Para explicar la instalación del campo de concentración en el Burgo de Osma debemos retroceder hasta principios de 1938. A comienzos de ese año, la ICCP conocía la saturación de los centros bajo su tutela, iniciando la búsqueda de nuevas localizaciones susceptibles de utilizarse como campos de reclusión. Así se examinan diferentes ubicaciones en las provincias de Soria, Valladolid o Palencia.
Ese enero el teniente coronel de ingenieros, José Rivera, adscrito al ICCP redacta un informe en el cual ya se describen las “cualidades” de la localidad burgense a la hora de albergar gran cantidad de prisioneros.
Población que a pesar de su relativa poca importancia cuenta con grandes y buenos edificios.
Seminario. Con capacidad posible para unos 3.500 prisioneros, pues este mismo número de fuerzas legionarias (C.T.V) estuvo alojado en febrero de 1937. Tiene un gran patio central interior, y una extensa explanada posterior rodeada por altos muros, con buena instalación de retretes y agua elevada con motor. Actualmente está ocupado por unos 200 legionarios (Legión Condor) con almacenes generales, todo con gran holgura.
Escuelas Viejas. Cerca del Seminario, con capacidad para unos 200 prisioneros estando ocupado por escuelas de funcionamiento y por servicio de Auxilio Social.
Grupo Escolar Nuevo. Gran edificio de dos plantas, casi terminado, con capacidad para unos 2.500 prisioneros. Está rodeado por grandes explanadas, pudiendo cercarse una parte de ellas entre dos alas salientes del edificio, por su fachada posterior con una alambrada de 45 metros. Dispone de agua elevada con motor y fuente cercana. Actualmente está ocupado por otros 200 legionarios con gran holgura.
Antiguo Instituto. Inmediato al anterior, con patio central, sin agua, pero con fuente pública muy próxima; muy subdividido en viviendas para cuartel de la Guardia Civil. Tiene capacidad para unos 600 prisioneros estando ocupado por algunos legionarios.
Plaza de Toros. También cerca del edificio del Grupo Escolar Nuevo con capacidad para unos 850 prisioneros, utilizando el pasillo circular inferior, bien resguardado de la intemperie. Actualmente está ocupado como cuadra para ganado de escuadrones de caballería en organización.
Si se lograse que los servicios y las fuerzas legionarias se concentrasen todos bien en el Seminario o bien en el Grupo Escolar, podría disponerse en lo que quedase libre en Burgo de Osma de una capacidad en el primer caso de unos 3.300 prisioneros y en el segundo de 3.500. 1
Curiosamente, a pesar de un informe tan positivo, la apertura del campo quedará en suspenso y no será hasta el 10 agosto de 1938 cuando de manera un tanto casual el ICCP retomará su viabilidad. Ese mes, el coronel Pinillos solicita un estudio urgente sobre las posibilidades que ofrecen las turolenses minas de Ojos Negros. Dada su proximidad al frente, este informe será negativo, pero el ingeniero encargado de su redacción añadirá:
Por si el mando lo considera conveniente a los fines de utilización para Campos de Concentración, que, a su paso por el pueblo de Burgo de Osma, que habían quedado libres de toda ocupación militar los edificios del Seminario, Grupo Escolar nuevo y el de la Plaza de Toros, los cuales reúnen en total una capacidad de alojamiento para unos cinco mil prisioneros.2
Fruto de este informe Pinillos cursará, a finales de agosto, la orden de dejar en suspenso la utilización de Ojos Negros y que en su lugar se tomen las medidas oportunas para organizar el campo del Burgo de Osma. Esta orden será ratificada por el propio Franco, quien autoriza el 18 de septiembre de 1938 el establecimiento de los campos de Toro, Zamora, Mota del Marqués y Burgo de Osma. Para este último, figura en el archivo militar de Ávila un documento que muestra una dotación presupuestaria de 29 500 pesetas para la habilitación del seminario como centro de reclusión. 3,4,5
El campo de concentración de Burgo de Osma
En relación con las obras para adaptar el edificio a su nuevo uso, disponemos de dos documentos archivados en el ayuntamiento. Uno hace referencia al pago de una partida de cemento para continuación de las obras, fechada en marzo de 1939, lo cual indica que seguramente estas se siguieron ejecutando aún con la llegada masiva de presos. El otro, es una petición que el alcalde del Burgo, José María Villanueva Alonso, eleva al ICCP solicitando poder emplear mano de obra reclusa para la realización de unas obras en el suministro de agua local. Según este documento, seguramente de principios de 1939, el sistema de abastecimiento no está preparado para asumir el gran número de prisioneros del campo y no disponen de recursos propios suficientes para desempeñar esta tarea. Desgraciadamente el archivo está incompleto y no podemos afirmar que esta obra se realizase y si así fue, que utilizase a presos para llevarla a cabo.
Evidentemente este uso será en detrimento de su función original y el 14 de septiembre de 1938 el boletín del Obispado de Osma ya da cuenta de la requisa del edificio. El texto, rubricado por el rector Dr. Ildefonso Álvarez, informa que, en consecuencia, se limitará el número de alumnos previstos para el curso 38-39, estableciendo nuevos requisitos de inscripción y selección. Lo cierto es que debió de existir cierta premura en la apertura del campo y para el 10 de noviembre el Estado Mayor de la 5.ª Región Militar informa que el seminario con capacidad para 3000 prisioneros ya se encuentra en condiciones de ser utilizado. De manera paralela, ese mismo mes ya se cursan las ordenes necesarias para dotar de tropas y oficiales al nuevo centro.6,7,8
Aunque no disponemos de fecha oficial de apertura, si resulta revelador que en los listados de prisioneros gestionados por la Cruz Roja Internacional la primera mención sobre este centro sea del 17 de noviembre de 1938. Se trata de una relación de presos por campos y batallones de trabajadores, listado n.º 50, donde se incluye a Miguel Vives Canellas como recluso del campo de concentración en el Burgo de Osma. 9
Las ventajas de esta elección para el ICCP son evidentes. A la disposición de edificios con gran capacidad y ya construidos, se añadían las comunicaciones por ferrocarril desde La Rasa o estar a una distancia segura del frente. Además, en caso de fuga, la frontera francesa se encontraba alejada y el preso debería desplazarse por una zona que estaba en manos franquistas desde el estadillo de la guerra.
