensar en su esposa y en su hija, a las que casi pierde en el parto y ahora oye a Catón decir “en contra”; efectivamente, había estado legislando en contra de ambas. “Igualdad”, masculló y, de repente, no le pareció tan mala idea. Ese senador, en efecto, inició una nueva campaña, dirigida a obtener el voto para las mujeres. Poco a poco, se fue creando un cierto ruido de fondo sobre el tema que, como veremos, acabaría dando resultado.
César pierde la cabeza en la Galia por Alberto Pérez Rubio (UAM)
Cayo Julio César llevaba seis años de campaña en la Galia Comata, la “Galia melenuda”. La práctica totalidad del territorio parecía asegurado en el férreo puño de la Loba. Sin embargo, aprovechando los tumultos que empezaron a afectar entonces a Roma y que amenazaban con hacer saltar por los aires la alianza entre César y Pompeyo, captando cada vez más la atención del primero, en 52 a. C. un joven caudillo arverno, Vercingétorix, conseguiría levantar a la práctica totalidad de la Galia y, sobre el decisivo campo de batalla de Alesia, destruir al ejército invasor y acabar con la vida de su comandante. En Ucronías Roma, semejante desastre para las armas romanas, junto a la fundación de un cada vez más sólido Estado federal galo, sentaron las bases de un nuevo futuro para la Europa transalpina, el cual habría sido muy diferente de haber triunfado finalmente la iniciativa del insaciable y desdichado procónsul romano.
Germania capta. Varo devolvió sus legiones por Yeyo Balbás (El Clan del Cuervo)
“El Estado romano fue el mayor imperio que jamás ha existido. La conquista y romanización de nuestro gran país, Germania, supuso el colofón a un proceso de una importancia macrohistórica. Gracias a él, toda Europa occidental compartió una misma base cultural, administrativa y lingüística, sin la cual no se entienden los actuales Estados Unidos de Europa […]En el año 2022, podemos contemplar con una sonrisa indulgente los vanos intentos de aquellos reaccionarios que quisieron impedir lo inevitable; como el llamado Arminio, quien, en el año 9 d. C., trató de liderar una revuelta que sería delatada por sus compatriotas al legado Publio Quintilio Varo, el padre fundador de la Germania latina”. Este podría haber sido el comienzo de algún libro de texto editado en Bonn, Berlín o Múnich en la actualidad, y sin embargo las circunstancias históricas reales propiciaron un desenlace muy distinto. Mas, ¿pudo haber devuelto final y triunfalmente Varo sus legiones? ¿O estaba la presencia romana más allá del Rin irremediablemente condenada al fracaso?
Un mundo sin cristianismo por Javier Alonso López
El momento en el que Pilatos condenó a muerte a Jesús desencadenó una serie de acontecimientos que desembocaron en el nacimiento del cristianismo. Los seguidores de Jesús de Nazaret buscaron en los libros sagrados judíos una explicación teológica a la ignominiosa muerte de Jesús en la cruz, y la creencia en la resurrección hizo de esta muerte un caso único. Pronto, el mensaje se extendió por el oriente mediterráneo y, gracias al genio intelectual de Pablo de Tarso, se formó un cuerpo doctrinal que acabaría convirtiendo a la nueva fe a millones de individuos del Imperio romano. Pero, en Ucronías Roma, supongamos por un momento que las cosas no ocurrieron así: Pilatos no ordena ejecutar a Jesús, sino que se limita a mandar que le den una paliza y que pase una temporada en la Torre Antonia antes de ser puesto en libertad. ¿Qué habría ocurrido en este universo alternativo? Lo que se ofrece a continuación es únicamente un juego intelectual, un divertimento, sin pretensión de ofrecer una opinión indiscutible. Estamos en el territorio de lo indemostrable, un mundo en el que no hay certezas, tan solo unos escenarios más plausibles que otros.
El sueño de Oriente. Cuando Trajano destruyó el Imperio parto por David Soria Molina
Hay ocasiones en la historia en que el destino de civilizaciones enteras queda atado a las decisiones de una o, como mucho, unas pocas personas. Quizás, uno de los mejores ejemplos en este sentido sea una de las innumerables decisiones que jalonaron el imperio de Trajano: en 107 este emperador optó por rechazar educadamente el ofrecimiento que los embajadores del Imperio kushán de la India le presentaban para unir esfuerzos frente a su común adversario: el Imperio parto. Con ello, Trajano no solo estaba desechando la única oportunidad real de éxito en un futuro y previsto enfrentamiento a gran escala con los partos, sino que estaba sellando, prácticamente, el destino de las cuatro grandes superpotencias de un mundo globalizado por vez primera: la Roma de los césares, el Irán Arsácida, la India kushán y la China de la dinastía Han. En Ucronías Roma, ¿cómo fue posible que una resolución aparentemente lógica y de relativa importancia, revistiera un carácter tan decisivo?¿Qué clase de desenlaces habrían tenido lugar de haber sido otra la decisión de Trajano?
