Fuera de las callejuelas estrechas y los barrios modestos que visitamos en un número anterior, ahora podemos quitarnos nuestra paenula y caminar con paso altivo por la gran urbe marmórea de blancos y relucientes templos y lujosas residencias aristocráticas donde habitaban los ricos en Roma. Acudiremos al foro para cumplir con nuestras aspiraciones políticas y pagaremos infraestructuras y espectáculos que mantengan el equilibrio social establecido. Podremos retirarnos al campo, a una villa residencial construida en algún lugar paradisíaco de la costa italiana. Sin embargo, esto distaba mucho de la realidad. Esta estaba condicionada por las luchas políticas entre familias poderosas, el caos de la capital, un imperio que no alcanzaba a desarrollar su órgano administrativo lo suficiente como para controlar unas fronteras que se iban expandiendo año tras año y unos gastos ostentosos que, en ocasiones, ponían en aprietos a las familias libertas.
Entre Catón y Lúculo. De los mores maiorum al luxus asiaticus por David Vivó Codina (Universitat de Girona)
“A menudo me habéis oído quejarme de los gastos de las mujeres y también de los hombres, no solo de los ciudadanos particulares, sino de los magistrados; y de que la ciudad estaba aquejada de dos vicios contrarios: la codicia y el despilfarro, plagas estas que dieron al traste con los grandes imperios. Cuanto mejor y más brillante es cada día que pasa la situación del país, y cuanto más se ensancha nuestro imperio –y ya hemos penetrado en Grecia y Asia, llenas de todos los atractivos del placer, e incluso ponemos nuestras manos sobre los tesoros de los reyes–, más me estremezco por temor a que todo esto nos esclavice en lugar de hacernos nosotros sus dueños. Las estatuas procedentes de Siracusa, creedme, fueron enseñas enemigas introducidas en nuestra ciudad. Son ya demasiadas las personas a las que oigo ponderar en tono admirativo las obras de arte de Corinto y Atenas y reírse de las antefijas de arcilla de los dioses romanos. Yo prefiero que nos sean propicios estos dioses, y confío en que seguirán siéndolo si permitimos que permanezcan en sus moradas”. (Tito Livio, Ab urbe condita, XXXIV.4. 1-5; trad. J. A. Villar, BCG, 2001).
Los políticos y el dinero en la Roma republicana. El caso de Cicerón por Francisco Pina Polo (Universidad de Zaragoza – Grupo de Investigación Hiberus)
En la Roma republicana el poder político estaba restringido a las ricas familias de terratenientes, que a su vez utilizaban su influencia en la vida pública para acrecentar su patrimonio. Como se trataba de un sistema en el que la política no estaba remunerada, los ricos de Roma como nuestro protagonista, Marto Tulio Cicerón, eran los únicos capaces de costearse la participación en esta profesión. Para los aristócratas como Cicerón, dinero y poder iban de la mano: la riqueza abría el camino hacia el progreso político, y este permitía consolidar las amistades e influencias necesarias para seguir aumentando la propia hacienda.
Del bolsillo de los ricos. Los orígenes del evergetismo romano y su perduración imperial por Joaquín Ruiz de Arbulo (Universitat Rovira i Virgili – Institut Català d’Arqueologia Clàssica)
Los romanos, recordaba el griego Polibio, acostumbraban a repartir de forma equitativa entre las tropas botines de guerra (manubiae) en función de los diferentes grados del ejército. Lógicamente, una parte fundamental en este reparto se reservaba para el imperator o magistrado al mando de la campaña, y tal cosa significaba cantidades ingentes de dinero si pensamos tan solo en que los miles de prisioneros se vendían inmediatamente como esclavos a los traficantes. Por parte de estos magistrados, la tradición establecía la costumbre de dedicar una parte de las fortunas así obtenidas para la construcción de grandes templos en ocasión de la celebración pública de sus triunfos o en cumplimiento de promesas hechas durante la campaña.
Caídos en desgracia. Deudas, patrimonio e infamia en la Antigua Roma por Marta García Morcillo (Roehampton University)
“[…] aquel cuyos bienes han sido entregados a otro por orden de un edicto, pierde junto a ellos también su fama y reputación. Aquel cuyo nombre aparece en anuncios por los lugares más frecuentados, ni siquiera puede morir en silencio y en la oscuridad […] aquel que oye la voz del subastador proclamando y fijando precios, sufre en vida el más cruel de los funerales” (Cicerón, Pro Quinctio, 50). Las deudas eran un mal endémico que condujo a muchos ricos en Roma a la pérdida de todas sus propiedades, un hecho que si bien hundió a algunas grandes familias, fue aprovechado por subastadores, banqueros y compradores para enriquecerse con la miseria de sus semejantes.
