Panzer Volumen 5 (1944). El año del Tiger

Desperta Ferro Especiales

n.º 28
Septiembre 2021
Panzer volumen 5 (1944) El año del Tiger
7,95€IVA incluido

Ya fuera en la línea Cassino o en las amplias extensiones de la Unión Soviética, a principios de 1944 los Panzer seguían siendo los dueños del campo de batalla. Con el Panther cada vez más perfeccionado y los potentes Tiger produciéndose en serie, el alcance y la potencia de los cañones de estos monstruos seguían siendo insuperables y, por mucho que sus enemigos confiaran en la fuerza numérica, a menudo sus tanques fueron destrozados antes de haber tenido siquiera la oportunidad de actuar. Estas eran las circunstancias cuando el 6 de junio se abrió un nuevo escenario bélico con el desembarco aliado en Normandía. El laberíntico bocage francés se convirtió en un terreno de caza perfecto para las bestias acorazadas, donde los frágiles Sherman poco podían hacer sin la ayuda masiva de la artillería y la aviación. En aquel nuevo frente la presencia de grandes formaciones Panzer de las SS se multiplicó. Pronto, los alemanes añadieron una fiera nueva a su bestiario, el Tiger II, un leviatán insuperable que sería fuente de innumerables preocupaciones tanto en las llanuras húngaras como en los bosques y montes de las Ardenas.

Tiger II: el coloso por Alaric Searle (University of Salford)

Tiger II: el coloso por Alaric Searle (University of Salford)

El Tiger II fue, en muchos aspectos, el carro de combate pesado definitivo de la Segunda Guerra Mundial. Alcanzaba los 54 500 kg sin la torreta y unos apabullantes 69 800 kg con la Serien Turm –La torreta básica del modelo–. Con una coraza delantera inclinada muy gruesa, en combate frontal con los tanques de los aliados occidentales el Tiger II resultó virtualmente indestructible; de hecho, no se conoce un solo caso en todo el teatro de operaciones del noroeste de Europa en el que un Tiger II fuera destruido por un disparo contra esta zona. Su desempeño en el frente del este también resultó impresionante: el 503.er schwere Panzer Abteilung reclamó, entre enero y abril de 1945, la destrucción de unos quinientos vehículos enemigos a cambio de la pérdida de cuarenta y cinco Tiger II, a menudo a causa de factores ajenos a la acción del enemigo.

Tiger Una historia de acero. Los trabajadores de la industria alemana de armamento por Michael E. Haskew

Una historia de acero. Los trabajadores de la industria alemana de armamento por Michael E. Haskew

En mayo de 1933, apenas unas semanas después del ascenso de los nazis al poder en Alemania, el canciller Adolf Hitler abolió los sindicatos y, en su lugar, estableció el Frente Alemán del Trabajo (Deutsche Arbeitsfront, DAF). Aunque el propósito oficial de esta organización era proteger los derechos de los trabajadores, el auténtico motivo de su creación fue restablecer el “pleno” empleo y la estabilidad económica durante la Gran Depresión, así como mantener el control sobre uno de los factores fundamentales para el resurgimiento de la nación mientras Hitler se preparaba para la guerra. El rearme alemán sirvió para cumplir dos objetivos: la recuperación económica y la preparación para la guerra, iniciada antes de la llegada al poder de los nazis mediante la creación de un “ejército fantasma” con la particular cooperación de la Unión Soviética, que permitió el entrenamiento secreto de tropas alemanas y proporcionó campos de pruebas para los primeros carros de combate y vehículos blindados de la renaciente Wehrmacht. A primeros de 1935 Hitler repudió abiertamente el Tratado de Versalles, reveló al mundo hasta dónde había llegado el rearme alemán y reintrodujo el reclutamiento para los hombres de entre dieciocho y veinticinco años, de modo que en 1939 los efectivos del Ejército habían crecido hasta los 1,4 millones.