El Burgo parece que funcionó como uno de los campos escogidos para agrupar presos, especialmente problemáticos para el régimen, en los llamados batallones de trabajadores. No podemos olvidar que el ejército sublevado formó gracias al ICCP los denominados “BBTT”. Para ello se conformó un entramado que, desde 1937 hasta su disolución mucho después de finalizar la contienda, se convirtió en el mayor sistema de mano de obra forzada de nuestra historia reciente. Así miles de prisioneros fueron filtrados y clasificados como desafectos. Es decir, no condenables, pero tampoco lo suficientemente fiables como para ser reintegrados en las unidades militares franquistas.
En este sentido resulta revelador un telegrama cursado el 8 de octubre de 1938. En él se indica al oficial al mando de la división n.º 105.
[…] Ordenado por S. El Generalísimo la organización por la Inspección de los Campos de Concentración de Prisioneros de Guerra, de un número de batallones de trabajadores cualificados como de castigo, a los que, asignándoles servicios de índole especial en su naturaleza, sirvan de efecto intimidativo a los que comentan faltas en las unidades de igual clase, ordene V.E. sean enviados los prisioneros que se hallan comprendidos en el caso anterior al campo de concentración de Burgo de Osma (Soria) […]. 10
Otro documento que incide en este punto es el remitido un 18 de noviembre de 1938 por la comisión clasificadora de la 5.ª Región Militar, Zaragoza. En él se indica
[…] dando cuenta de los distintos apartados en que han sido incluidos los prisioneros “vascos” del Batallón de Trabajadores n.º 25, tengo el honor de manifestar a V.E. que los 2 prisioneros clasificados en A) dudoso y los 171 del apartado B) deben ser conducidos al campo de Concentración de Burgo de Osma, para su destino a Batallones disciplinarios, rogándole me de cuenta del día que emprendan la marcha para dicho punto […].
El citado texto finaliza con una relación nominal de 5 prisioneros del BBTT n.º 25 que se encuentran pendientes de clasificación por falta de informes y otros dos incluidos en el de dudosos.11
Simón Peña Carramiñana, pendiente de clasificación.
Esteban Artuzar Arriaga, pendiente de clasificación.
Felipe Lecue Larrinaga, pendiente de clasificación.
Antonio Torroza Recalde, pendiente de clasificación.
Juan Lenguina Barrena, pendiente de clasificación.
Julio Nuñez Izquierdo, dudoso.
Francisco Font Argue, dudoso.
A finales de diciembre de 1938 el campo cuenta con una población reclusa de 257 hombres, número que crecerá en enero de 1939 con la llegada de 2000 nuevos presos procedentes de San Juan de Mozarrifar. Esta cifra irá en aumento hasta alcanzar en marzo de 1939 los 4000 internos. A partir de esa fecha comienza un goteo de trasladados que irán disminuyendo la cantidad de prisioneros para llegar a tan solo 76 internos hacia finales de julio de 1939. Una buena forma de cuantificar a los reclusos es a través de las raciones de pan que cada mes se consumían en el campo. Estas, abonadas por el ayuntamiento del Burgo y suministradas por panaderías locales, van parejas a las cifras mostradas en Salamanca por el CDMH.
Marzo-127 643 raciones con una media diaria de 4117
Abril-101 077 raciones con una media diaria de 3369
Mayo-56 162 raciones con una media diaria de 1811
Junio-15 403 raciones con una media diaria de 513
Julio-3646 raciones con una media diaria de 117
Agosto-1004 raciones con una media diaria de 40
Gracias a los listados de bajas existentes en el AGMA podemos conocer muchos de los destinos a los que se enviaban a los presos tras su paso por el Burgo. Así aparecen relaciones de traslados a otros campos y prisiones del país, remitidos a la caja de reclutas de Zaragoza para su ingreso en el ejército, localidades de origen en el caso de prisioneros liberados y un gran número de reclusos remitidos a Soria en junio del 39 para su utilización en las obras de la vía férrea Soria-Castejón. Este envío también aparece en otra relación numérica, AMBOCO, de salidas de presos correspondiente a ese mismo mes. Relacionada con las raciones de pan consumidas, indica entre otras, las siguientes deducciones, salidas, en el número de reclusos:
Ferrocarril Soria-Castejón: 120 hombres
Prisión Soria: 28
Campo San Juan de Mozarrifar: 25
Campo Córdoba la Vieja: 12
Otro destino será la cárcel del Burgo y así, en este proceso de vaciado del campo, aparecen 25 traslados, que, en julio del 39, se realizan desde el campo de concentración a la prisión local.12
Un breve vistazo al historial de alguno de ellos nos proporciona una buena imagen muestral sobre la tipología de los presos del campo.
José Bustamante Díaz, 25 años y vecino de Suances. Donante en pro de la república el 19/04/1937. Presentado a la Juventud Republicana de Bilbao por el socio Faustino Muga el 28/02/1922.
Antonio Capel Yepes, 25 años, natural de Conban. Sargento del ejército republicano ingresa en la Escuela Popular de la Guerra siendo nombrado teniente de infantería, adscrito al Ejército del Este, el 27/11/1938.
Francisco Díaz Vergara, 34 años, nacido en Yecla. Afiliado a la UGT combate como teniente el ejército republicano. Ascendido a capitán de infantería el 15/01/1939 posiblemente ostentó el mando de la 1.ª Cía., 7.º Bón. adscrita a la división n.º 72.
Luis Espigol Huix, 28 años, La Sellera. Cabo en Valencia, conductor de automóviles, aviación militar.
Andrés Fraile Sánchez, 29 años, Cetina. Jornalero enrolado en las milicias aragonesas el 9/10/1936. Servirá en Caspe como sargento de ametralladoras en la brigada mixta n.º 102.
Un mes después, el coronel Pinillos autorizará la evacuación y cierre del campo ya que, según la autoridad militar local, el edificio está casi vacío y lo reclama el rector del seminario para continuar con normalidad su labor docente. Este proceso de devolución a sus antiguos propietarios se debió realizar con celeridad. Así, el 23 de septiembre de 1939 el boletín del Obispado de Osma anuncia que, dados los avances en la reparación y limpieza del inmueble, se espera iniciar el curso académico 1939-1940 ese 18 de octubre. 13,14
Finalmente, el 3 de noviembre de 1939, en una relación de la ICCP donde se contabilizan el número de prisioneros por centros de reclusión, el campo de concentración del Burgo de Osma aparece ya tachado dando por terminada esta oscura etapa en la historia del seminario local. 15
La guarnición
No hay prisión sin guardianes, pero con el grueso de tropas comprometidas en el frente, para esta tarea el régimen franquista habrá de recurrir a unidades de segunda línea. De esta manera, personal ya retirado, heridos incapacitados para el combate o milicias locales serán en muchas ocasiones los encargados de la vigilancia en estos centros.
