Al disiparse el humo de la terrible masacre de Agincourt (1415) se pudo apreciar la verdadera magnitud de la catástrofe. Francia estaba hecha pedazos; su nobleza diezmada y dividida en dos facciones enfrentadas, su confianza hundida, su monarquía secuestrada. El vencedor, Enrique V de Inglaterra, impuso un tratado de paz que, en la práctica, implicaba la disolución del reino: conforme a sus términos, el rey de Francia, Carlos VI, conservaría la corona pero, a su muerte, sería heredada por Enrique, fundiéndose ambos reinos en uno solo. La victoria inglesa, tras casi un siglo de guerras, parecía completa. Y, sin embargo, en aquel preciso momento, cuando todo parecía perdido, apareció de repente un hálito de esperanza en la forma más inesperada, la de una campesina adolescente, sin experiencia militar ni de gobierno ni credencial alguna, que decía ser la emisaria de Dios para restaurar el reino de Francia. Su nombre era Juana de Arco. Y, de pronto, todo dio un vuelco.
Del Tratado de Troyes al asedio de Orleans por Anne Curry (University of Southampton)
El 21 de mayo de 1420, en la catedral de Saint-Pierre de Troyes, Enrique V de Inglaterra y la reina Isabel de Francia –que actuaba en representación de su esposo, Carlos VI, aquejado de locura e incapacitado para gobernar– firmaron un tratado de enorme relevancia histórica. Se podría, de hecho, decir, que su firma marcó el cénit de los éxitos del inglés en el continente, puesto que conforme a sus términos se le reconocía a él el derecho a heredar la corona de Francia.
Rey, nobleza y país. Lealtad dinástica e identidad nacional en el reino de Francia bajo la monarquía dual (1420-1453) por Michael Depreter (University of Oxford)
El Tratado de Troyes constituyó la partida de nacimiento de la monarquía dual franco-inglesa. En aquel momento, parecía consagrar la victoria decisiva de las reivindicaciones dinásticas de los Plantagenet a la corona de Francia. Sin embargo, treinta años más tarde un Valois iba a convertirse en soberano incontestado del reino de Francia. ¿Qué sucedió entre estas dos fechas clave?
Desafío en Orleans. La campaña de Salisbury, 1428-1429 por Kelly DeVries (Loyola University)
En el verano de 1428 los ingleses decidieron que era el momento de atacar el corazón del territorio del delfín, de modo que enviaron al valle del Loira al veterano comandante militar Tomás de Montagu, conde de Salisbury, con el objetivo primordial de tomar la ciudad de Orleans. En caso de dominarla, los ingleses podrían controlar el curso del río Loira, de modo que el delfín, cuyo cuartel general radicaba en el castillo de Chinon, quedaría atrapado entre el ejército de Salisbury y la región de Gascuña, por entonces en manos inglesas.
Juana de Arco. Una lideresa singular por Michael Livingston (The Citadel)
Una joven adolescente que, en apenas semanas, dejó las tierras de labranza por el campo de batalla. Cabalgó, fue seguida y triunfó. Son sin duda muchas las razones de que nos maravillemos de ella como personaje histórico, pero sobre todas ellas hay una en particular que me parece la más fascinante: el modo en que Juana de Arco dirigió a los hombres y los condujo a la guerra.
Juana de Arco, la mano de Dios por Kelly DeVries (Loyola University)
Entonces Juana me habló: […] “¿Eres tú el Bastardo de Orleans?”. Le contesté: “Sí, yo soy, y me congratulo de tu llegada”. Entonces me dijo: “¿Diste tú la orden de que yo viniera aquí, a esta orilla del río, en lugar de ir directamente adonde se halla Talbot [Juan Talbot, líder del ejército inglés] y el resto de ingleses?”. Respondí que tanto yo como otros más sabios que yo en estas lides habíamos convenido y dado esa orden, considerando que era lo mejor y más seguro. Entonces Juana me respondió: “En el nombre de Dios, el consejo de Nuestro Señor es más seguro y sabio que el vuestro […] ya que yo os traigo un auxilio mucho mejor del que jamás pudo brindaros ningún soldado ni ciudad, porque es el auxilio del Señor de los cielos.
Un nuevo ejército para una nueva Francia (1439-1453) por Christophe Masson (F.R.S.-FNRS/Université de Liège)
A principios del año 1445 el rey de Francia Carlos VII dictó la orden que daba inicio al primer ejército permanente de Francia. Se trataba de una decisión que pertenecía a un largo elenco de reformas encaminadas a reforzar su poder personal y centralizar los órganos de gobierno. Desde el punto de vista militar, su objetivo era el de protegerse de las amenazas exteriores, así como garantizar la seguridad en el interior de las fronteras del reino.
El largo camino hacia la paz: la fase final de la Guerra de los Cien Años (1430-1453) por David Gallego (Universidad de Castilla-La Mancha)
Cuando en 1453 los ejércitos franceses, por segunda vez en menos de dos años, lograron definitivamente someter la ciudad de Burdeos, los contemporáneos no podían pensar que esta sería la última gran acción militar de una guerra de la que, prácticamente, ya no se recordaba su inicio. El conflicto se había extendido más allá de una centuria, dejando por el camino un reguero de destrucción inédito hasta el momento y, de paso, había consagrado a la dinastía de los Valois y extinguido el sueño de las dos coronas de los Lancaster.
La artillería francesa en la primera mitad del siglo XV por Francisco Javier López Martín
Durante todo el siglo XIV la artillería difícilmente pudo cambiar el resultado de una batalla o causar un daño considerable a los muros de un castillo, pero entre el Tratado de Troyes de 1422 y la decisiva batalla de Castillon en 1453, la artillería demostró que había alcanzado un progreso notable.