Tácticas defensivas Panzer por Wolfgang Schneider

Tácticas defensivas Panzer por Wolfgang Schneider

A finales de 1942, durante la serie de poderosas contraofensivas del Ejército Rojo que hicieron retroceder a las tropas alemanas en el Cáucaso, las diezmadas divisiones Panzer se emplearon casi en exclusiva para estabilizar a las grandes unidades de infantería, actuando en la práctica como una especie de auxilio móvil, sin llevar a cabo contrataques de importancia. Entre finales de febrero y comienzos de marzo de 1943, el Generalfeldmarschall Von Manstein, nuevo comandante del recién formado Heeresgruppe Don, consiguió estabilizar el frente mediante una serie de operaciones en las que se generó una nueva forma de dirigir los combates que más tarde se denominaría Schlagen aus der Nachhand y que se empleó varias veces con éxitos locales en el frente oriental hasta comienzos de 1944. La idea que subyacía era la de reaccionar con anticipación: si las unidades de reconocimiento descubrían que se preparaban grandes fuerzas ofensivas enemigas, se desplegaban entonces potentes unidades en retaguardia –es decir, nunca en la cercanía del frente–, que hacían que las fuerzas contrarias que hubieran penetrado en profundidad encallaran frontalmente mediante maniobras selectivas de retirada mientras se combatía, sin perder en el proceso la formación de batalla.

La División Panzer Lehr y las unidades de las escuelas de carros (1943-1945) por Arthur W. Gullachsen (Royal Military College of Canada)

La División Panzer Lehr y las unidades de las escuelas de carros (1943-1945) por Arthur W. Gullachsen (Royal Military College of Canada)

Tras el cerco y destrucción del Sexto Ejército alemán en Stalingrado, el Tercer Reich entró en una fase de guerra total, lo que implicó una masiva expansión de la Panzerwaffe. A lo largo de 1943 se crearon nuevas formaciones tanto del Heer como de las Waffen SS, iniciándose el lento proceso de dotarlas de equipo, vehículos, personal y oficiales cualificados. Los esfuerzos de 1943 iban a dar como resultado la mayoría de las nuevas unidades que participaron en las campañas de 1944. El proceso de activación y despliegue en el frente de formaciones sacadas de los centros de instrucción alemanes, las unidades Lehr o de demostración y entrenamiento, y su posterior utilización en 1945 en situaciones de emergencia por parte del Ejército de Reserva (Ersatzheer, la organización de reemplazo del Ejército) fue una historia de aprovechamiento en tiempos de necesidad. Los primeros esfuerzos por incorporar estas tropas en las unidades del frente surgieron como respuesta a las demandas del Oberkommando der Wehrmacht (OKW), emitidas por el propio Adolf Hitler, quien en su directiva número 51, del 3 de noviembre de 1943, exigió que se reforzaran las unidades defensivas desplegadas en Francia para enfrentarse a la posibilidad de una invasión aliada.

SdKfz 251 y 250. Las bestias de carga por Dennis Oliver

SdKfz 251 y 250. Las bestias de carga por Dennis Oliver

Uno de los modelos de vehículo más importantes de las divisiones Panzer fueron los semiorugas de transporte de personal, que permitieron a los granaderos seguir y apoyar a los tanques hasta la misma zona de combate. La experiencia había enseñado a los alemanes que, sin el apoyo cercano de la infantería, los carros de combate eran vulnerables a pequeños equipos de cazacarros, e incluso a las ametralladoras de gran calibre. En consecuencia, los soldados de a pie debían disponer de los medios para acompañar a los Panzer al corazón de la batalla. A primeros de la década de 1930 la junta de investigación, desarrollo y suministro del Ejército (el Heereswaffenamt, HWA) consideró que la solución pasaba por los vehículos semioruga, una decisión influida casi con toda seguridad por los modelos desarrollados por Citroën-Kégresse que llevaban en servicio en el Ejército francés desde 1929. En Alemania, el desarrollo de este tipo de vehículos había comenzado a finales de la década de 1920, en gran parte de la mano de Heinrich Ernst Kniepkamp, un ingeniero asignado a la sección del HWA responsable de la investigación y desarrollo de vehículos acorazados (Waffenprüf 6, WaPrüf 6).

Combustible para la Panzerwaffe por Patrick J. Chaisson

Combustible para la Panzerwaffe por Patrick J. Chaisson

La invasión alemana de Polonia el 1 de septiembre de 1939 fue casi una completa sorpresa para los líderes políticos y militares de Europa pues pocos de ellos podían imaginar que un país tan industrializado pero pobre en recursos poseería los medios para llevar a cabo una guerra moderna y mecanizada. Más concretamente, nadie se creía que la Wehrmacht de Hitler tendría combustible suficiente como para ejecutar operaciones de combate a gran escala, ya que incluso las necesidades en tiempos de paz superaban la capacidad de producción interna del Reich. En 1938, un año antes del estallido de la guerra, al menos el 70 % del petróleo de Alemania provenía de pozos de otros lugares de Europa –especialmente de Rumanía– o del hemisferio occidental. Con la seguridad de que tras iniciarse las hostilidades las necesidades de combustible para uso militar aumentarían a la vez que las importaciones desde América cesarían a efectos prácticos a causa del inevitable bloqueo marítimo británico, uno de los elementos vitales del planteamiento estratégico de Hitler fue asegurarse fuentes de petróleo fiables.