Romanos en los confines del mundo por Francisco Javier Gómez (UAH)
La idea de equiparar las fronteras del Imperio con los límites físicos del mundo conocido fue uno de los eslóganes propagandísticos principales del reinado de Augusto. El propio emperador puso de manifiesto en el inicio de sus Res Gestae que “[…] sometió el orbe terrestre al dominio del Pueblo Romano” (R.G. praef.). Esta idea aparecía relativamente factible a causa de la reducida imagen del mundo, mucho más de lo que era en la realidad. Por Occidente, la llegada romana a las costas del océano se hizo efectiva tras la conquista de Hispania y de Galia, y se hizo también extensiva hacia el norte con las incursiones en Germania. La llegada hasta las aguas del golfo Pérsico avaló igualmente la presencia romana en el océano meridional, identificado con las aguas del Índico desde tiempos de Alejandro. Sin embargo, no sucedió lo mismo hacia el este, donde el océano aparecía sustituido en la realidad por enormes e interminables desiertos e impresionantes cadenas montañosas. Sin embargo los romanos supieron siempre que el mundo se extendía mucho más allá gracias a los comerciantes, que ampliaron de forma considerable sus horizontes geográficos. ¿Hasta donde habrían podido llegar la presencia romana más allá de sus dominios seculares?
¡Venciste, heleno! El triunfo de Juliano el Apóstata por Eduardo Kavanagh de Prado
Juliano II (reg. 361-363), conocido por los cristianos como el Apóstata, resultó alcanzado por una jabalina en plena campaña contra los persas en 363. Nunca sabremos si la mano ejecutora fue la de un enemigo o, como afirman algunos autores cristianos, la de un soldado romano cristiano. Lo que es seguro es que aquella herida acabó con Juliano y con su intento de restaurar una forma de paganismo. ¿Pero, qué habría ocurrido en caso de haber sobrevivido a aquella lanzada? La opinión generalizada consiste en suponer que la aventura de Juliano no fue sino un canto de cisne de un paganismo irremediablemente moribundo. Ahora bien, lo cierto es que supuso un verdadero sobresalto para las autoridades de la Iglesia que pone de manifiesto hasta qué punto pareció verosímil la amenaza. ¿Pero, pudo haber triunfado Juliano? Y, en tal caso, ¿en qué medida habría cambiado el mundo que conocemos?
¿Un imperio de vapor? La mecanización de Roma por Neville Morley (University of Exeter)
Roma, al alba de una mañana del año 164. Una espesa neblina cubre la ciudad, creada por el humo no solo de braseros y hornos e hipocaustos, sino también de máquinas de vapor. Bajando por el emporium, distrito poblado de almacenes y mercados donde tradicionalmente se ubicaban los muelles del Tíber, ya están llegando los primeros vagones cargados de grano, arrastrados desde el puerto de Ostia por las machinae Traianae, las “máquinas de Trajano”. Esos son los dispositivos a vapor más antiguos del Imperio, creados para dar una solución al cuello de botella imperante en el suministro de alimentos a Roma, consecuencia de la necesidad de trasladarlo todo, hasta entonces, a través del Tíber. Lo que acabamos de leer es, evidentemente, parte de Ucronías Roma, pero ¿se dieron las circunstancias para una temprana mecanización del mundo romano? ¿Y qué diferencia habría supuesto esta realidad de haberse materializado?
El imperio que nunca cayó. Restauración y auge del Occidente romano por José Soto Chica (CEBNCh, UGR)
La fuerza de un imperio se mide por su capacidad de recuperación y si hubo uno que demostró esa capacidad fue la Pars Occidentis del Imperio romano a lo largo del siglo V. Aunque en Britania y en otras regiones periféricas no se asistió a una restauración del dominio romano, lo cierto es que para 421 se podía dar por superada la crisis y se podía mirar al futuro con confianza. La clave de que así fuera radicaba en dos premisas: cohesión interna y mantener África a salvo de invasores… y ambas, históricamente, se fueron al traste: tras la muerte de Constancio III (421) el Imperio volvió a la senda del conflicto interno y, de resultas de la lucha fratricida, en 439 los vándalos de Genserico conquistaron Cartago, la segunda ciudad de Occidente, y con ella, las riquísimas tierras de África Proconsular. La clave de bóveda que sostenía al Occidente romano acababa de romperse. ¿Pero en Ucronías Roma, cuál hubiera sido el destino de Roma pasado si, finalmente, África no se hubiera perdido?