La batalla de Poltava

Desperta Ferro Historia Moderna

n.º 60
Octubre 2022
La batalla de Poltava
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El 8 de julio de 1709 se dirimió el destino del noreste de Europa en las estepas de Ucrania, unos pocos kilómetros al norte de la pequeña ciudad de Poltava. Aquella mañana se produjo el choque decisivo entre los ejércitos de Carlos XII de Suecia y Pedro I de Rusia, llamado el Grande, los dos únicos monarcas que seguían en pie de guerra tras nueve años de batallas, asedios, marchas, hambrunas, pestilencias e inviernos glaciales en la denominada Gran Guerra del Norte. Opacado a nuestros ojos por la coetánea Guerra de Sucesión española, este conflicto enfrentó a la potencia hegemónica en el Báltico, Suecia, con una poderosa coalición formada por Dinamarca, Rusia y la unión dinástica entre la Mancomunidad Polaco-Lituana y Sajonia. Contra todo pronóstico, el joven Carlos XII, de apenas diecisiete años al inicio de la contienda, pero criado desde niño para la guerra, derrotó uno tras otro a sus enemigos. Primero cayó Dinamarca; luego Polonia-Lituania y, por último, en 1706, Sajonia hincó la rodilla. Solo le quedaba a derrotar a Pedro. El zar, que había subido al poder sorteando revueltas e intrigas cortesanas, siempre en busca del equilibrio entre la tradición y la modernización, era tenido en poco por las potencias europeas. Sin embargo, el desenlace de la batalla de Poltava cambió esta percepción. El ejército carolino fue destruido y Rusia se alzó con la hegemonía en la región. Este número recorre los pasos de Carlos XII y Pedro I con sendos ejércitos por las estepas de Ucrania –hoy, de nuevo, epicentro de un aciago conflicto–, así como los avatares de la batalla decisiva y sus profundas consecuencias, que todavía se dejan sentir a día de hoy.

Los orígenes de la Gran Guerra del Norte por Mindaugas Šapoka (Lietuvos istorijos institutas)

Los orígenes de la Gran Guerra del Norte por Mindaugas Šapoka (Lietuvos istorijos institutas)

A finales del siglo XVII, la región del Báltico estaba en paz. No se había producido una guerra importante desde hacía más de tres décadas, pero esta situación perduró no porque fuera sostenible, sino porque los países que no estaban satisfechos con el dominio de Suecia tenían sus propios problemas. La Gran Guerra del Norte comenzó el 22 de febrero de 1700, cuando un ejército sajón cruzó la frontera de Livonia e intentó tomar Riga. A su vez, las tropas rusas asediaron Narva, en Ingria. Pese a haber sido agredida desde dos frentes, Suecia demostró su resistencia y tomó la iniciativa en una contienda en la que se mantuvo victoriosa de forma ininterrumpida durante nueve años.

La campaña sueca en el este por Àlex Claramunt Soto

La campaña sueca en el este por Àlex Claramunt Soto

En septiembre de 1706, Carlos XII invadió Sajonia al frente de veinte mil hombres. La resistencia fue escasa. Augusto II aceptó los términos suecos en Altranstädt y renunció a la corona polaca. La guerra civil en la Mancomunidad, que enfrentaba a las confederaciones de Sandomierz y Varsovia, partidarias respectivamente del sajón y de Estanislao Leszczyński, parecía a punto de resolverse a favor de este, y Carlos podía ocuparse al fin del último de sus enemigos, Pedro I de Rusia. El sueco ideó a tal fin un avance sobre Moscú para atraer a su adversario a una batalla que debía rubricar la hegemonía sueca en el norte de Europa.

El ejército de Carlos XII por Oskar Sjöström (Försvarshögskolan)

El ejército de Carlos XII por Oskar Sjöström (Försvarshögskolan)

Al contrario de lo que a uno se le puede venir de primeras a la mente, la Gran Guerra del Norte no resultó inesperada para los suecos ni era un hecho poco deseable. Carlos XII, que había sido coronado como monarca absoluto antes de cumplir los quince años, estaba igualmente preparado para las tareas militares que le esperaban. Sobre todo, podía estar seguro de que se enfrentaría a sus enemigos a la cabeza de una de las maquinarias bélicas más poderosas de su tiempo.

