La ingeniería del Ejército romano - 3.ª edición
Jean-Claude Golvin - Gérard Coulon
Calzadas, puentes, acueductos, canales y acequias, e incluso la creación de ciudades y la ejecución de sus obras de infraestructura y su ornato monumental. Cuando no estaban guerreando, los soldados del Ejército romano participaron activamente en grandes obras de ingeniería civil, que aún hoy día seguimos admirando; obras todas ellas en extremo complejas que requirieron la diligencia operacional de ciertos expertos como los mensores (agrimensores) o los libratores (ingenieros topógrafos), presentes entre las filas del ejército y dotados del material y los instrumentos apropiados para su labor, y de una mano de obra abnegada, disciplinada… y gratuita, ya que el Estado debía costear su soldada de todos modos. Jean-Claude Golvin, arqueólogo, arquitecto e ilustrador, vuelve en este libro, La ingeniería del Ejército romano, a revivir el pasado, tal como ya hiciera con Ciudades del mundo antiguo, Palacios imperiales de la Roma antigua, Viaje por el antiguo Egipto y Herodes. El rey arquitecto. En esta ocasión su arte y sus conocimientos iluminan una parte olvidada de la historia de Roma, como es la contribución que sus legiones hicieron al paisaje y a nuestro patrimonio histórico actual. Muchos de los edificios cuyos restos siguen orgullosamente en pie en la actualidad fueron erigidos por soldados, devenidos en arquitectos y albañiles para alejarlos del ocio en tiempos de paz, bestia negra de cualquier ejército que, según los autores clásicos, privaba al soldado de sus energías, de su coraje y, sobre todo, de su sentido de la disciplina. No obstante, estas empresas, a menudo titánicas, tenían un precio: el descontento de unos legionarios que veían un desdoro en realizar esas tareas, cuya máxima expresión la ilustra el trágico final del emperador Probo, asesinado por sus propios hombres, hartos de tener que reparar calzadas y acueductos. Sin embargo, estas obras contribuyeron en gran medida a la prosperidad de las regiones conquistadas. Al abrir caminos, erigir magníficos edificios o excavar canales, el Ejército romano participó en el desarrollo económico de las provincias, y, a la postre, en su romanización.
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27,95€IVA incluido
N.º Páginas 128
ISBN 9788412105346
Formato Rústica con solapas, 210 x 297 mm
Año 2021
Reseñas
ABC
«Aparte del hormigón, el vino, la lengua, el derecho, la forma de amar, de sentir, los insultos, el sentido del humor y una infinidad de cosas más que usan los españoles a diario, está claro que el mundo actual no les debe nada a los antiguos romanos y, menos aún, a sus malvadas legiones. Bueno… a excepción de las calzadas, puentes, acueductos, canales y acequias, y tantas ciudades, que fueron hechas por estos soldados de la Antigüedad cuando no estaban guerreando».
César Cervera, ABC
Ver reseña completaEl Español
«Un libro fabuloso que descubre con erudición las contribuciones de los legionarios al paisaje urbanístico en momentos de inactividad, un campo bastante olvidado de la Antigua Roma, y que con sus estupendos dibujos provoca una sensación de admiración absoluta: nada mejor que imaginarse —ver— al soldado en plena faena para otorgar todavía más valor a la realización de aquellas monumentales obras que han perdurado hasta la actualidad».
David Barreira, El Español
Ver reseña completaLa Razón
«En contra de lo que se suele pensar, no todo el mundo podía ingresar en las filas del Ejército romano. A «los artesanos, herreros, carpinteros, carniceros y cazadores de ciervos y de jabalíes conviene involucrarlos en la disciplina militar», advertía Vegecio, pues era esencial que los legionarios y auxiliares fueran hábiles con sus manos. Muchos de ellos, antes de ser llamados a filas, habían ejercido ya alguna profesión relacionada con la construcción, pero los demás, desprovistos de toda cualificación, debían aprender sobre la marcha según sus afinidades y necesidades».
Javier Gómez, La Razón
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