El Burgo de Osma no será una excepción y la custodia inicial de sus muros quedará asignada al batallón de guarnición número 323. Así quedará reflejado en un documento fechado el 11 de octubre de 1938. Este informe, emitido por la comandancia militar local, indica que un cabo y 8 soldados son a todas luces insuficientes para encargarse de los 150 prisioneros que ya se encuentra en un campo, que aún en obras, espera alojar a 5000 reclusos. Para ello se solicita al comandante en jefe de la 5.ª región militar, Zaragoza, el refuerzo de 180 soldados para la vigilancia y seguridad de los edificios asignados a este fin en la villa episcopal. 1
Estos militares procedían de las unidades de depósito del Regimiento Gerona n.º 18, y aparecen como “escolta campo de concentración” en las relaciones de raciones suministras por el ayuntamiento a las unidades militares estacionadas en su demarcación. Indicar que en la documentación se indica que han de ser casados y de las quintas de 1928, 29 y 30.
En cuanto a los mandos destinados a este nuevo centro de reclusión, el 13 de noviembre de 1938 el BOE del gobierno de Burgos publica una relación de oficiales y suboficiales destinados al campo del Burgo de Osma. 2
Capitán retirado de Infantería Emilio Camahort Estévez, sobreseído provisionalmente. Este oficial, nacido en 1874, ya se encontraba retirado cuando se inicia la Guerra Civil. Con la entrada de las tropas franquistas en Castellón debió ponerse a su disposición siendo enviado al presidio burgense cuando ya contaba con 64 años. En 1941 aparece de nuevo retirado y con residencia en Valencia. Resulta curioso ver cómo su nombre es citado en dos ocasiones por el Heraldo de Castellón al realizar un donativo de 5 pesetas para las milicias antifascistas y otro, por el mismo importe, recogido por la UGT entre los “individuos de clases pasivas” cuyo destino es el ejército o hospitales de sangre. 3
Teniente retirado de la Guardia Civil Andrés Villalobos Cuevas, residente en Zaragoza. Este oficial natural de Marbella contaba en 1938 con 58 años.
Subteniente de la Guardia Civil Mariano Martin Sáinz, residente en Zaragoza.
Sargento provisional de Infantería Manuel Esteban Lafuente, agregado al batallón de trabajadores n.º 41, alta del Hospital de Toledo.
Sargento de Infantería Crescencio Cortés Cobeta, procedente del Regimiento de Infantería Mérida n.º 35, alta del Hospital de Ferrol, apto para servicios burocráticos. Este militar se presentó en el Burgo de Osma el 19/11/1938 y posteriormente prestaría servicio en San Juan de Mozarrifar y la prisión militar de Soria.4
Sargento provisional de Infantería Sergio Abraiza Rebolledo, procedente del Regimiento de Infantería Zamora 29, alta del Hospital de Zaragoza, apto para servicios burocráticos.
Al mando de todos ellos figurará el teniente coronel de Carabineros Pedro Cagigao Armario. Este oficial, también en situación de retiro, nace en Málaga el 3 de marzo de 1873. Estudiará en el instituto provincial de Córdoba de donde se trasladará al Cardenal Cisneros de Madrid en el curso 1887-1888. En 1904 ya aparece en los listados del cuerpo de carabineros como teniente destinado en Lleida. Será precisamente en esa localidad donde contraiga matrimonio con María Asunción Grau y De Castro en 1907.
Su carrera continuará con diversos destinos en Seo de Urgell, Asturias, Tarragona, nuevamente en Lleida hasta alcanzar el rango de teniente coronel y ser trasladado a Castellón en 1934. Allí, ya en situación de retiro, le sorprenderá el estallido de la Guerra Civil el 17 de julio de 1936. Por tanto, Cagigao quedará dentro de la zona bajo control de la república y, aunque desconocemos su ideología, si sabemos por el Heraldo de Castellón que a finales de agosto de 1936 se reúne con el gobernador civil de Castellón, Juan Bonet Bonell de Izquierda Republicana. Curiosamente su nombre también aparece en el Centro Documental de la Memoria Histórica. Allí existe un expediente a su nombre, realizado por el régimen franquista, donde se indica que el teniente coronel de Carabineros Pedro Cagigao Armario solicitó el ingreso como voluntario en el ejército” rojo”. Siendo avalado para ello por el presidente de la Federación Provincial de la Agrupación Socialista de Castellón. 5,6
José Romero García, presidente de la Federación Provincial de Agrupaciones Socialistas de Castellón con el aval del camarada José Castello Tarrega y Arroyo respondo de la absoluta lealtad al régimen republicano del teniente coronel de carabineros en situación de reserva Pedro Cagigao Armario y entiendo que sus servicios pueden ser de extraordinaria utilidad en los actuales momentos para la defensa de la legalidad republicana y las esencias democráticas del régimen.
Castellón 19 de agosto 1936
En junio de 1938 las tropas sublevadas entran en Castellón y poco después, 14 de septiembre, su nombre aparecerá en el BOE del gobierno de Burgos en una relación de personal que pasa a disposición del coronel inspector de los campos de concentración. 7
Así pues, este oficial, bien por miedo, pragmatismo, interés o ideología en algún momento entre julio de 1936 y junio de 1938 se pondrá a disposición de ambos bandos. Sea como fuese, su carrera posterior le llevará a tierras sorianas donde pasará a desempeñar, ya con 62 años, el mando del campo de concentración del Burgo de Osma.
El tiempo ha borrado su paso por esta villa, pero no cabe duda de que en su momento era una de las máximas autoridades militares locales. Buena prueba de ello es el artículo publicado por Labor en su número 407 del 7 de noviembre de 1938. En él se describe así un acto religioso celebrado en la catedral.
La gran muchedumbre se calculaba en mil quinientas almas, se trasladó al sitio en el cual se levantó la Cruz de los Caídos, situada en el frontispicio de la Catedral, próximo a la puerta principal y fuera de ella. A los solemnes acordes del himno nacional fueron depositadas preciosas coronas de flores naturales con los colores de la enseña Patria por nuestro bondadoso Pastor, por el teniente coronel jefe del campo de prisioneros, por ausencia del comandante militar, por el alcalde y por el juez de primera instancia.
Prisioneros y vida en el campo
Además de proceder como filtros y elementos de clasificación de reclusos, la reeducación de aquellos internos considerados “reconducibles” por el régimen, fue otra de las misiones de estos campos. Para ello se exponía a los reclusos a todo tipo de acciones de sometimiento y propaganda. Así fueron generalizadas las charlas de adoctrinamiento, confección de murales y trabajos ensalzando la causa nacional, formaciones ante la bandera acompañadas de canticos franquistas, la implantación del saludo fascista o la celebración de las victorias y avances del ejercito sublevado.
