Durante décadas, la comunidad científica dio por válida la distorsionada versión egipcia de la batalla de Qadesh, según la cual el faraón aplastaba a sus enemigos. La realidad, tal y como hoy la conocemos, fue menos gloriosa: el resultado de la batalla fue indeciso, ya que ninguno fue capaz de imponerse sobre su contrario. Ahora bien, estratégicamente, supuso un fracaso para los egipcios, que no lograron ganancia alguna ni la restauración de los límites territoriales de tiempos anteriores. Ramsés II, humillado, se vio obligado a compensar con propaganda y ficción su derrota en la realidad. Ahora bien, el vencedor no sospechaba que menos de un siglo más tarde su reino desaparecería de la Historia, junto con otros tantos, durante el turbulento tránsito de la Edad del Bronce a la del Hierro. Y, con ello, buena parte de los documentos hititas que pudieron haber ofrecido una versión alternativa de los hechos. Queda, por tanto, en manos de los historiadores modernos la reconstrucción veraz de la batalla de Qadesh y, para ese fin, hemos tratado de poner en común las opiniones de algunos de los máximos especialistas en un tema espinoso y aún no cerrado, pero por lo mismo, fascinante.
Un coloso de bronce. El reino de Hatti por Juan Manuel González Salazar (Universidad Autónoma de Madrid)
Los hititas, si bien olvidados en nuestros registros históricos hasta hace poco más de una centuria, consolidaron un Reino poderoso y heterogéneo sobre gran parte de la antigua Anatolia y Siria septentrional (siglos XVII-XIII a. C.), hasta su desaparición alrededor del 1200 a. C. Si su historia político-militar del final de la Edad del Bronce nos permite ver un Reino que se convierte en una gran potencia y disputa, en igualdad de condiciones, la hegemonía del Oriente Próximo a otros poderes contemporáneos (fuesen los hurritas de Mitanni, el Egipto de la Dinastía XVIII o el Reino Medio Asirio), los abundantes textos de sus archivos también nos la presentan como una civilización rica y compleja culturalmente. Acompaña una línea cronológica, un mapa de Anatolia y dos esquemas de la sociedad y religión hititas.
Hatti Auge y caída de una potencia por Stefano de Martino (Università di Torino)
El primer rey de Hatti de quien tenemos cierto volumen de documentación es Hattusili I, sucesor del soberano Labarna. Accede al poder en el siglo XVII a. C. y emprende una serie de conquistas militares con objeto de controlar la “región bisagra” entre Anatolia y Siria, nodo de las rutas caravaneras que unían Mesopotamia con Sitia y Hatti. A través de esta vía fluía el estaño que, tras ser extraído en la remota Asia Central, era transportado por larguísimas rutas hasta este lugar. Se trataba de una materia indispensable para la fabricación del bronce (aleación de cobre y estaño) con el que se confeccionaban las armas y utensilios que han dado nombre a la época.
La guerra de asedio en el ámbito hitita por Jordi Vidal (Universitat Autònoma de Barcelona)
El rey dijo: “Id y preguntadles: ‘Cuando marchéis contra Urshu, ¿incendiaréis la puerta de la ciudad? ¿Ofreceréis batalla?’”. Ellos respondieron: “¡Ocho veces ofreceremos batalla! ¡Los aterraremos y destruiremos su ciudad!” (Texto hitita ca. 1650-1620). En el presente artículo se analizan los modos de asedio en el Bronce medio y final en Oriente Próximo. Acompaña una ilustración del asedio de Carquemish por las tropas hititas.
