El periodo que comprende las batallas del Trebia y del lago Trasimeno –abordado en este número de la revista– se caracterizó precisamente por la premura de Aníbal en tratar de lograr, mediante la obtención de resonantes triunfos militares que humillasen a Roma, tanto la renovación de las esperanzas de quienes ya eran sus aliados –en palabras de Polibio–, como suscitar el cambio de bando de cuantos pueblos itálicos fuera hallando a su paso. Si la batalla del Trebia le sirvió para consolidarse definitivamente en el valle del Po y concitar la alianza de los pueblos que lo habitaban, la que le sucedió alcanzaría objetivos mucho más ambiciosos. A orillas del lago Trasimeno, en Etruria, el genio del general cartaginés brilló espectacularmente en lo que en virtud se puede considerar una emboscada a gran escala que condujo a la aniquilación de un ejército romano y la muerte de un cónsul, Flaminio. El leviatán púnico, cada vez más próximo a Roma, parecía imparable.
Roma y Etruria en el siglo III a. C. por Kathryn Lomas (University of Durham)
El siglo III a. C. fue un momento axial en la historia de Etruria, una época de transformaciones sociales, económicas y culturales, coincidentes con la conquista de la región por parte de Roma, un proceso que tuvo un profundo impacto. Aunque en muchos aspectos hubo bastante continuidad entre los siglos IV y III a. C., en otros la primera mitad del siglo III a. C. representa una clara ruptura con el pasado.
La batalla de Trebia por Fernando Quesada Sanz (Universidad Autónoma de Madrid)
Probablemente cuando los bisoños soldados de Roma vadeaban, con el agua al pecho y en ayunas, las heladas aguas del río Trebia hacia un 21 de diciembre del 218 a. C. especialmente frío y nevoso, para encontrarse con la emboscada que les tendía Aníbal, comenzaron a sentir en sus entrañas ateridas el destino inmediato que les esperaba: la agonía y muerte, o la huida tras catastrófica derrota.
Rehaciendo la estrategia. Aníbal inverna en Italia por Francisco Gracia Alonso (Universitat de Barcelona)
La victoria en el Trebia constituyó un triunfo incompleto por cuanto el ejército cartaginés no había dispuesto de los hombres suficientes para cerrar la trampa, y el núcleo principal de las legiones había podido escapar tras romper en su acometida el centro del dispositivo púnico. El estratega púnico necesitaba hombres, suministros, y un territorio seguro para establecer sus cuarteles de invierno y preparar la próxima campaña de primavera.
Marte blande su lanza. La batalla del lago Trasimeno por Alberto Pérez Rubio (Universidad Autónoma de Madrid)
En Roma, un niño de seis meses había gritado “¡Victoria!” en el mercado de verduras; en el Foro Boario, un buey se había subido a una tercera planta y arrojado desde allí al vacío; el cielo había sido surcado por imágenes de navíos; un rayo alcanzó el templo de Spes, la Esperanza. Este y otros inquietantes prodigios estremecieron durante el invierno de 218-217 a. C. a los habitantes de Roma, preparando el terreno para la batalla que habría que venir, a orillas del lago Trasimeno.
Los etruscos y las legiones romanas por Michael J. Taylor (State University of New York)
Los etruscos eran el pueblo más rico y poderoso de la Italia del siglo VI a. C., cuyos colonos se extendían hacia el norte en el valle del Po, mientras que sus comerciantes, piratas y mercenarios operaban en el Mediterráneo occidental. Señores de la guerra etruscos ocasionalmente ocuparon el trono de la ciudad de Roma, de habla latina y, de hecho, a finales del siglo V a. C. los historiadores griegos como Heródoto y Tucídides ya hablaban de este pueblo, cuando ninguno de ellos mostraba tener ningún conocimiento sobre Roma o los romanos.
Los elefantes africanos de Aníbal por Michael B. Charles (Southern Cross University)
El general cartaginés Aníbal Barca ha pasado a la historia por su empleo de elefantes de tipo africano durante la Segunda Guerra Púnica. La conducción de estos animales desde la península ibérica, a través del Ródano y de los Alpes, hasta el norte de Italia para tomar a las fuerzas romanas por sorpresa fue una de las mayores proezas de la historia militar.
¿La peor decisión de Aníbal? por Dexter Hoyos (The University of Sydney)
Maharbal, comandante de su caballería de Aníbal, justo después de la gran victoria de Cannas imploró a su líder que le permitiera dirigir a sus hombres a uña partida hasta Roma, de modo que “al quinto día celebremos un banquete en el Capitolio”. Aníbal, respondió prudentemente que necesitaba considerarlo. Y ese “día de retraso” –según escribía el historiador Livio– “fue la salvación de Roma y de su imperio”. El afamado profesor Hoyos nos brinda aquí una hipótesis sugerente que propone, sin embargo, que el episodio se produjera no tras la victoria de Cannas sino tras de la de Trasimeno, y que el historiador romano la fechara equivocadamente en el tiempo.
Y además, introduciendo el n.º 64, El sistema de parias con Alfonso VI por Adrián Negro (Universidad de Extremadura)
Alfonso VI consiguió captar dinero de una buena parte de los reinos taifas andalusíes del siglo XI valiéndose de una combinación de diplomacia e incursiones militares. Con Alfonso VI las parias gozaron de su período de esplendor en la península ibérica, pero, ¿qué entendemos por parias?