Un ejemplo de este tipo de acciones, realizada en el campo del Burgo de Osma, ha quedado registrado gracias a un artículo publicado por el diario Labor en su número 432 del jueves dos de febrero de 1939. Ese día, este medio falangista, describía así las manifestaciones organizadas para celebrar la entrada de las tropas franquistas en Barcelona.
Entre doce y media y una menos cuarto del día 26, la noticia de la incorporación a España de la populosa Barcelona conmovió a los habitantes de esta capital diocesana, exteriorizándose acto continuo su regocijo, adornando sus balcones y ventanas con colgaduras y banderas nacionales, campanas echadas a vuelo y canticos patrióticos que por doquier exhalaban miles de gargantas.
A las dos menos cuarto, las O.J. de Falange Española Tradicionalista y de las Jons, en manifestación espontánea, con bandas de tambores, carteles alusivos y sus canciones, recorren las calles y plazas, anunciando la felicísima nueva, prometedora de la rápida ascensión a la paz. […] el trayecto imperó el más sentido lirismo, éste culminó cuando ante la fachada del campo de concentración de prisioneros había formado un grupo numeroso de estos que, al cantar el Cara el Sol hicieron coro con los manifestantes, reinando un silencio absoluto y brazo en alto al oírse los solemnes acordes del himno nacional interpretado por la banda de música. Numerosos prisioneros en la ventanilla contemplaban ardorosos a los vítores de la multitud que no cesó de demostrar su homenaje a los preclaros artífices de la victoria. 1
La religión era otro aspecto que se cuidaba en esta tarea de adoctrinamiento. Para ello, además de conferencias y sin respetar las creencias de los prisioneros, la asistencia a misa era totalmente obligatoria, buscando mediante ello la conversión de los internados. Este objetivo, en caso de ser alcanzado, era sujeto de celebración y mérito para los responsables de los campos, quienes no dudaban en comunicar de manera oficial el número de conversos alcanzados. Es precisamente en uno de estos informes donde Pedro Cagigao parece mostrar un especial celo a la hora de mostrar su valía ante Pinillos. Este oficial, sin duda muy satisfecho con el documento, lo hará llegar vía telegrama a la máxima autoridad del régimen.
Para su superior y debido conocimiento, tengo el honor de participar a V.S. que en el día de ayer se ha celebrado el solemne acto de Comunión Pascual de los prisioneros de este campo. A las nueve de la mañana y con asistencia de las Autoridades Civiles y Militares, Superiora y hermanas del Hospital y Asilo, Sra. Doña Romana Roldán de Polanco, Presidenta de Frentes y Hospitales y representación de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. el Iltmo. Sr. Obispo la Diócesis, dio principio a la Santa Misa durante la cual los prisioneros entonaron diversos canticos religiosos y rezaron el Santo Rosario dirigido por un Sacerdote. En momento oportuno el Sr. Obispo administró la Sagrada Comunión al jefe que suscribe, Oficiales e invitados y seguidamente a 52 prisioneros que por primera vez se acercaban a la Sagrada Mesa, procediéndose después a la comunión del resto del personal. ¡Espectáculo soberbio! Cuadro imponente de una majestad y grandeza que solo puede verse en la España del Caudillo, el de 3082 prisioneros de rodillas con las manos cruzadas y discurriendo entre ellos diez sacerdotes que distribuían la Sagrada Forma. Escena inolvidable que humedeció los ojos de cuantos la presenciaban y que quedará para siempre gravada en sus corazones. Solemne silencio, turbado solo por el alegre trinar de las primeras golondrinas que cruzaban el espacio embriagándose del sol espléndido que iluminaba el cuadro maravilloso. Terminada la comunión su Iltmo. Procedió a la confirmación de 67 prisioneros que fueron apadrinados por el jefe que suscribe y Sra. de Polanco. […] Burgo de Osma 20 de abril de 1939, Año de la Victoria. Teniente Coronel Jefe Pedro Cagigao. 2
Encerrados y sometidos a una dura disciplina no cabe duda de que una de las grandes preocupaciones de los reclusos era su alimentación. Alejados de sus localidades de origen, su única fuente de comida era la proporcionada por los centros donde se encontraban recluidos. Lógicamente esto causaba que la calidad de esta variase mucho entre un campo y otro, pero es importante destacar, que ya siendo espartanas las raciones oficiales, la ICCP presumía en sus escritos del ahorro que se realizaba en este apartado de su cuenta de gastos. Así pese a las estrecheces a las que se sometía a los prisioneros se dejaban de gastar grandes partidas de dinero destinadas a la alimentación. En febrero de 1939, a pesar de la gran saturación de los campos debida a la caída de Cataluña, este ahorro estaba extendido por la red de presidios donde, el Burgo de Osma, no será una excepción. Así será la propia ICCP quien en una relación de centros cifre en 43 491 pesetas la cantidad que se ha economizado en este campo de concentración. 3
No disponemos de la relación de comidas servidas a los reclusos en el seminario, pero sí las cantidades de pan o leña asignadas a estos. Así, el archivo municipal enumera las cantidades de raciones, barras de pan, que ha de abonar o incluso los kilogramos de leña. En cuanto al pan, la ración por preso/día se fijaba en 250 gramos frente a los 400 gramos de militares, pagándose un precio establecido por unidad entorno a las 0,17 o 0,20 pesetas.
Lógicamente este suministro era proporcionado por las panaderías locales. De esta manera en junio de 1939 se despacharon 15 400 unidades, desglosadas por tahona en:
- Juan Manrique, 4500 raciones de 250 gramos.
- Viuda de Alejandro Guijarro, 5600 raciones de 250 gramos.
- Vicente Balsa, 4000 raciones de 250 gramos.
- Francisco Arranz, 300 raciones de 250 gramos.
Otro aspecto que incidía sobre la moral de los prisioneros era la posibilidad de comunicarse con sus familias a través del correo. Pero este medio no solo era un vínculo afectivo, ya que era el sistema por el cual un recluso podía solicitar los avales necesarios que demostrasen su buena predisposición o comportamiento a fin al régimen antes de su captura. Así pues, el correo era algo permitido, aunque debía ser el propio interno quien sufragase el coste de la postal y sello que permitiese su envío. Lógicamente toda comunicación escrita desde un campo al exterior y viceversa estaba sometida a la más estricta censura, siendo habitual la inclusión en los textos los consabidos vivas y loas al nuevo régimen.