Vida de campo. El lujo y el ocio en las villae romanas por Lluís Palahí (Universitat de Girona – LAP)
La villa romana, concebida originalmente como centro de la hacienda agrícola, terminaría convirtiéndose en un espacio residencial privilegiado muy valorado por los ricos en Roma. La influencia oriental, especialmente griega, introdujo nuevas formas de ver el ocio, y los valores romanos de servicio al estado fueron quedando relegados al olvido. El campo era el lugar ideal para cultivar las actividades elevadas, y las villas rurales se convirtieron en residencias donde reposar y distraerse de la vida urbana. Las impresionantes obras arquitectónicas que se extendieron por grandes zonas del Imperio como el Golfo de Nápoles, y que costaron auténticas fortunas en su época, dan fe del amor de los romanos por estas villas.
Uso y abuso de los esclavos en la Antigua Roma por Jerry Toner (Churchill College – Cambridge University)
A los romanos les encantaba tener esclavos. Cuanto más rico era el romano, más esclavos poseía en sus haciendas y en sus casas. No se trataba solo de economía productiva, sino también de comodidad. Así, a los esclavos domésticos se les pedía cualquier tipo de tarea que hiciera más placentera la vida de su amo y su familia. Pero también se trataba de estatus. Una casa bien arreglada repleta de siervos ofrecía una poderosa imagen de la importancia de su amo en el mundo. Este artículo tratará de explicar por qué la posesión de esclavos fue tan popular entre los ricos en Roma.
Trimalción y el arquetipo del liberto enriquecido. Los augustales y su lugar en la economía romana por Lindsey Vandervoorde (Universiteit Gent)
Cuando la mayoría de la gente piensa en los romanos de época imperial, lo suele hacer a partir de películas como Espartaco, Gladiator o quizás de la serie de la BBC, Roma. Se imaginan una sociedad violenta, propensa a la guerra, gobernada por hombres corruptos hasta la médula y sin moral alguna. La historia de los “grandes hombres” es analizada una y otra vez. Pero ¿por qué tenemos tal imagen de una sociedad floreciente, que nos ha dado nuestro sistema legal actual o ha inventado la depuración de las aguas y el ladrillo? Los miembros de la élite fueron los responsables de escribir las fuentes literarias que se conservan a día de hoy, pero las vicisitudes de la vida cotidiana en el Imperio se ocultan en otras fuentes como las inscripciones; textos que gente corriente escribió en piedra o bronce para preservar su memoria. En este artículo hablaremos de cómo un texto literario en particular, el Satiricón de Petronio, ha contribuido a distorsionar nuestra idea acerca del rol económico desempeñado por un importante grupo de la sociedad local de las ciudades imperiales: los augustales.
El banquete romano y sus excesos por Juana María Huélamo y Josep Maria Solias (KuanUm)
Como tantas otras costumbres en Roma, los banquetes evolucionaron entre los legendarios tiempos primitivos de Roma, y el Imperio. Aunque la moderación ante cualquier circunstancia vital era uno de los pilares de la ética romana, a partir del siglo III a. C., esta moderación va a verse alterada por las influencias griegas, y la cantidad y calidad de los banquetes irán aumentando paulatinamente. La mesa era además un lugar donde socializar y mostrar a los demás la riqueza e influencia de los ricos en Roma, y en aras de conseguirlas el gasto en estos eventos fue aumentando dejándonos episodios tan ridículos como el de aquel amigo de Nerón que gastó cuatro millones de sestercios solo en adquirir las flores de un banquete.
Y además, introduciendo el n.º 9: Sefardíes en Rodas y Salónica. Un viaje al siglo XV durante el Crucero Universitario por el Mediterráneo de 1933 por Francisco Gracia Alonso (Universitat de Barcelona)
En el verano de 1933, el Ministerio de Educación aprobó la realización de un crucero de estudios por el Mediterráneo. 190 estudiantes y profesores de las facultades de letras de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Salamanca tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano las culturas del presente y pasado mediterráneos en un viaje que marcó a dos generaciones de arqueólogos, historiadores, arabistas, literatos y arquitectos. El carácter político y de embajada cultural del viaje cobró especial relevancia al tomar contacto con las comunidades de judíos sefarditas en Jerusalén, Rodas y Salónica, herederas del legado de sus antepasados de la Península, y que conservaban aún, para sorpresa de los españoles, el lenguaje y muchas de las tradiciones de los antiguos sefarditas.