Barbarroja (I). La invasión de Rusia

Desperta Ferro Contemporánea

n.º 50
Marzo 2022
7,50€IVA incluido

Eran poco más de las 3.00 horas del 22 de junio de 1941 cuando cientos de miles de soldados alemanes cruzaron la frontera con la Unión Soviética para adentrarse en las profundidades del país más oriental de Europa, dando inicio a la Operación Barbarroja, la invasión de Rusia. Hasta entonces, Hitler y Stalin habían estado en paz, incluso podría hablarse de una colaboración estrecha. Habían sido capaces de repartirse los territorios que se hallaban entre sus naciones –primero Polonia, invadida por ambos, luego la Carelia finlandesa, los Países Bálticos y la parte más oriental de Rumanía, cedidos a la Unión Soviética– y las relaciones comerciales entre ambos habían sido fructíferas, de hecho, buena parte de las materias primas que sostuvieron a la máquina militar alemana mientras se hacía con Europa occidental provenían precisamente de la Unión Soviética. Así, inevitablemente, la pregunta es ¿por qué? Que Hitler deseaba medirse con la Unión Soviética, extender su país hacia el este y acabar con el comunismo como ideología no era ningún secreto, y con Inglaterra, arrinconada pero inalcanzable al otro lado del canal de la Mancha, el momento parecía haber llegado. El lento proceso de preparación comenzó poco después de la caída de Francia y, en el tiempo que transcurrió hasta aquella jornada de finales de junio, Alemania transitó de la posibilidad de obtener la victoria a la seguridad de la derrota. Aquel día, igual que haría el Imperio nipón en diciembre, el Tercer Reich conjuró al enemigo que finalmente precipitaría su derrota. Pero eso era el futuro. Entretanto, la primera semana de la Operación Barbarroja iba a ser un triunfo completo.

Barbarroja. Una decisión estratégica por Vincent Arbarétier (Service Historique de la Défense de Vincennes)

Barbarroja. Una decisión estratégica por Vincent Arbarétier (Service Historique de la Défense de Vincennes)

A finales de junio de 1940, con Francia recién derrotada, el Führer tenía varias opciones posibles. Como escribió en su diario el conde Ciano, yerno de Mussolini y ministro de Asuntos Exteriores de Italia, “Hitler se halla en la situación de un jugador que acaba de tener una buena racha. Quiere levantarse de la mesa y no arriesgar más”. La más directa era cruzar el canal de la Mancha y desembarcar en Inglaterra, pero las dificultades que entrañaba la operación obligaron a plantear otras alternativas como la destrucción del tejido industrial británico desde el aire o la subyugación del país por medio del arma submarina. Otra posibilidad, indirecta, era vencer a su enemigo en el Mediterráneo, una región crucial para el Imperio, tanto económica como políticamente, pero para ello tenía que vencer la susceptibilidad de sus amigos italianos y convencer a España. Finalmente, otra baza era crear un gran bloque continental capaz de abrumar a las islas británicas. Para ello había que derrotar a la Unión Soviética.

Planificar Barbarroja por Stephen G. Fritz (East Tennessee State University)

Planificar Barbarroja por Stephen G. Fritz (East Tennessee State University)

Impaciente, irritable e incapaz de dormir en el inusualmente caluroso y húmedo Berlín, Adolf Hitler se comportaba más como un nervioso principiante que como un conquistador seguro de sí mismo. Desdeñaba los intentos de confortarlo haciendo hincapié en las dificultades por venir que, como pensaba, serían las más exigentes hasta la fecha. A pesar de todo, no cesaba de presentar argumentos a favor de la decisión que había tomado, como si estuviera tratando de autoconvencerse de lo que iba a hacer. El 21 de junio de 1941, en víspera de la invasión de la Unión Soviética, exhausto, recorría nervioso su apartamento. Admitía que el estrés de la decisión adoptada, la más trascendental de la guerra, era insoportable. “El inicio de una guerra es como abrir la puerta de una habitación a oscuras. Uno nunca sabe lo que se esconde entre las sombras”. De los numerosos errores atribuidos a Adolf Hitler por sus críticos durante la contienda, ninguno ha sido mencionado con más frecuencia que este. Descrita a menudo como una decisión tomada casi a la ligera, la realidad fue muy diferente. Como muchas otras resoluciones trascendentales, la de marchar a la guerra contra la Unión Soviética fue el resultado de causas diversas y un reflejo de la evaluación del dictador de las cambiantes circunstancias militares, económicas y políticas.