En el caso del Burgo de Osma se tiene constancia de su uso gracias a un sobre dirigido al campo, concretamente a la Sala número 4, pero del cual no se conoce el destinatario. No obstante, sí disponemos de otro testimonio en la forma de 9 postales escritas y enviadas por un prisionero a lo largo de marzo de 1939. Se trata de pequeños textos, mecanografiados, remitidos por Ángel Solanes a sus padres residentes en Barcelona. En ellos se describe someramente los paseos por el pueblo, salidas permitidas, y los edificios de interés que se pueden ver reflejados en cada postal. Sin embargo, una lectura detallada de uno de estos escritos nos proporciona dos datos de gran interés, está sellado por el batallón de trabajadores 114 e indica como su lugar de acuartelamiento el hospicio local. Esto nos permite afirmar que además de los espacios ya citados, la actual residencia de San José también fue utilizada durante la guerra para albergar a este tipo de unidades. En el caso del batallón 114, se traba de una unidad que entre noviembre y diciembre de 1938 estaba basada en Valladolid, Madrid de marzo a septiembre de 1939 y en Navarra de octubre del 39 a febrero de 1940. Inicialmente dedicado a tareas de intendencia y abastecimientos, en su último destino y ya contando con más de 900 hombres, será asignado a trabajos de fortificación en la frontera francesa. Aunque no disponemos de documentación que indique el número de hombres con que contaba el destacamento del 114 que pasó por el Burgo de Osma, si podemos estimar su número por las raciones de pan asignadas. Así para marzo fueron 700 raciones mensuales, 720 en abril y 148 en mayo.
Burgo de Osma, 12-03-1939. III Año Triunfal
Queridísimos Padres: Espero que todos seguiréis bien de salud A.D.G. (a Dios gracias). La postal de hoy tiene tras edificios: La plaza de toros, la cárcel y el que se ve más lejos, el hospicio. En él estoy acuartelado yo. Quien me tenía que decir a mi edad que tenía que ir a parar en un hospicio. Hoy es domingo de marzo y digo de marzo porque hace un viento terrible. Están tocando para ir a misa y me despido. Ángel (firma manuscrita).
Otro de sus postales, fechada el 18 de marzo, también tiene cierta importancia. En ella habla del edificio del ayuntamiento e incluye una queja por la falta de noticias desde casa. No obstante, su interés radica en el texto final donde Ángel hace referencia a uno de estos ansiados avales de buena conducta, “hoy he recibido aval de una familia de Nueno”, municipio situado en Huesca.
Ya, por último, resaltar otra de sus misivas, fechada el 15 de marzo, donde Ángel describe de modo un tanto peculiar la plaza mayor del Burgo de Osma. «Hoy os mando otro aspecto de la plaza mayor. Por ella suelo pasearme muchas veces, pues está más concurrida de lo que aquí se ve, sobre todo de niñas bonitas. Recuerdos y abrazos».
El paso de la unidad de Ángel también ha dejado huella en los registros del Hospital Militar que por aquellas fechas permanecía abierto en San Agustín. Son numerosas las entradas pertenecientes a hombres encuadrados en el batallón 114 y así, por ejemplo, entre el 16 y 18 de enero de 1939 aparecen 10 ingresos afectados por sarna.
Joaquín Castelló Macha, Pedro Alsina Castaño, Jaime Colomé Doménech, Joaquín Angelich Pelin, José Binefar Braque, Manuel Ballester Navarro, José Cano Navarro, Jacinto Andora Ricar, Gines Duque Canales, Hilario Aparicio Ramirez, Nicasio Cerlera Diago.
Estos nombres son una pequeña muestra del gran número de prisioneros que pasaron por las salas del por entonces Hospital de San Agustín. De hecho, este centro dirigido por sor Emilia Alfayate y el capitán médico asimilado Jesús Valdés de Guzmán, será utilizado a lo largo de toda la guerra para dar servicio a un gran número de militares. Así durante 1937 se realizaron 5825 pernoctaciones, 23 834 en 1938 y en 1939 un número ya muy inferior, cifrado en 5850. En cuanto a prisioneros, la documentación presenta un desglose manuscrito de estancias para mayo, 2419 valoradas en 16 576,15 pesetas, y junio de 1939, 180 con un importe de 1233 pesetas. En un listado similar del hospital de Soria también aparece una indicación fechada en mayo de 1939 donde se cuantifican en 9 las pernoctaciones allí realizadas por prisioneros remitidos desde el Burgo de Osma, siendo estas valoradas en 61,65 pesetas. 4
Gracias a la familia Pibernat disponemos de otro testimonio postal. En este caso una carta escrita desde el Burgo por Emilio Frigole el 8 de mayo de 1939. En ella anuncia su puesta en libertad a Salvador Pibernat, antiguo compañero de celda. Aunque se trata de un escrito sencillo, nos da una serie de apuntes interesantes sobre el campo. Así habla de un compañero de colchoneta, algo también muy común en otros centros, y de la comida que durante un mes se ha proporcionado a un grupo de 600 presos que han llegado ese mismo día.
[…] un mes que no comían caliente mes comían sardines y carne de pote (lata) y medio chusco bueno […]
Otro sobre, también facilitado por los descendientes de Salvador, incluye un dato revelador relacionado con su cautiverio. Enviado por un familiar desde Santa Coloma de Farners el 28 de marzo de 1939, añade a la dirección del campo la estancia de su encierro en el Burgo de Osma, la denominada como sala iglesia. 5
Un último testimonio postal es el remitido por un preso el 4 de febrero de 1939. En él, ¿José María?, hace saber a unos amigos de Barcelona dónde se encuentra tras su paso a las filas franquistas, «[…] esta ascética y zuloaguesca población castellana […]», datando la fecha de su llegada al campo el 15 de enero de ese mismo año. En el remite también añade su lugar de pernocta en el campo, siendo en este caso el botiquín médico.