Leo Geyr von Schweppenburg y el Panzergruppe West por Samuel Mitcham Jr.

Leo Geyr von Schweppenburg y el Panzergruppe West por Samuel Mitcham Jr.

Descendiente de la más rancia aristocracia militar alemana –dos de sus antepasados fueron mariscales de campo y tanto su padre como su abuelo habían alcanzado el generalato– el Reichsfreiherr Leo Dietrich Franz Geyr von Schweppenburg fue uno de los generales Panzer que se enfrentó a los aliados en el oeste, después del desembarco de Normandía. Con experiencia en las más duras batallas del frente del este, Geyr, como solían llamarlo, se encontró con serias dificultades para combatir contra sus nuevos enemigos. Una de ellas fue su incapacidad para entender lo que suponía el dominio del aire y hasta qué punto era absoluto el de los aliados anglosajones, otra fue su polémica con el mariscal de campo Rommel, quien, si tenía esa experiencia de la que Von Schweppenburg carecía, pero era un plebeyo al que el noble militar no estuvo, al principio, en disposición de escuchar. Finalmente, cabe destacar que aun siendo el comandante en jefe del Panzergruppe West nunca llegó a tener el control efectivo de las fuerzas acorazadas desplegadas en Francia, hasta que ya fue demasiado tarde.

Las últimas formaciones de Panzer por Pier Paolo Battistelli

Las últimas formaciones de Panzer por Pier Paolo Battistelli

En el verano de 1944 la Panzerwaffe se derrumbó. Sus divisiones fueron destruidas tanto en el frente oriental como en el occidental y, en consecuencia, se vieron incapaces de detener las ofensivas enemigas. Entonces cobró todo el sentido la idea de Hitler de crear una serie de pequeños Kampfgruppen acorazados, muy móviles, capaces de reaccionar rápidamente contra las vanguardias contrarias, propuesta que enunció por primera vez el 2 de julio de 1944 mientras se debatía la situación del Heeresgruppe Mitte. Tácticamente, estos Kampfgruppen tenían que ser más veloces y maniobreros que las grandes divisiones Panzer y, estratégicamente, debía ser más fácil y rápido crear una serie de pequeños grupos de combate que reorganizar una división acorazada, un proceso que requería retirarla del frente. Estos nuevos Kampfgruppen, que Hitler solicitó que fueran denominados brigadas, debían incluir un batallón de Panzergrenadiere montado sobre semiorugas blindados, un batallón mixto de Panzer y Panzerjäger y una compañía de Panzerjäger. Su fracaso llevó a la reconstrucción de las divisiones Panzer según dos nuevos modelos: el de 1944 y el de 1945, una división mixta que nunca se llegó a implementar.

Panzer IV. Últimas versiones del carro definitivo por Thomas Anderson

Panzer IV. Últimas versiones del carro definitivo por Thomas Anderson

En mayo de 1943, con 1927 ejemplares fabricados, se detuvo el montaje del Ausf. G para sustituirlo por la variante siguiente, el Ausf. H, que tenía varias mejores importantes. Por ejemplo, y ya en el transcurso de su producción –presumiblemente a partir de junio–, se modificó sustancialmente el blindaje frontal tanto en el casco como en la superestructura, instalando planchas sólidas de 80 mm. También se incrementó el blindaje del techo de la torreta, a 16 mm en el frente –antes era de 10 mm– y a 25 mm en la parte trasera; se sustituyó al mecanismo hidráulico de rotación de la misma por uno eléctrico y se implementaron otras simplificaciones. Además, a inicios del invierno de 1943 a 1944 se instaló un sistema de calefacción para el compartimento de la tripulación. La producción del Ausf. H terminó en febrero de 1944 tras alcanzarse los más de 2300 ejemplares, el siguiente modelo fue el Ausf. J, que tras la renuncia de Krupp tan solo tendría dos fabricantes: Vomag y la Nibelungenwerk. En esta variante, el engranaje eléctrico de rotación de la torreta fue sustituido por uno manual, aparentemente sin efectos negativos, aprovechándose el espacio que se ganó para instalar un depósito de combustible adicional de 200 l.

