En la Europa del siglo XII, los reinos occidentales vivieron una época de auge e innovación en la cultura y el saber. La razón repercutiría sobre la fe hasta el punto que se produjo una importante transformación en la Iglesia cristiana que conllevaría el surgimiento de nuevas percepciones de la religiosidad y la devoción. Junto a aquellos nuevos ideales, se erigirían las altas bóvedas de cientos de catedrales y monasterios que poblaron la geografía urbana y rural. Este primer gótico tardó un cierto tiempo en asentarse a la península ibérica, pero lo hizo precisamente en un momento en el que los reinos cristianos estaban en su máximo apogeo e iban expandiendo su territorio a costa de los territorios de mayoría musulmana. Entre las obras más señeras se ha solido destacar a las tres grandes catedrales del momento –Burgos, Toledo y León–, pero antes que estos hubo otros edificios ya concebidos sobre estos mismos parámetros, tras un periodo de ensayo de las nuevas fórmulas constructivas y las posibilidades que estas ofrecían. A resultas de ello, la sociedad cristiana hallaría una nueva forma de acercarse a lo divino desde un lugar más próximo y comprensible.
Europa en el siglo XII. La cuna del gótico por José Manuel Cerda (Universidad de los Andes)
¿Qué podrían tener en común los filósofos Pedro Abelardo y Anselmo de Canterbury, el maestro Graciano de Bolonia, la mística Hildegarda de Bingen, los abades Pedro el Venerable, Suger de Saint-Denis y Bernardo de Claraval, el emperador Federico Barbarroja, la reina Leonor de Aquitania, el cruzado Ricardo Corazón de León, el novelista Chrétien de Troyes y los santos Francisco de Asís y Domingo de Guzmán? Todos estos conocidos personajes de la Edad Media vivieron en el siglo XII. ¿Se trata de una mera coincidencia temporal, o es que su extraordinaria contribución a la cultura europea no fue solo causa, sino también consecuencia de un momento muy decisivo de la historia?
Sobre firmes pilares. Los comienzos del gótico en la península ibérica por Pablo Abella Villar
La introducción en la península ibérica de la arquitectura gótica, revolución constructiva de origen francés, fue un proceso complejo que dio comienzo en el reino de Castilla en las décadas finales del siglo XII, bajo un decidido patronazgo regio y eclesiástico. Las construcciones del primer gótico peninsular, como la catedral de Cuenca y el monasterio de Las Huelgas de Burgos, abonaron el terreno para que, entrados ya en el siglo XIII, fueran edificados algunos de los ejemplos señeros peninsulares de la nueva arquitectura, como serían las catedrales de Burgos, Toledo y León, destacados símbolos de la modernidad arquitectónica de su época.
La catedral gótica y la ciudad en los reinos hispánicos por Jesús Ángel Solórzano (UNICAN)
La presencia eclesiástica en las ciudades y villas de los reinos cristianos peninsulares fue esencial tanto en su génesis como en su desarrollo económico, social y cultural a lo largo de la Edad Media. La historia de las catedrales ayuda a comprender la de las ciudades, hasta el punto que ambas se identifican. La catedral es el edificio donde el obispo tiene su cátedra, una copia de la organización administrativa de Roma, que colocó a estos prelados en las ciudades para, a través de ellas, expandir el cristianismo como nueva religión oficial del Imperio a partir del siglo IV. Las sedes episcopales permitieron la supervivencia de muchas ciudades durante la Alta Edad Media pese al retroceso del fenómeno urbano que se produjo en Occidente a partir del siglo III. Desde el siglo X, el desarrollo de nuevas sedes se acompañó de un lento surgimiento de nuevos centros urbanos.
Los constructores del primer gótico por Miguel Sobrino
En arquitectura, la irrupción del gótico fue mucho más que un cambio de estilo: a partir de la experiencia del románico, la construcción gótica no supuso una evolución, sino una revolución. Los maestros que lo adoptaron tuvieron que aprender un sistema nuevo, un modo diferente de comprender la edificación y el abanico de técnicas y sistemas que conlleva. Cuando llegó el primer gótico a nuestro suelo, en las últimas décadas del siglo XII, los maestros hispanos llevaban casi dos centurias curtiéndose en las habilidades propias de la construcción y la ornamentación monumental.
La catedral de Toledo en el siglo XIII por Javier Martínez de Aguirre (UCM)
Las catedrales de Burgos y León ocupan un lugar preferente en el imaginario histórico-artístico español. La fachada burgalesa, con sus agujas caladas de inspiración germana, materializa el referente más conocido entre las grandes iglesias góticas. En León, la magia de las vidrieras es vista como manifestación máxima de otra seña de identidad del estilo, consistente en la progresiva sustitución de los muros por vidrieras coloreadas, anticipo terrenal del resplandor de la Jerusalén celeste. Las respectivas portadas, serenas e intelectuales las burgalesas, refinadas y complejas las de León, han contribuido a una fama bien merecida. En contraposición, la catedral de Toledo, pese a sus evidentes méritos, no ha alcanzado favor semejante entre el gran público.
La experiencia de los fieles por Eduardo Carrero Santamaría (UAB)
No es nada fácil imaginar qué podía sentir una persona corriente al entrar en un edificio gótico en su época de construcción. Y nos es tan complicado porque no todos somos iguales y, en consecuencia, la experiencia sensorial de un clérigo y la de un campesino, la de un militar y la de un cortesano nunca podrían ser iguales. A esta consideración básica se une que la distancia vital que nos separa de una persona de finales del siglo XII o comienzos del XIII es abismal, de manera que nuestro bagaje como gente del siglo XXI siempre pesará demasiado como para intentar ver, oler o escuchar con los sentidos de otro en una época tan alejada.
El desafío del primer naturalismo en las artes figurativas por Herbert González Zymla (UCM)
Las artes figurativas del primer gótico –tanto la escultura y la pintura como las artes suntuarias, las del libro y la vidriería–, que fueron desarrolladas esencialmente en el marco de la catedral y el monasterio, ilustran a la perfección los cambios experimentados en el pensamiento y la espiritualidad de aquellos que vivieron en los albores del siglo XIII. La progresiva conquista del naturalismo fue la nota artística más genuina, característica y definitoria de las artes figurativas de la Baja Edad Media, una larga etapa cuyo arco cronológico abarca de la segunda mitad del siglo XII a comienzos del XVI.
La luz del gótico. Las vidrieras peninsulares del siglo XIII por Sílvia Cañellas y Anna Santolària
Las vidrieras son la luz del gótico. Es en este estilo donde fundamentan su esencia como fuente de luz transformada procedente del Divino. Es una mezcla de simbolismo, liturgia y funcionalidad lo que les da su carácter de elemento trascendental para comprender todo el estilo. Son a la vez creadoras de espacio y símbolo, soporte de imágenes sagradas y herramientas útiles para preservar el interior de la lluvia y de las inclemencias climáticas.