Gengis Kan y la formación del Imperio mongol, por Arturo Galindo García
Los acontecimientos que voy a contar son tan horribles que durante años he evitado aludir a ellos. […] Si os dijeran un día que la Tierra no ha conocido jamás tal calamidad desde que Dios creó a Adán y Eva, no dudéis en creerlo, pues esa es la estricta verdad. […] No, hasta el fin de los tiempos no se verá una catástrofe de tal envergadura. al-Kamil fi’l-Ta’rikh (La Historia completa, año 617)
La conquista mongola de China, por Stephen Turnull (Universidad de Leeds)
Aunque en la cima de su poder el imperio fundado por Gengis Kan ocupaba una vastísima área geográfica, los mongoles irrumpen por primera vez en la historia como una más de las muchas tribus nómadas que poblaban la estepa centroasiática. El proceso de transformación que, partiendo de estos ignominiosos orígenes, constituyó las bases de las futuras conquistas mongolas se cimentó en la unificación de las diferentes tribus gracias a la personalidad y capacidad militar de un hombre que hoy conocemos como Gengis (o Chingis) Kan.
El guerrero mongol, por Stephen Turnull (Universidad de Leeds)
Describir al típico guerrero mongol como un “arquero a caballo ligero”, como hacen muchas fuentes, es una grosera simplificación de un altamente desarrollado sistema táctico que hizo uso de las habilidades, equipamiento y entrenamiento de grandes contingentes de tropas enormemente móviles.
La conquista y destrucción del Imperio jorasmio, por Borja Pelegero
En la primavera de 1220 una oleada de refugiados llegó a la provincia persa del Jorasán huyendo del ejército mongol, que acababa de destruir Bujará. Preguntado uno de ellos por el destino de su ciudad, contestó con esta lacónica frase, de ecos cesarianos: “Vinieron, minaron, quemaron, mataron, saquearon y se fueron”. Pero, ¿quiénes eran los contendientes de esta guerra que llevaría un nivel de destrucción sin precedentes a una de las zonas más prósperas del Islam medieval?¿Y cómo empezó este conflicto?
La batalla Liegnitz por Ilkka Syvanne
En 1241 los mongoles comenzaron su conquista de Europa oriental con una campaña contra Hungría. También Polonia fue invadida, solo para asegurar que no llegaría desde allí ayuda alguna al rey húngaro Bela IV. Como excusa para la guerra, los mongoles esgrimieron la negativa de Bela IV ante su exigencia para que entregara a los fugitivos cumanos, pero su verdadero propósito era solo el de generar disensión entre la nobleza húngara y Bela y los cumanos: ya desde el kurultai –encuentro de clanes– de 1234, los mongoles habían planeado la conquista de Rusia, a la que seguiría la del resto de Europa.
La batalla de Ayn Jālūt: mamelucos contra mongoles, por Mustafa Uyar, Ankara Üniversitesi
La batalla de Ayn Jālūt, que tuvo lugar el 3 de septiembre de 1260, ha sido descrita como el frenazo al avance mongol, ya que con ella estos perdieron la oportunidad de ocupar todo Oriente Medio. Debido a la muerte del Gran Kan Möngke (1251–1259), Hülegü (1256–1265) regresó a Mongolia, llevando con él gran parte de su ejército. Otra pequeña parte quedó al mando de Ketbuqa, que prosiguió las incursiones en la costa del Levante y fue derrotado decisivamente en Ayn Jālūt por el ejército mameluco.
La dinastía Yuan, por Iñigo Bolinaga
Una de las consecuencias más notables de las invasiones del siglo XIII en Extremo Oriente fue la instauración de una dinastía de origen mongol en China. El hecho es ya de por sí relevante, dado el éxito y transformación que supone que una etnia culturalmente atrasada con respecto a sus conquistados se haga con uno de los mayores poderes territoriales del mundo, de forma, además, estable y permanente, dos conceptos extraños hasta entonces al mundo mongol.
Reseñas de libros, miniaturas y juegos.
Y además, introduciendo el n.º 13: Las Navas de Tolosa, por Francisco García-Fitz, Universidad de Extremadura
El lunes, 16 de julio de 1212, con las primeras luces del día, cerca de la actual localidad de Santa Elena (Jaén), dos grandes ejércitos se dispusieron cara a cara para iniciar un choque campal que se convertiría en uno de los grandes hitos militares de la historia de la Reconquista, un acontecimiento extraordinario que acabaría conociéndose como la batalla de Las Navas de Tolosa.