Son precisamente la alimentación y el correo, junto a instalaciones e higiene, aspectos que la Cruz Roja Internacional intentaba inspeccionar durante sus visitas a los campos de concentración. En Soria, se tiene constancia de un informe emitido por un delegado de este organismo, Jean d’Amman, que entre marzo y abril de 1939 viajó por Navarra, Zaragoza, Teruel, Soria y Logroño. Se trataba de un documento detallado donde se pormenoriza el estado de los presidios, guarnición o la dieta de los internos. No obstante, en esta provincia únicamente auditó los centros de la capital, limitándose a indicar la existencia de uno en el Burgo de Osma. Siendo, hasta la fecha, la única inspección documentada en los archivos de este organismo es muy probable que el campo del seminario no recibiese la vista de ninguna delegación supervisora. 6
Un preso “interesante”
Muchos son los presos que pasaron por los muros del seminario, y no cabe duda de que sus vidas darían para llenar varios libros. No obstante, uno de ellos merecería una especial atención por parte de los militares franquistas. Nos referimos a José Iglesias Capell, un joven oriundo de Lleida, que a sus 21 años realiza durante su paso por El Burgo de Osma una declaración jurada que generó no poca documentación oficial. Aparentemente su perfil podría pasar desapercibido, químico de profesión, permanece unos tres meses en las filas republicanas como sanitario hasta que consigue pasarse a los sublevados y terminar como prisionero en el campo burgense. Su historia podría haber terminado aquí, pero el 8 de febrero de 1939 presenta un testimonio escrito que terminará siendo elevado por el SIPM, servicio de información y policía militar, al responsable de la segunda sección del cuartel general franquista.
[…] El que suscribe José Iglesias Capell, de 21 años de edad, natural de Lérida, de profesión químico, en la actualidad considerado prisionero de guerra en el campo de concentración de Burgo de Osma, a V.S. respetuosamente expone:
Que con fecha 26 de diciembre de 1936 fui movilizado por la Comisión de Industrias de Guerra e incorporado a la fábrica número cinco en calidad de técnico y ayudante del director, cargos que desempeñé durante un año y medio. […] La orden que recibí era ponerme a disposición del director para el montaje de una fábrica de gases asfixiantes. […] comprendiendo el grave peligro que eso representaba para nuestro GLORIOSO MOVIMIENTO NACIONAL con el cual he estado identificado desde su comienzo me hice el firme propósito de obstaculizar el montaje de la misma de común acuerdo con el director. […] hacía 20 meses que se trabajaba en ella y todavía no funcionaba lo cual dio origen a una investigación que dio como resultado mi detención seguida de procesamiento acusado de sabotaje y desafección. Pasando por la cárcel Modelo, campo de concentración n.º 3 e incluso la checa del S.I.M. durante 8 meses. […] Indultado por el Decreto de Amnistía se me ordenó incorporarme a filas en las cuales he permanecido como simple sanitario durante un periodo de dos meses y medio hasta que pude aprovechar la ocasión para desertar y presentarme después de 8 días escondido a nuestro glorioso ejército nacional. […] es por lo que he creído conveniente denunciar la existencia de la mencionada fábrica y ponerme a las órdenes de V.S. y del alto mando para poder detallar minuciosamente la situación y diferentes secciones de esta. Así lo certifico en Burgo de Osma, a 8 de febrero de 1939, Tercer Año Triunfal.
Este escrito no cayó en saco roto y dará lugar a otra seria de documentos testimoniales. Mucho más detallados, serán realizados por el propio José, ya como soldado del ejército sublevado en Zaragoza, adscrito a la tercera compañía de depósito del regimiento de infantería Aragón n.º 17. En ellos describe sus actividades, llegando incluso a realizar un croquis con la ubicación de la planta, o citar una conversación donde se trataba del traslado de la fábrica de La Marañosa a la localidad de Cocentaina, Alicante, con vistas a producir iperita. 1
Poniendo en contexto las declaraciones de José, en la zona republicana se creará la llamada fábrica F5 en Queralbs. Dirigida por el químico Francisco Sánchez Mur de 37 años, tenía como función la producción de gases tóxicos. No obstante, cuando se produce la detención de este por el SIM, el 15 de julio de 1938 acusado de sabotaje y pertenencia al POUM, apenas habían conseguido resultados apreciables. Paralelamente las instalaciones de La Marañosa se trasladarán a Cocentaina, F19, donde se llegará a obtener iperita bajo la tutela del hijo de José Giral, ministro de Marina, catedrático de química orgánica de Salamanca.
José Iglesias Capell emigrará a Brasil en 1951, donde seguirá desempeñando su profesión de químico en la empresa Usafarma. Con ella publicará varios artículos de investigación para la revista de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Sao Paulo.
Muerte tras los muros
A pesar de los intentos del ICCP por homogeneizar los campos bajo su control, lo cierto es que la vida o incluso la muerte de los reclusos variaba mucho de un centro a otro. Así, Camposantos en A Guarda, alimentaba correctamente a sus internos, pero tenía un alto número de ejecuciones. Sin embargo, otros como Lavacolla, poseían unas instalaciones ruinosas y graves carencias nutricionales. Por tanto, factores como la alimentación, masificación, higiene, estado de las edificaciones, el clima o la dureza de los trabajos se cobraban un duro peaje que variaba en función de que el recluso recayese en un campo u otro.
En el caso del Burgo de Osma disponemos de 28 muertes registradas en el libro de difuntos del Hospital de San Agustín. En todas figura el nombre del fallecido, su edad, lugar de residencia y nacimiento, por lo cual, aunque solo disponemos de la confirmación documental del AGMA de 20 ellas, dadas sus características, si podemos afirmar que probablemente el resto también serían reclusos. A estas 28 habría que sumar 2 más que también aparecen en el AGMA, pero de las cuales no ha quedado registro en la documentación local.
Por lo tanto, podemos estimar en 30 el número de presos fallecidos, aunque solamente en un caso conocemos la causa de la muerte. Un edema de glotis seguramente provocado por una fuerte reacción alérgica. Pese a ello, dada la ausencia de documentación o testimonios relacionados con ejecuciones, podemos suponer que las otras 29 también se producirían por enfermedad del recluso. Evidentemente esta podría haber sido desencadena o agravada por las condiciones de su encierro, traslado o paso por otros campos.
Si resulta significativo que el grueso de estas defunciones se produjese en los meses de marzo y abril de 1939 coincidiendo con la llegada masiva de presos al Burgo de Osma. De ellos 24 procedían del Levante, 22 de Cataluña y 2 de Valencia. contando con una edad media de 28 años. No obstante 4 no alcanzaban los 20, uno incluso tenía 17, por lo cual seguramente podrían pertenecer a la llamada “Quinta del Biberón”. Todo ello da fe de la procedencia del grueso de prisioneros encarcelados, capturados en los avances franquistas sobre el levante en los últimos meses de la guerra.
Relación de posibles prisioneros fallecidos en el Campo de Concentración de Prisioneros del Burgo de Osma y Anexos, Grupo Escolar y Plaza de Toros. Extraído del libro de difuntos del Hospital de San Agustín y AGMA.
23/11/1938: Enrique Roque Pons natural de Guils, Lérida. 25 años.
25/01/1939: Rosendo Ferrer Pallarols. Natural de La Tallada. Lérida. 37 años. Aparece confirmada en el AGMA.
