“Guerra, paz y guerra” por Iñigo Alix Reynares
Tras la derrota rusa en la batalla de Friedland, Napoleón y el zar Alejandro I firmaron la paz de Tilsit por la que las dos potencias se comprometían a ayudarse militarmente, y Rusia se unía al bloqueo comercial contra Inglaterra. La colaboración inicial entre ambos imperios fue viéndose sustituida por un clima de mutuo recelo. Rusia no vio con buenos ojos los pasos para la creación de un estado polaco y sus comerciantes percibieron el sistema continental y el bloqueo a Inglaterra como una amenaza para sus negocios. En 1810, cuando el zar firmó una serie de decretos para incentivar el comercio ultramarino, entre otros estados con Inglaterra, la guerra era ya inevitable. Para Napoleón, la campaña de Rusia de 1812 y la derrota de su ejército –reorganizado y modernizado a marchas forzadas– era un paso necesario si quería someter a los británicos. Para llevar a cabo esta campaña levantó un ejército de medio millón de hombres, muchos de los cuales provenían de los estados aliados de Francia. El artículo viene acompañado por un mapa de Carlos de la Rocha y David Sancho Bello, que refleja la situación política en Europa al comienzo de la invasión de Rusia.
“La Grande Armée de 1812” por Pierre O. Juhel
Con gran parte de sus tropas empantanadas en el escenario hispano-portugués, afanadas en desalojar a los ingleses de Portugal y acabar con las guerrillas y diferentes ejércitos españoles, el emperador se vio obligado a levantar un nuevo ejército con el que llevar a cabo la proyectada invasión de Rusia. La Grande Armée de 1812 iba a consistir en una amalgama de fuerzas de muy diferente origen, donde los franceses constituirían solo una parte del contingente. El origen de estas fuerzas fue cuádruple: el Impero francés, los estados satélites, las potencias aliadas y los contingentes auxiliares, todos contribuirían con diferentes cantidades al esfuerzo de guerra. Fueron tropas de muy diferente calidad y origen, desde los veteranos procedentes de la Confederación del Rin, los ejércitos del Reino de Italia y el Gran Ducado de Varsovia, hasta los españoles del Regimiento José Napoleón, lusitanos de la Legión Portuguesa o croatas, ilirios y suizos. El artículo viene acompañado por una ilustración de José Luis García Morán en la que se analiza en detalle el equipo de la infantería de línea francesa.
“El dilema estratégico ruso.” por Oleg Sokolov, Sank-Peterburgski Gosudarstvenny Universitet
Entre 1810 y 1812 se presentaron al zar Alejandro más de 40 proyectos diferentes para hacer frente al ejército francés. Todos los oficiales con capacidad para manejar la pluma se empeñaron en elaborar diversos planes: algunos quiméricos, otros no tanto, pocos realistas. Sin embargo, cuando Napoleón avanzó con su ejército sobre la frontera, se hizo evidente que la retirada era la única opción posible para los rusos. De este modo, aunque las circunstancias forzaron al zar a emprender una táctica defensiva contra los franceses, internándose en Rusia, encontramos a generales del alto mando, como Bagration, que hasta el 8 de junio siguieron instando al zar a atacar a Napoleón cuanto antes.
“Del Niemen a Smolensko. En búsqueda de la batalla definitiva” por Jacques Garnier, Institut Napoléon
En 1812 la innovación estratégica napoleónica se muestra insuficiente ante los nuevos desafíos que se plantean, y el emperador se inclinará por utilizar la superioridad numérica para suplir sus flaquezas, apareciendo dos grandes problemas que tendrán gran importancia en la campaña de Rusia: una maniobrabilidad casi nula y una logística inmanejable. Paralelamente, Napoleón va a delegar progresivamente responsabilidades militares en su familia, como su hermano Jerónimo o su hijastro Eugenio de Beauharnais. Tras cruzar el río Niemen con el objetivo de envolver al cuerpo principal ruso al mando de Barclay, el ejército francés fue sorprendido por una sucesión de lluvias y olas de calor extremo que acabaron con el 50% del II y IV cuerpos de ejército y el 30% del I y el III. Mientras, el ejército ruso rehuyó constantemente el combate, retirándose primero a Vítebsk y, posteriormente, a Smolensko.