La Rusia de Pedro I el Grande por Donald Ostrowski (Harvard University)

La Rusia de Pedro I el Grande por Donald Ostrowski (Harvard University)

En 1682, Piotr Alekséyevich, futuro Pedro I, de diez años, y su hermanastro Iván Alekséyevich, de dieciséis, fueron designados zares por la Zemski sobor (“asamblea de la tierra”). Los cambios que se han atribuido a Pedro se sintetizan en ocho aspectos esenciales: política exterior, organización del Ejército, administración gubernamental, impuestos y servidumbre, extranjeros en Rusia, educación e “implantación del servicio obligatorio”, política comercial e industrial, y la ruptura con el orden tradicional y ritualista de la vida imperante. Ya en 1945, el historiador B. H. Sumner (1893-1951) concluyó que “de todos ellos encontramos antecedentes en la generación anterior a la suya y, en ocasiones, aún más atrás”.

El inicio de la batalla. La lucha por los reductos por Bengt Nilsson

El inicio de la batalla. La lucha por los reductos por Bengt Nilsson

Es difícil describir y analizar con precisión la batalla de Poltava debido a la falta de fuentes fiables. A pesar de este estado de la cuestión un tanto dificultoso, la literatura sobre la batalla es increíblemente rica. En este artículo se presenta una nueva interpretación de los hechos que desafía bastantes “verdades” establecidas. En junio de 1709, el ejército ruso comenzó a acercarse a los suecos y cruzó el río Vorskla el día 20. El zar estaba resuelto a evitar un ataque sorpresa, por lo que construyó un campamento fortificado en la orilla oeste del río. El 24, comenzó a construir un nuevo campamento más cerca del ejército sueco. Para fortalecer esta posición se le agregaron algunos reductos al suroeste. Sobre ellos pivotó la primera fase de la batalla.

El combate de los batallones perdidos por Patrik Nilsson y Bo Knarrström (Lunds universitet)

El combate de los batallones perdidos por Patrik Nilsson y Bo Knarrström (Lunds universitet)

Las columnas de asalto suecas se habían separado en el intento de atravesar el sistema de reductos rusos y mientras que algunos de los batallones penetraron fácilmente entre las fortificaciones, otros se quedaron atascados. Este era el caso de la columna del general Roos, el cual, con las bajas en aumento y sin progreso a la vista, advirtió que su única opción era retirar las tropas que aún le quedaban, así que los mermados batallones formaron de nuevo en una franja boscosa hacia el sur. Allí, aislados del ejército principal, se vieron obligados a luchar por la supervivencia contra tropas rusas superiores en número.

La destrucción del ejército sueco por Patrik Nilsson y Bo Knarrström (Lunds universitet)

La destrucción del ejército sueco por Patrik Nilsson y Bo Knarrström (Lunds universitet)

Los principales comandantes suecos consideraron un éxito la primera fase de su operación. La caballería rusa había sido expulsada del campo de batalla y la mayor parte del ejército del zar estaba atrapado contra el río Vorskla en un paraje que muy bien podía convertirse en su sepultura. El escenario parecía brillante. En el campamento ruso, el zar Pedro y sus generales optaron por actuar en función de la noticia de que la “segunda ola” sueca había sido derrotada: la batalla entraba ahora en su momento decisivo, y los rusos decidieron tomar la iniciativa. El choque entre ambas fuerzas culminaría, inesperadamente, con la destrucción y la huida del ejército carolino.

Las consecuencias de la batalla por Mindaugas Šapoka (Lietuvos istorijos institutas)

Las consecuencias de la batalla por Mindaugas Šapoka (Lietuvos istorijos institutas)

La batalla de Poltava puso fin a la fallida campaña ofensiva de Suecia contra Rusia. Los efectos políticos de la batalla, más que los militares, fueron los más significativos. Poltava y la victoria rusa en la Gran Guerra del Norte abrieron el camino a una época marcada por la hegemonía militar, política y cultural rusa en Europa oriental y septentrional. Con el Tratado de Nystad, en agosto de 1721, Pedro consiguió todo cuanto quería. Al mismo tiempo, el desenlace de la contienda tuvo profundos efectos en Suecia y la Mancomunidad Polaco-Lituana.

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