La Guerra de Vietnam estaba ganada. En los pasillos de la Casa Blanca se hablaba ya de ir reduciendo la presencia estadounidense en dicho país del sudeste asiático, la población seguía apoyando la intervención en las encuestas, incluso con más medios y efectivos, y el presidente Lyndon Johnson estaba pensando ya en su reelección. Curiosamente, el Gobierno de Hanói compartía con el de Washington la sensación de victoria. Después de meses de combates había llegado el momento de lanzar una gran ofensiva, la cual provocaría un levantamiento en masa de la población sudvietnamita contra el gobierno de Nguyen Van Thieu y forzaría la retirada de las tropas norteamericanas del país por falta de legitimidad. Aprovechando que en Vietnam la fiesta del Tet lleva años siendo motivo de un alto el fuego, el Gobierno de Le Duan había decidido aprovechar los permisos de los soldados, que marchaban a sus casas a celebrar el año nuevo lunar, para ganar la guerra. Así, el 31 de enero de 1968 el Ejército Popular de Vietnam del Norte y el Viet Cong salieron de sus bases para desencadenar la ofensiva del Tet y golpear a sus enemigos de un extremo al otro del país. Uno de los blancos elegidos fue la antigua capital imperial de Hué. En una noche de furia, las tropas comunistas se infiltraron en la ciudad, prácticamente indefensa, y casi se hicieron con el control de la misma. Solo dos pequeñas ubicaciones se les resistieron: el complejo del MACV (el organismo de asesoramiento estadounidense) al sur del río Perfume y el cuartel de Mang Ca, dentro de la ciudadela. Desde allí los Marines estadounidenses y los soldados de la 1.ª División sudvietnamita iniciaron el proceso de reconquista. La batalla de Hué convertiría calle a calle y edificio a edificio en un amasijo de ruinas mientras la población civil, purgada por unos y sometida a los bombardeos de los otros, trataba de sobrevivir escondiéndose en los sótanos y en edificios señalados, como las iglesias o la universidad. Cuando la batalla terminó, el 24 de febrero, la antigua ciudad imperial había sido destruida, al igual que la fe en la victoria de los ciudadanos estadounidenses y la ilusión comunista de que la población del sur se alzaría en masa contra el régimen de Saigón. La Guerra de Vietnam entraba en una nueva fase.
Vietnam, 1967. El año del estancamiento por Gregory A. Daddis (San Diego State University)
El año 1967 comenzó como muchos otros de la larga y mortífera guerra librada por los estadounidenses en Vietnam del Sur. Mientras los soldados y marines aliados recorrían las zonas rurales en busca del elusivo enemigo comunista, el 8 de enero, el Mando de Asistencia Militar en Vietnam (MAC V, Military Assistance Command, Vietnam) estadounidense lanzó una ofensiva de envergadura, la Operación Cedar Falls, una enorme empresa, de nivel cuerpo de ejército. Dos divisiones de infantería, una brigada aerotransportada y un regimiento de caballería descendieron sobre el Triángulo de Hierro, región que un oficial veterano había definido como “un paraíso selvático para las guerrillas que operaban contra Saigón”. Primero, los B-52 ejecutaron un bombardeo de saturación sobre la zona, antes de que las baterías de artillería desencadenaran sus barreras de fuego, preparando el avance de la infantería. Los helicópteros artillados escoltaron a los Hueys cargados de tropas al interior de un campo de batalla que ya era caótico.
El Tet y la estrategia de Hanói por Edward J. Erickson (International Research Associates)
Durante muchos años los historiadores han pensado que el arquitecto de los planes y la estrategia de Vietnam del Norte para la ofensiva del Tet de 1968 fue el general Vo Nguyen Giap, quien anteriormente había dirigido a los comunistas vietnamitas en la victoria contra los franceses; sin embargo, trabajos más recientes basados en los archivos norvietnamitas indican que los responsables del plan final para la ofensiva del Tet fueron el secretario general del Partido Comunista Le Duan y el general Van Tien Dung, y que el proceso de toma de decisiones relacionado con la formulación del plan fue profundamente político, más que militar. El resultado fue un plan que, si bien resultó derrotado en el campo de batalla, al final tuvo éxito a nivel político. Para lograr la victoria, el norte debía derrocar al régimen de Saigón y expulsar a sus aliados, por lo que, en lugar de uno, aspiraba a conseguir dos objetivos estratégicos.
Hué: la conquista inesperada por Cody Billock (Ohio University)
En enero de 1968 el Partido de los Trabajadores de Vietnam (el Partido Comunista) desencadenó la ofensiva del Tet, cuya batalla más brutal y sangrienta se desarrolló en las históricas calles de Hué, en Vietnam central. La ciudad estaba estratégicamente situada, en una estrecha llanura costera entre el mar de la China Meridional al este y los montes Truong Son al oeste. La carretera Nacional 1, que cruzaba esta planicie costera de norte a sur, era una ruta vital que nacía en el lejano extremo meridional del país, cruzaba el peligroso paso de montaña de Hai Van, en la frontera con la provincia de Thua Thien, para llegar a Hué y luego continuar por la costa hacia la provincia septentrional de Quang Tri, la Zona Desmilitarizada y la República Democrática de Vietnam. En el teatro de operaciones de este mando los objetivos del Ejército Popular de Vietnam (EPVN) eran dos: el primero era derrotar a los estadounidenses en Khe Sanh, y el segundo era “liberar” la ciudad de Hué.
