A finales del siglo XIX Pierre de Coubertain decidió recuperar una tradición largamente perdida, la de los Juegos Olímpicos inspirados en las primeras Olimpiadas. El deporte y la competición se usaban, por encima de las victorias individuales, para afirmar una serie de valores y una identidad compartida, que permitiera a los distintos Estados sentirse parte de un mundo común, solidario y colaborativo. En el mundo griego los festivales, religiosos y deportivos, habían tenido esa misma idea de pertenencia, de demostración de helenidad y de una comunidad más allá de las diferencias o conflictos. Ahora bien, precisamente por eso también los distintos festivales panhelénicos, en los que podía participar cualquier griego, fueron atractivos para los márgenes de dicho mundo, para las ciudades y regiones que querían demostrar que no eran bárbaros. Luego, los romanos también aprovecharon y potenciaron estos juegos, lo que permitía a los griegos considerarles una ciudad griega más. El más importante de estos festivales fue el de Olimpia, cuya primacía se respetó, básicamente, hasta su desaparición en época tardoantigua, cuando la imposición del cristianismo acabó con los templos y festividades paganas. Los Juegos y Olimpia se sumirían pronto en las brumas de la historia, hasta que el descubrimiento del santuario y la recuperación del espíritu olímpico volvieran a encender la llama en sus altares.
Los Juegos Olímpicos. Orígenes, interacciones políticas y tregua sagrada por César Fornis (US)
Las competiciones (agones) atléticas, como las teatrales, suelen asociar sus orígenes a centros oraculares, y Olimpia no fue una excepción. Estrabón nos dice que allí Zeus tuvo un oráculo (manteion), hasta que el dios enmudeció. Según Pausanias, era Gea, la diosa Tierra, quien se manifestaba. En efecto, Gea, Temis y otras divinidades ctónicas eran ya veneradas antes de que numerosas figuritas de terracota atestiguaran la introducción del culto a Zeus en el siglo X a. C., durante la llamada Edad Oscura.
Las pruebas de los Juegos Olímpicos por Rocío Gordillo Hervás (UPO)
Las primeras Olimpiadas se llevaron a cabo en el año 776 a. C., con una única prueba de velocidad denominada estadio (stadion). A lo largo del tiempo y de las diferentes ediciones se fueron incorporando nuevas competiciones, pero no fue hasta el siglo III a. C. cuando el programa olímpico tomó su forma definitiva, siendo este el resultado de la eliminación o la introducción de pruebas, o incluso la inserción de una nueva categoría de edad para ofrecer a los más jóvenes la oportunidad de medir sus fuerzas, lo que conllevaba la duplicación de alguna de las competiciones.
Atletas y sacrificios por Soteria T. Yiannaki (University of Athens)
¡Oh Madre de los certámenes de áureas coronas, Olimpia, reina de la verdad!, donde varones adivinos, atisbando en llameantes ofrendas, tantean el designio de Zeus señor de los rayos, por si tiene oráculo alguno acerca de los hombres que en su corazón se esfuerzan por lograr recompensa de grandes virtudes y respiro después de fatigas.
Píndaro, Olímpicas 8.1-8
Asistir a las Olimpiadas por Thomas Heine Nielsen (Københavns Universitet)
Uno de los pilares más importantes en los que descansaba la fama de Olimpia tuvo que ser la multitud congregada cada cuatro años para contemplar los rituales y competiciones en honor a Zeus Olímpico: cuando regresaban a sus hogares, los visitantes contarían en detalle las visitas y eventos a sus familias y conciudadanos. Sin embargo, no se conocen demasiados detalles sobre estos espectadores, ya que las fuentes que iluminan este aspecto crucial del festival son escasas. En consecuencia, lo que vamos a contar es una especie de mosaico impresionista basado en retazos de evidencias que no siempre se refieren al mismo periodo ni, algunas, específicamente a Olimpia.
Olimpia. Monumentos y arqueología del santuario panhelénico por András Patay-Horvath (Eötvös Loránd University)
En un principio, el famoso santuario de Olimpia no era más que un bosque sagrado situado en la confluencia entre los ríos Alfeo y Cládeo en la antigua Elis (hoy Ilia), en el noroeste del Peloponeso. En la Edad del Bronce (III-II milenios a. C.) ya existían algunos grandes edificios, y las excavaciones han desvelado un túmulo superficial y algunos enterramientos, pero no se han encontrado evidencias claras de ninguna actividad cultual. Las Olimpiadas se establecieron seguramente más tarde, ya al principio de la Edad del Hierro. La tradición clásica dató los primeros en el 776 a. C., que consistieron solo en una carrera corta que ganó un personaje local, Corebo de Elis, pero esa fecha es fruto de especulaciones posteriores durante la Antigüedad, y carecemos de evidencias acerca de las primeras competiciones.
Juegos panhelénicos e identidad griega por Adolfo Domínguez Monedero (UAM)
Es un hecho bien sabido que los juegos y festivales que se celebraban en Grecia en torno a los dioses tenían, además de un sentido religioso, muchas otras connotaciones. Puesto que se trataba de competir para demostrar la excelencia del vencedor, cuyo esfuerzo iba consagrado y dedicado al dios o diosa que presidía la celebración, una victoria podía acabar alcanzando una resonancia que iba más allá del hecho religioso en sí. Los que competían procedían de múltiples ciudades, por lo que la victoria de un atleta se veía como el éxito de la ciudad o polis de la que procedía el vencedor.
Mujeres en los juegos por María Dolores Mirón (UGR)
Las mujeres estuvieron presentes en los juegos de la antigua Olimpia. Aunque los Juegos Olímpicos eran, en principio, asunto exclusivo de hombres, el veto a su asistencia como espectadoras debe ser matizado, y conocemos algunos ejemplos de mujeres vencedoras. Por otro lado, en el santuario de Olimpia también hubo competiciones de mujeres en honor de la diosa Hera.
Los Juegos Olímpicos en tiempos de Roma por Onno van Nijf (University of Groningen)
Los antiguos Juegos Olímpicos tuvieron más de un milenio de historia. Tradicionalmente su fundación se remonta al siglo VIII a. C., y continuaron hasta el siglo V d. C., aunque, en realidad, las fechas exactas no son fáciles de establecer. Durante todo este tiempo su programa permaneció notablemente estable; cada cuatro años, en medio del verano los atletas se reunían para competir en una serie de disciplinas atléticas y ecuestres tradicionales. Duraban menos de una semana, pero aun así conformaron el núcleo del mundo atlético griego. Muchos de los estudios sobre los Juegos Olímpicos en la Antigüedad se concentran en el periodo clásico, lo cual es sorprendente, porque el deporte griego y la cultura de los festivales floreció en tiempos tardíos. En época romana, Olimpia fue el activo centro de una red de festivales que abarcaba todo el Imperio y que se extendía de Italia hasta el levante asiático y Egipto. Este artículo pretende arrojar luz sobre lo que podría considerarse como las primeras Olimpiadas en este periodo.