El Ejército Rojo en 1941 por Sean McMeekin (Bard University)

El Ejército Rojo en 1941 por Sean McMeekin (Bard University)

En 1990, con la Guerra Fría en pleno apaciguamiento, Vladímir Rezum, un desertor de la Inteligencia Militar Soviética (Glavnoye razve dyvatel’noye upravleniye, GRU), publicó con el seudónimo de Víctor Suvórov un sensacional estudio en el que afirmaba que Stalin había hecho preparativos para una gran ofensiva en 1941 a la que se adelantó Hitler con la Operación Barbarroja. ¿Qué hay de cierto en ello? Traducido al español como El rompehielos. ¿Quién empezó la Segunda Guerra Mundial?, el polémico libro desencadenó un acalorado debate que muchos de los historiadores convencionales consideran perdido por Rezum gracias a las réplicas de autores como David Glantz en Stumbling Colossus. The Red Army on the Eve of World War (1998) y Gabriel Gorodetsky en Grand Delusion. Stalin and the German Invasion of Russia (1999). Para los académicos occidentales, las “refutaciones” de Glantz y Gorodetsky zanjaron definitivamente el asunto y la mera mención de Suvórov en los encuentros de historiadores profesionales puede incitar al ridículo. Sin embargo, en Rusia, Alemania y otros países de Europa oriental las últimas tres décadas han conocido un desarrollo del debate sobre la “tesis de Suvórov” y la postura militar soviética en 1941

La ofensiva hacia el norte y la batalla de Raseiniai por Robert Kirchubel

La ofensiva hacia el norte y la batalla de Raseiniai por Robert Kirchubel

La invasión de la Unión Soviética por Hitler, cuyo nombre en clave fue Operación Barbarroja, sigue siendo una de las campañas militares más grandes de la historia. Esta ofensiva, y la guerra germano-soviética en general, enfrentó a dos dictadores brutales e implacables, a sus despiadados regímenes y a sus disciplinados ciudadanos en una lucha a vida o muerte donde solo podía sobrevivir uno. Iban a hacer falta casi cuatro años de combates y derramamientos de sangre para decidir el resultado de la contienda en el frente más importante de Europa. El presente artículo se centrará en los combates entre el Heeresgruppe Nord y el Frente del Noroeste durante la primera semana de Barbarroja, hasta el 30 de junio, cubriendo las operaciones en Lituania y Letonia, más o menos entre la frontera germano-soviética y el río Daugava occidental. Los eventos fundamentales de este periodo fueron las batallas de la frontera, la penetración alemana, los contraataques y la retirada del Ejército Rojo, los primeros cruces del río por las fuerzas Panzer y la reorganización del mando soviético del Frente del Noroeste.

Tríptico de la Operación Barbarroja

Tríptico de la Operación Barbarroja

El número viene con un tríptico en el que podremos observar el despliegue de las fuerzas de tierra alemanas y soviéticas el día previo a la invasión. En él se especifica el número y tipo de división, así como el cuerpo de ejército, ejército y grupo de ejércitos del que formó parte. Una observación del mismo nos permitirá averiguar cómo desplegaron sus fuerzas los agresores y cómo estaban situados los defensores cuando se inició la invasión, especialmente en lo que a los cuerpos mecanizados del Ejército Rojo se refiere. En el reverso del tríptico hemos incluido los mapas que muestran la progresión del grupo de ejércitos del norte y del centro. En el primero podremos observar la profunda penetración de las fuerzas Panzer, mientras que en el segundo quedan perfectamente definidas las primeras bolsas de tropas soviéticas. Para mejor comprensión de estos mapas y dada la ingente cantidad de tropas desplegadas en el frente del este, hemos cambiado la forma de mostrar las unidades, sustituyendo los tradicionales símbolos OTAN por las numeraciones correspondientes.