Soldados del faraón. El Ejército de Ramsés II por Javier Martínez Babón (Museo Egipcio de Barcelona)
Las fuerzas armadas egipcias en tiempos de Ramsés II (1290-1224 a. C.) fueron fruto de una evolución que se había iniciado en el siglo XV a. C., con la creación de unas estructuras militares que permitieron conquistar y consolidar un imperio que iba desde Siria central hasta el norte de Sudán. El artífice de aquella obra fue Tutmosis III (1490-1436 a. C.), gran faraón de la dinastía XVIII que había heredado de sus antecesores unas tropas formadas por egipcios y nubios. En este artículo el profesor Martínez nos ofrece las claves para comprender el fenómeno militar egipcio, sus debilidades y fortalezas, en vísperas de la batalla de Qadesh. Acompaña una ilustración de un soldado egipcio ramésida.
La batalla de Qadesh por Giacomo Cavillier (Center of Studies of Egyptology and Coptic Civilization “J. F. Champollion”)
En el año 1274 a. C. se libró la primera gran batalla de la Antigüedad entre egipcios e hititas: Ramsés II y Muwatali se enfrentan en la llanura de Siria. Se trata de un evento que tendría una importancia crucial en tanto determinaría la fortuna de ambas potencias, y también porque se trató de la primera vez que se enfrentaron entre sí dos culturas tan diferentes. La experiencia de Qadesh fue determinante a la hora de configurar las transformaciones políticas y culturales de los pueblos de la tardía Edad del Bronce en el Mediterráneo y constituye, para Ramsés II, el evento principal de su glorioso reinado. Acompaña una ilustración a dos páginas de la batalla.
El ejército hitita por Trevor Bryce (University of Queensland)
En algún momento de agosto del año 1327 a. C., el Gran Rey Suppiluliuma –soberano de Hatti, reino de los hititas– se irguió en su carro de guerra para otear las ruinas humeantes de la ciudad de Carquemish, en la orilla occidental del río Éufrates. Sus huestes acababan de arrasar este último bastión del reino de Mitanni, el más fiero y peligroso enemigo de los hititas en el Oriente Próximo. Desde su capital en Anatolia, los reyes hititas habían extendido su poder e influencia a través de buena parte de Anatolia y el norte de Siria. En el presente artículo, el profesor Bryce, reputado hititólogo, brinda las claves para comprender las razones del poderío del ejército que permitió sustentar tal imperio.
El carro de guerra hitita a través del texto de Kikuli por Peter Raulwing y Steven Weingartner (Near East Center for Strategic Engagement)
A partir de un privilegiado documento que se ha conservado hasta nuestros días: el texto de Kikuli, conocemos cómo se producía el entrenamiento de caballos para carros de guerra en el segundo milenio a. C. Merced a ello, a su vez, se pueden deducir conclusiones acerca de la tecnología y tácticas propias del carro de guerra hitita, en particular en el caso del carro tripulado por tres hombres empleado en la batalla de Qadesh.
El sistema imperial hitita por Stefano de Martino (Università di Torino)
El reino de Hatti era una monarquía absoluta, y el soberano detentaba el poder político, militar religioso y jurídico. La Corona se transmitía, por lo general, de padre a hijo; se ha conservado un edicto del rey Telepinu en el que se establecen las normas de sucesión al trono y, en concreto, que debía ser coronado el hijo de la reina (primero en la línea sucesoria) y, en caso de ausencia de hijo varón, el hijo de una de las concubinas del rey (segundo en la línea sucesoria). Con estas palabras da comienzo este artículo en el que se sintetizan las características principales de la sociedad e instituciones hititas.
Y además, introduciendo el n.º 49: La Iglesia fracturada. El Gran Cisma de Occidente por Christophe Masson (University of Oxford)
A partir del año 1309, la sede del papado abandona Roma para instalarse en Aviñón. Este sorprendente hecho abre un periodo de gran inquietud y confusión en la Cristiandad, en el que llegan a convivir hasta tres pontífices simultáneos. La quiebra de la unidad y su restauración son uno de los fenómenos más llamativos de la Iglesia en la Edad Media, cuya estrecha asociación a los conflictos políticos del momento es asimismo analizada por el profesor Masson en este imprescindible artículo.