Tácticas de armas combinadas y técnicas de combate en la batalla de Hué por Louis A. DiMarco (U. S. Army Command and Staff College)
Los analistas militares han establecido que una fuerza atacante debe tener una proporción de fuerzas de tres a uno para obtener la victoria. También han afirmado que esta relación ha de ser mucho más elevada en terreno urbano a causa de las ventajas naturales que este entorno otorga al defensor. La doctrina actual del Ejército estadounidense y del Cuerpo de Marines indica que en zona urbana “las misiones ofensivas requieren una proporción entre tres y cinco veces mayor en densidad de unidades que para misiones similares en terreno despejado”. Sin embargo, en la batalla de Hué los Marines se impusieron con una ventaja cuantitativa mucho menor y, en algunos casos, incluso atacaron en desventaja. La explicación confirma una de las claves fundamentales del éxito en un campo de batalla urbano, y debe orientar la conducción del combate en zonas edificadas en el siglo XXI. Las tácticas de armas combinadas fueron la razón principal del éxito de los Marines, pues les proporcionaron ventaja en potencia de fuego que compensó su inferioridad numérica a lo largo de la batalla.
No se manda a perdedores a los sitios difíciles por George J. Veith
Numerosos trabajos han detallado los encarnizados combates, bloque por bloque, protagonizados por los Marines para recuperar Hué, pero curiosamente se ha escrito muy poco sobre la también intensa batalla librada para despejar las zonas rurales de las afueras. Incluso en las narrativas del EPVN las menciones son limitadas, ya que se centran en los sucesos del interior. Sin embargo, el esfuerzo de los elementos de la 3.ª Brigada de la 1.ª División de Caballería para cortar las líneas logísticas del EPVN a la ciudad y evitar el abastecimiento y el refuerzo de sus tropas provocó intensos combates, entre ellos una desesperada maniobra del 2.º Batallón del 12.º Regimiento de Caballería para escapar de una trampa mortal del EPVN, que lo rodeó y estuvo a punto de destruirlo. Fuera de Hué, el recién renombrado 8.º Regimiento del EPVN tendría la responsabilidad de dar apoyo a las fuerzas que combatían en el interior. Se trataba de una unidad que había estado ejecutando tareas de reconocimiento en el campo de batalla cercano a Khe Sanh cuando, repentinamente, el 20 de enero se le ordenó trasladarse al sur, hasta Hué.
La batalla por la ciudad imperial por Cody Billock (Ohio University)
El general Ngo Quang Truong, comandante en jefe de la 1.ª División del ERVN, envió una llamada de socorro a las unidades más cercanas para que volvieran a Mang Ca, y estas se movilizaron de inmediato para acudir al rescate del cuartel general asediado. Desde el distrito de Phong Dien, cerca de la provincia de Quang Tri, al norte, llegaron el 7.º y el 2.º batallones paracaidistas, que avanzaron por el este y el oeste de la Nacional 1, y un escuadrón del 7.º de Caballería (acorazada). Mientras, ese mismo 31 de enero por la mañana, al sur del río, el ERVN y los Marines estadounidenses movilizaron las fuerzas que tenían en la base aérea de Phu Bai. El 7.º de Caballería (acorazada) y dos batallones del 3.er Regimiento ascendieron por la Nacional 1 mientras los Marines desplegaban la Compañía A del 1.er Batallón del 1.º de Marines (A/1/1.º), que también se desplazó hacia el norte por la rue sans joie, un nombre muy apropiado dado que los Marines sabían muy poco de las posiciones enemigas y la compañía tuvo que avanzar a ciegas.
La masacre de Hué por Olga Dror – Texas A&M University
Los comunistas que habían entrado en la ciudad tenían órdenes de eliminar a todos los que hubieran colaborado con la Administración survietnamita, o bien físicamente o bien por medio de la reeducación. La gente que volvió de las montañas para apoyar a las unidades comunistas –muchos de los cuales habían sido estudiantes universitarios y tenían cuentas pendientes contra antiguos amigos y conocidos que se habían puesto de parte de las autoridades en contra del “movimiento de lucha”– estaba disponible para aportar una dirección local bien informada al planificado levantamiento. También, apoyados por las armas de las fuerzas invasoras, fueron importantes a la hora de cazar a los enemigos de la revolución y organizar procesos judiciales contra ellos. Cuadros civiles, acompañados por escuadrones de ejecución, debían reunir y eliminar a determinadas personas clave, cuya muerte debilitaría enormemente al aparato de gobierno. Los arrestados eran llevados ante tribunales irregulares cuyos juicios, públicos, duraban unos diez minutos y no se conoce ningún veredicto que no fuera de culpabilidad.
Tet ¿Victoria o derrota? por Nathan R. Packard (Marine Command and Staff College)
Por un lado, están quienes consideran que el Tet fue un triunfo rotundo del Frente de Liberación Nacional y del EPVN por su planificación, por el alcance de los ataques y porque golpearon áreas hasta entonces consideradas seguras, como la Embajada estadounidense en Saigón. Los protagonistas y los investigadores posteriores que mantienen este punto de vista indican que el MACV y su jefe, el general William C. Westmoreland, se centraron en exceso en el asedio de Khe Sanh y la ofensiva los pilló por sorpresa. También sugieren que poco después del inicio de esta, en febrero y marzo de 1968, el presidente Lyndon B. Johnson promovió una reevaluación estratégica que concluyó que una escalada continuada del esfuerzo de guerra no iba a favor de los intereses de Estados Unidos. Por otro lado, otros, Westmoreland incluido, argumentan que la inteligencia estadounidense conocía el inminente ataque y que las fuerzas norteamericanas y del ERVN estaban posicionadas para derrotarlo. Más aún, señalan que el Tet fue un rotundo revés estratégico para Hanói, porque las fuerzas comunistas fracasaron en su objetivo de provocar un alzamiento a gran escala que derribara al Gobierno survietnamita.