“Acercamiento logístico a la campaña de Rusia de 1812” por Jean Francçois Brun, Université Jean Monnet
La campaña de Rusia se ha hecho célebre por el enorme número de bajas sufrido por el ejército francés: 300 000 muertos o desaparecidos, 100 000 prisioneros y 30 000 desertores, de entre los 450 000 combatientes desplegados por la Grande Armée. Por ello, a pesar de una preparación minuciosa, la expedición supuso un fracaso logístico para el Imperio. Hasta tal punto fue vital la logística, que la definitiva derrota francesa en el escenario ruso se debió más a la carencia de víveres que a la incidencia del frío.
“La batalla por Smolensko” por Andreï Popov, Souvenir Napoléonien International (FINS)
Con el objetivo de arrastrar al escurridizo Barclay a una batalla campal, Napoleón cruzó el Dniéper el 14 de agosto de 1812, poniendo cerco a la ciudad de Smolensko. En el terrible combate por la ciudad hubo cargas de caballería, minas, asaltos y ataques a bayoneta calada, todo ello bajo un bombardeo incesante que haría arder la ciudad en un espectacular incendio. Aunque Napoleón no consiguió forzar al ejército ruso a una batalla campal, Smolensko era la llave hacia Moscú, y su pérdida causó una gran aflicción en el ejército y la sociedad rusos. Acompaña al artículo dos mapas de los combates por Smolensko durante los días 16 y 17 de agosto, realizados por David Sancho Bello.
“Contra la leyenda de Napoleón. Las memorias de Philippe-Paul de Ségur sobre la campaña de Rusia” por Francisco Gracia Alonso, Universitat de Barcelona
A través de la obra y figura de Philippe-Paul de Ségur podemos seguir el enfrentamiento en torno a la figura de Napoleón en la misma Francia. La lucha entre las posturas enfrentadas por ensalzar al emperador o criticar sus actos quedó patente en el duelo entre Ségur y el apologista de Napoleón, Gaspard de Gourgaud, en el que el primero quedó herido. Ségur criticó severamente la incapacidad de algunos mandos franceses, las debilidades logísticas surgidas durante la campaña y las deficiencias de los veteranos, al tiempo que no dudó en reflejar las virtudes del resistente pueblo ruso y lo acertado de la estrategia escogida por Barclay, del que nos dijo incluso que era alabado entre la oficialidad francesa.
“La batalla de Valútina-Lubino” por Andreï Popov, Souvenir Napoléonien International (FINS)
En Valútina-Lubino los errores del mando ruso condujeron a una ajustada derrota rusa, paliada en parte por la resistencia de las tropas y la presencia del general en jefe. Se ha considerado este choque como una serie de “combates de contención”, que dieron como resultado un número de bajas similar en ambos bandos (en torno a 6000 hombres) y que, de nuevo, mostró las carencias del mando napoleónico, que sufrió la ausencia del emperador, y las deficiencias propias de un mando triple de las tropas. En esta batalla quedó claro para los franceses que se enfrentaban a una larga guerra que no podrían solucionar con un gran encuentro campal. Acompañan al artículo un mapa de los combates realizado por David Sancho Bello y una ilustración de Zvnonimir Grbasic.
Tríptico: La campaña de Rusia. El avance sobre Moscú
En el tríptico obra de Carlos de la Rocha se analizan en profundidad la campaña de Rusia de 1812: desde la partida desde el Gran Ducado de Varsovia hasta la entrada de Napoleón en Moscú hasta la entrada en Moscú.
Y además, introduciendo el n.º 22: “La campaña de Bretaña (1590-1598)” por Manuel Gracia Rivas, Centro de Estudios Borjanos
En este episodio clave del apoyo español a la liga Católica francesa, se entremezclan los intereses de la Monarquía Hispánica por influir en la zona y contar con un puerto seguro desde el que poder atacar Inglaterra, con la necesidad de apoyos de los católicos franceses. El Tercio de Juan del Águila protagonizará la aventura en Bretaña, en la que el difícil carácter del maestre de campo dificultará cualquier intento de cooperar con el duque de Mercoeur, al mando de las tropas ligueras. Pese a brillantes acciones como la batalla de Craón, los problemas anteriores y la falta de recursos impidió grandes avances en este escenario hasta la firma de la Paz de Vervins en 1598, que terminó con toda presencia española en la costa francesa. Acompaña al artículo un mapa de la campaña obra de Carlos de la Rocha.