Mitte: Brest-Litovsk y los primeros embolsamientos por Craig Luther

Mitte: Brest-Litovsk y los primeros embolsamientos por Craig Luther

Exactamente a las 3.00 horas del 22 de junio de 1941, mientras las tropas del Heeresgruppe Mitte (“Grupo de Ejércitos Centro”) –1,3 millones de hombres organizados en cincuenta divisiones, con mil novecientos carros de combate– esperaban impacientes para cruzar la frontera, treinta bombarderos medios Heinkel He-111 y Dornier Do-17Z la sobrevolaron a gran altura. Eran la vanguardia de la Segunda Luftflotte del Generalfeldmarschall Albert Kesselring que, pilotados por las mejores tripulaciones, se dividió en grupos de tres para atacar las bases de cazas soviéticas entre Bialystok y Minsk, así como otros aeródromos tras el sector central del frente. A las 3.15, los bombarderos empezaron a descender, listos para soltar cientos de pequeñas bombas de fragmentación SD-2 desde sus bodegas. Mientras el sol se alzaba lentamente sobre el horizonte, siguió el grueso de la flota aérea de Kesselring, compuesta por cientos de bombarderos medios y de ataque en picado, junto con los cazas pesados, para un total de casi mil aparatos.

La logística de la invasión por Gregory Liedtke (Laurier University)

La logística de la invasión por Gregory Liedtke (Laurier University)

Después de que a finales de julio de 1940 Hitler anunciara al alto mando su intención de invadir la Unión Soviética, los estrategas alemanes tuvieron que abordar dos importantes problemas. El primero era reunir las fuerzas terrestres y aéreas necesarias en Prusia Oriental y la Polonia ocupada y convertir toda aquella zona en una vasta y bien preparada base logística desde la que lanzar la invasión. El segundo, mantener los ejércitos alemanes abastecidos y en movimiento una vez que cruzaran las regiones fronterizas y se internaran en las profundidades de la Unión Soviética mucho más allá del alcance efectivo de los suministros acumulados en dicha base. Las soluciones que adoptó la jerarquía militar a estos problemas tuvieron dos resultados muy distintos. La primera cuestión se resolvió con eficacia, lo que permitió que las fuerzas invasoras atravesaran las defensas fronterizas soviéticas y penetraran en el interior del país, mientras que la segunda acabó convirtiéndose en un fiasco que contribuyó en gran medida a la derrota aquel invierno a las puertas de Moscú.

El Heeresgruppe Süd en Ucrania. La batalla de Dubno por Alexéi Isaev

El Heeresgruppe Süd en Ucrania. La batalla de Dubno por Alexéi Isaev

La tarea a la que se enfrentó el Heeresgruppe Süd durante la Operación Barbarroja fue la más complicada de todas, pues las tropas lideradas por el Generalfeldmarschall Gerd von Rundstedt tuvieron que luchar contra el más poderoso de los tres distritos militares fronterizos del Ejército Rojo. Aunque el eje principal de la ofensiva fue el de Bielorrusia, donde los alemanes habían concentrado dos Panzergruppen y abundante infantería y aviación, las fuerzas desplegadas en el sur contaban hasta cierto punto con una ventaja en lo que a cualidades de combate se refiere: por un lado, el Generaloberst Ewald von Kleist, jefe 1.er Panzergruppe, contaba con la experiencia de 1940 en la dirección de grandes formaciones acorazadas; por otro, ninguno de sus grupos Panzer disponía de carros de combate de origen checo, sino que todos eran de fabricación alemana.

Barbarroja, la primera semana. Diario de Joachim Stempel por Hans WIjers

Operación Barbarroja, la primera semana. Diario de Joachim Stempel por Hans WIjers

Para muchos soldados alemanes, atacar hacia las profundidades de la Unión Soviética durante la Operación Barbarroja supuso entrar en un mundo desconocido e involucrarse en un tipo de guerra distinto. Aquí presentamos las memorias de Joachim Stempel, un fusilero del 108.º Schützen Regiment de la 14.ª División Panzer, durante la primera semana de la invasión. “22 de junio de 1941. ¡Guerra! Comienza el ataque contra el Ejército Rojo. A las 3.00 horas nos despertamos completamente sobresaltados en nuestras tiendas… ¡Guerra! ¡Guerra contra la Unión Soviética! La tierra tiembla, un fuego de artillería como no he vivido en la vida. Las posiciones de las baterías deben de estar muy cerca. ¡Truena, retumba y se oyen incesantes explosiones durante hora y media! Entonces, de repente, llega la calma, pero, seguimos en un estado de agitación. Son los nervios, la monstruosa tensión, que se han apoderado de nosotros. Somos conscientes de que ha llegado la hora.

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