Michael Wittmann Tiger por Roman Töppel

Ases de los Panzer. Leyenda y realidad por Roman Töppel

Casi cualquier persona familiarizada con la historia de las divisiones Panzer conoce los nombres de sus carristas más célebres: Ernst Barkmann, Johannes Bölter, Otto Carius, Kurt Knispel y Michael Wittmann. Tanto en la literatura como en internet circulan listas con cifras insólitas de tanques enemigos destruidos, incluso se han llegado a escribir libros enteros sobre algunos de estos hombres. Aun así, la fiebre por los ases de la Panzerwaffe es, en realidad, un fenómeno propio de la posguerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, apenas ninguno de estos jefes de carro (Panzerkommandant) alcanzó una notoriedad similar a la que obtuvieron los más famosos pilotos de la Luftwaffe o los comandantes de submarinos. Sería después de la guerra y de que Carius se hiciera mundialmente famoso por sus memorias, Tigres en el barro, cuando el conocido autor alemán Franz Kurowski recuperó su historia publicando libros sobre los ases de los Panzer, primero bajo el seudónimo de Karl Alman y luego con su nombre real, contribuyendo así, de forma decisiva, a la veneración de estos carristas, aunque también a la elaboración de leyendas, pues adornó muchas de las historias que escribió o, incluso, fueron fruto de su propia imaginación.

Los servicios sanitarios en combate por Michael E. Haskew

Los servicios sanitarios en combate por Michael E. Haskew

La salud y el bienestar, la nutrición y la gestión de las enfermedades y de los pacientes y heridos y la evacuación de aquellos que exigían un tratamiento de mayor consideración que el que podía suministrarse en el propio campo de batalla estaban gestionados por el Cuerpo Médico del Ejército alemán (Sanitätsdienst des Heeres), que desarrolló un amplio programa de servicios sanitarios en todos los teatros de operaciones de la Segunda Guerra Mundial. Para proveer el mejor servicio sanitario en las adversas condiciones de combate fue esencial cubrir las necesidades del Cuerpo Médico, así como desarrollar y sostener un sistema de suministro y evacuación de óptimos resultados, especialmente en lo que al transporte se refiere. El personal y los procedimientos médicos de las divisiones Panzer y de Panzergrenadiere fue similar al de las divisiones de infantería, donde la capacidad para tratar a los heridos en combate empezaba por los propios soldados individuales. La organización del cuerpo sanitario incluía la presencia de un batallón médico en cada ejército, con unos 470 efectivos, capaz de controlar hasta cuatro hospitales de campaña, que se dividía en compañías que solían ser asignadas a las divisiones y supervisaban un único hospital.

La División Hermann Göring en Valmontone por Pier Paolo Battistelli

La División Hermann Göring en Valmontone por Pier Paolo Battistelli

El 23 de mayo de 1944, la 3.ª División de Infantería estadounidense, con la 1.ª Acorazada a su izquierda y la 1.ª Fuerza de Servicios Especiales (Special Service Force, SSF) a su derecha, atacó hacia Cisterna desde la cabeza de puente de Anzio. El ataque norteamericano había provocado una profunda crisis en el mando alemán. El 24 de mayo, la 715.ª División de Infantería había tratado sin éxito de crear una línea defensiva al norte de Cisterna, y lo mismo había sucedido con el intento de defender Giulianello con una pantalla de artillería y piezas contracarro. Al día siguiente, la división se derrumbó, la mayoría de los cañones fueron destruidos y el cuartel general se retiró a Artena, perdiendo el contacto con sus unidades que, prácticamente, acabaron disolviéndose. Entretanto, el LXXVI Cuerpo Panzer había ordenado a la División Hermann Göring (HG) que se desplegara por la zona y puso todas las demás unidades que fueran llegando bajo su mando. El Generalmajor Wilhelm Schmalz, jefe de esta gran unidad, llegó al cuartel general del LXXVI Cuerpo Panzer durante la noche del 25 al 26 de mayo. La situación con la que iba a tener que enfrentarse era extremadamente difícil.

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