30/01/39: Salvador Gallart Roura. Natural de Calella. Barcelona. 35 años. Aparece confirmada en el AGMA.
6/02/39: Augusto Solanes Valletbo. Natural de Prat de Llobregat. Barcelona. 18 años. Aparece confirmada en el AGMA.
19/02/39: Miguel Pla Mach. Natural de Premià de Mar. Barcelona. 32 años. Aparece confirmada en el AGMA.
1/03/39: José Bartolí Regudá. Natural de Secuit y residente en Figueras. Barcelona. 36 años.
1/03/39: Jaime Capdevila Pons. Natural de Llorens de Rocafort. Tarragona. 18 años. Aparece confirmada en el AGMA.
5/03/39: Joaquín Bellmunt García. Natural de Castellfort. Castellón. 23 años. Aparece confirmada en el AGMA.
20/03/39: José Puyuelo Lagén. Natural de Trillo. Huesca. 25 años. Grupo escolar nuevo, actual Colegio Manuel Ruiz Zorrilla, anexo al Campo de Concentración de Prisioneros de Guerra Seminario Conciliar. Edema de Glotis. Aparece confirmada en el AGMA.
24/03/39: José Esteve Lagunas. Natural de Barcelona. 36 años.
27/03/39: José Badell Escala. Natural de Olesa de Bonesvalls. Barcelona. 24 años. Su hermano perteneció al comité revolucionario local. Aparece confirmada en el AGMA.
31/03/39: Miguel Bartolí Castellet. Natural de Molins de Rey. Barcelona. 35 años. Aparece confirmada en el AGMA.
3/04/39. Joaquín Noguér Farrerans. Natural de Cornella de Terri y residente en Cors. Gerona. 23 años. Aparece confirmada en el AGMA.
5/04/39. Juan Recolons Garriga. Natural de Barcelona, residente en San Isclè del Ampurdà, Gerona. 19 años. Aparece confirmada en el AGMA.
8/04/39: Juan Clopes Argemí. Natural de Santa María De Palautordera. Barcelona, residía en Vilamayor. 17 años. Aparece confirmada en el AGMA.
10/04/39: Bienvenido Terrades Bellet. Natural de Blanes. Gerona. 30 años. Aparece confirmada en el AGMA.
16/04/39: Jaime Piguillem Padrós. Natural de San Quirico de Besora. Vich, Barcelona. 30 años.
16/04/39: Joaquín Loste Bou. Natural de Palamós. Gerona. Residente en Barcelona. 19 años.
22/04/39: José Azebal Rivera. Natural de Infiesto. Residente en Gijon. 28 años. Militante de CNT de profesión jornalero, se alistó en las milicias de Piloña el 8/11/1936.
29/04/39: Vicente Muñoz Calvo. Natural de Cabeza de Buey, Badajoz. 25 años. Aparece confirmada en el AGMA.
30/04/39: Pedro Llorens Rius. Natural de Reus. Tarragona. 33 años. Aparece confirmada en el AGMA.
30/04/39: Ramón Munné. Barcelona. 34 años. Aparece confirmada en el AGMA.
6/04/39: Carlos Illa Puig. Barcelona. 33 años. Aparece confirmada en el AGMA.
6/05/39: José Colomes Sala. Natural de Begudà. Gerona. 29 años. Aparece confirmada en el AGMA.
15/05/39: Jesús González Alberto. Natural de Cuenca. 27 años. De profesión albañil y afiliado a UGT. Aparece como soldado de la 19. ª brigada, 1 Bón. 3.ª Cía., adscrita a la 18.ª División del ejército republicano. En su expediente figura que fue arrestado y asignado a trabajos de fortificación por haberse ausentado de su unidad durante un periodo de descanso en Madrid. Aparece confirmada en el AGMA.
16/05/39: Bautista Francés Francés. Natural de Valencia. 23 años. Aparece en un telegrama remitido desde el Burgo de Osma en respuesta a requerimiento sobre su paradero, indicando como fecha de defunción el 15/05/1939. Aparece confirmada en el AGMA.
18/05/2024: Andrés Lopez Carretero. Vecino del Tiemblo, Ávila. De 47 años, su muerte solo aparece registrada en el AGMA.
24/05/39: Luis Puerto Alcázar. Natural de Barcelona. 32 años.
25/05/39: Florentino Díez Ramos. Natural y residente en Madrid. 39 años.
6/07/39: Magía Feixas Segura. Prisionero del campo, fallece en el Hospital de Soria. Únicamente aparece registrada en el AGMA.
Una tumba en el cementerio
Hasta ahora este trabajo se ha referido a documentos, pero no podemos olvidar que esta maraña de datos está formada por la vida o muerte de aquellos prisioneros internados en el Burgo de Osma. Sin embargo, de confirmarse su estatus de prisionero, la defunción de un joven natural de Palamós sería de todas ellas la única que ha dejado un registro material en esta localidad soriana. Nos referimos a Joaquín Loste Bou y su tumba, la número 29, que hoy en día aún se puede visitar en el camposanto local.
Aunque desconocemos muchos datos de su biografía sí sabemos que Joaquín nace en Palamós un 16 de marzo de 1920. Hijo de José Loste Isern de 27 años, natural de Prulláns y chofer de profesión, y de Josefa Bou Lloveras de 28 años, natural de Palamós. Por su corta edad, acababa de cumplir los 19 cuando fallece, seguramente sería movilizado en las famosas quintas del biberón, para caer prisionero del ejército franquista entre 1938 o 1939. No se ha podido encontrar su nombre en ningún tipo de expediente militar, político o listado de represaliados, sin embargo, su padre si figura como fusilado por causas desconocidas el 12 de septiembre de 1936. Así, a la edad de 46 años, será detenido en Viladecans un 8 de septiembre y conducido a Blanes donde, tras ser retenido durante 3 días, será ejecutado la noche del 11 al 12 en la carretera bajo el faro de Calella.1
Sea como fuese, Joaquín sería trasladado al Burgo de Osma donde fallecerá por causas desconocidas, seguramente por enfermedad, el 19 de abril de 1939. Hasta aquí su historia podría parecernos similar a la de sus compañeros, sin embargo, posee un elemento diferenciador al ser el único fallecido cuya sepultura ha llegado hasta nuestros días. Esto resulta aún más extraño si observamos la tumba, amplia y de buena factura, adornada por una pétrea cruz vertical, sobre cuya losa se puede leer.
EL JOVEN
JOAQUIN LOSTE BOU
FALLECIO EL 15 DE ABRIL DE 1939
A LOS 19 AÑOS
No obstante, será precisamente la propia sepultura la que nos proporcione la clave sobre su origen. Así, en la base de la cruz, figura casi a modo aclaratorio el siguiente texto “PROPIEDAD DE GREGORIO LOSTE, FAMILIA”. Será pues este conocido empresario catalán quien sufrague el coste y mantenimiento de esta tumba, ya que Joaquín no era otro que el hijo de su difunto hermano José.
Gregorio Loste Isern fue un conocido empresario galletero catalán quien, tras la Guerra Civil donde su empresa fue intervenida por la Generalitat, decide montar en Burgos una fábrica de galletas. Esta funcionó bajo el nombre de Productos Loste SA permaneciendo abierta desde 1941 hasta los años 90. Curiosamente un emprendedor Gregorio será uno de los socios fundadores de Conservas Campofrío que, después de ser adquirida por José Luis Ballvé, se convertirá en Campofrío S.A. Así, Gregorio Loste se ocupará tras la guerra del enterramiento de su sobrino Joaquín e incluso de amparar a su cuñada, ya que Josefa Bou Lloveras fallecerá en Burgos el 14 de mayo de 1958, para ser enterrada en el mausoleo familiar del cementerio de Gamonal. 2
La Rasa ¿otro campo de concentración?
En 1944 el régimen franquista preveía una oleada de refugiados españoles que previamente habían cruzado la frontera francesa. A este grupo pronto se unirán huidos de nacionalidad alemana, italiana o simpatizantes del eje, que, tras el desembarco de Normandía y la debacle de la Wehrmacht, se apresuraban a entrar en España. Para los primeros se instalarán cuatro campos en Sabiñánigo, Aínsa, Boltaña y Jaca, mientras que para los extranjeros se ordenaba el acondicionamiento de tres espacios en Arévalo, Pinar de Jábaga y La Rasa.
Sobre estos se dispone de un documento que detalla la localización de cada uno de ellos. Así, en Jábaga se optó por un grupo de 6 pequeños chalés en un terreno con buenas condiciones para la instalación de barracones; en Arévalo el parque Vellando, y en La Rasa por “un monte del municipio donde se encuentra enclavado un edificio al que llega la luz eléctrica, disponiéndose de una noria y siendo preciso el empleo de barracones para alojar al personal”. Al citado espacio se le confería una capacidad de 1500 hombres y su ubicación aparece reflejada en un plano sería entre la carretera al Burgo de Osma y la estación de ferrocarril. No obstante, dado que no se dispone de más documentación relacionada con este establecimiento ni testimonios orales, es muy posible que su apertura quedase, al igual que el campo de Arévalo, en un mero proyecto. 1
Juan del Valle Cabrerizo & Alberto Boo
Burgo de Osma a 20 de noviembre de 2024
Agradecimientos
Expresar nuestro agradecimiento a Carlos Hernández, Celia Villar, Manel Cerdá y sus compañeros de Radio Palamós, Juan Carlos García, José Vicente Frías Balsa, Ariadna Pibernat, Carlota Álvarez García-Silván y al personal del AGMA, CDMH, ADPS, AMBOCO.
Bibliografía y fuentes consultadas
Amat i Teixidó, Jordi, Estudi de la Repressió a Calella, CORE.
García-Funes, Juan Carlos, A Recoger Bombas, Batallones de Trabajo Forzado en Castilla y León, Atrapasueños, 216.
García-Funes, Juan Carlos, Informe sobre la actividad forzada de cautivos en el Pirineo navarro durante la
Guerra Civil y el Franquismo, Instituto Navarro de la Memoria del Gobierno de Navarra, 2021.
Hernández de Miguel, Carlos, Los Campos de Concentración de Franco, Penguin Random House Grupo Editorial S.A.U, 2019.
Hernández García, Antonio, La Cárcel de El Burgo de Osma en la Guerra Civil, 2024.
Molina Franco, Lucas, Guerra Química es España 1912-1940, Galland Books, 2012.
Yepes Juan, Araceli, La Guerra Civil en Castellón, Universitat Jaume I, 2017.
Archivo Diputación Provincial de Soria, ADPS.
Archivo General Militar de Ávila, AGMA.
Archivo General Militar de Guadalajara, AGMG.
Archivo Municipal Burgo de Osma-Ciudad de Osma, AMBOCO
Archivo Histórico Diocesano de Osma-Soria, AHDOS.
Archivo Histórico Provincial de Soria, AHPSO.
Arquivo Nacional Brasil, ANB
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, BVPH.
Centro Documental de la Memora Histórica, CDMH.
Documentos y Archivos de Aragón, DARA
Internacional Committe of the Red Cross Library and Archives, ICRC.
Portal de Archivos Españoles, PARES.
Notas
El campo de concentración
- AGMAV 2329,56,16 // 2. AGMAV 2329,56,21 // 3. AGMAV 2329,56,21 // 4. AGMAV 2329,56,24 //5. AGMAV 3074,6 // 6. Boletín Oficial Obispado de Osma, 14/09/1938 // 7. AGMAV 3093, 5 // 8. AGMAV 3093, 5 //9. CDMH (C ESCI-267) // 10. AGMAV 1853, 8 //11. AGMAV 3093,5 // 12. Cárcel de El Burgo de Osma 1936-1939 // 13. Boletín Oficial Obispado de Osma, 23/09/1939//14. AGMAV 3093, 6. // 15. AGMAV 3039,6.
La guarnición
- AGMAV, C.3093, Cp57, D1/51 // 2. BOE n.º136 del 13/11/1938, página 2374// 3. Heraldo de Castellón, 02/01/1937 // 4. Heraldo de Castellón, 25/8/1936. //5. AGMG/3.1. Caja 302478, Expediente 39351//6. CDMH Fichero 9, C0013748/ 9, C0013749/ 9, C0013750 //7. BOE n.º76 del 14/9/1939, página 76.
Prisioneros y vida en el campo
- Labor, n.º432, 02/02/1939, página 5ª//2. AGMAV 2330, 58, 75//3. AGMAV 27729,1// 4. ADPS C3136/2. //5. Familia Pibernat//6. ACICRBCR212GEN45.
Un preso “interesante”
1.AGMA C2992,3.
Muerte tras los muros
- Archivo Histórico Diocesano de Osma-Soria, AHDOS.
Una tumba en el cementerio
- Amat i Teixidó, Jordi, Estudi de la Repressió a Calella, CORE, página 79// 2. Diario de Burgos, N.º20559 del jueves 15 de mayo, página 4.
La Rasa ¿Otro campo de concentración?
1.AGMAV 20904,6 y AGMAV 28415,1
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