Ricardo Corazón de León. La Tercera Cruzada (II)

Desperta Ferro Antigua y Medieval

n.º 68
Noviembre 2021
Ricardo Corazón de León. La Tercera Cruzada (II)
7€IVA incluido

La agónica situación del reino latino de Jerusalén a finales del siglo XII inquietaba a la cristiandad. De no hacer nada, se perdería sin remedio ante el empuje de los ayubíes. El emperador alemán, Federico Barbarroja, movilizó una ingente masa de guerreros pero poco antes de alcanzar Tierra Santa él mismo moriría accidentalmente –ahogado– en un río de Anatolia. Con él desaparecía también la voluntad de sus hombres, que abandonaron la cruzada y regresaron a sus hogares. El testigo pasó entonces a otros monarcas: Felipe II de Francia y, sobre todo, el rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León. A regañadientes el primero y resuelto el segundo, acudieron al rescate de sus correligionarios latinos. El objetivo de esta cruzada era reconquistar Jerusalén, recientemente perdida y ahora defendida por Saladino. Pero los líderes cruzados diferían en sus estrategias: mientras los franceses abogaban por tomar la gran urbe, los ingleses preferían consolidar el dominio de la costa antes de acudir al interior. Así comenzó una de las cruzadas con más posibilidades de éxito, quizás también, la más frágil, en la que se enfrentaron dos titanes de la guerra: Saladino y Ricardo Corazón de León, excepcional coyuntura que proporcionó a la historia algunos de los episodios más recordados, como la apocalíptica toma de Acre tras años de duro asedio o la espectacular batalla de Arsuf, brillantemente liderada por Ricardo. La cruzada estuvo, además, jalonada de cabalgadas, emboscadas, asaltos a caravanas e incluso el asesinato de uno de los principales líderes cruzados a manos de la secta nizarí –o de los asesinos–.

La peste negra. La segunda pandemia mundial por Peter Frankopan (Oxford UEl viaje de Ricardo Corazón de León a Tierra Santa por Ana Echevarría Arsuaga (Universidad Nacional de Educación a Distancia)niversity)

El viaje de Ricardo Corazón de León a Tierra Santa por Ana Echevarría Arsuaga (Universidad Nacional de Educación a Distancia)

Cuando Ricardo I asumió el compromiso cruzado, en pleno conflicto con su padre, ya era el caudillo militar más famoso del reino gracias a sus enfrentamientos con la nobleza francesa en los dominios continentales de los Plantagenet. Plantear una nueva estrategia de combate, cruzando el Mediterráneo, se convirtió en la prueba de fuego de su reinado.

El asedio de Acre por Javier Albarrán (Universidad Autónoma de Madrid)

El asedio de Acre por Javier Albarrán (Universidad Autónoma de Madrid)

Tras la batalla de Hattin de 1187, poco a poco fueron cayendo bajo el poder de Saladino ciudades y fortalezas como Jaffa, Beirut, Sidón, Ascalón o Gaza, localidades a las que pronto se unió Jerusalén. Acre fue una de ellas. Guido decidió realizar una maniobra que, de inicio, parecía muy arriesgada, pero que con la perspectiva de los importantes refuerzos que estaban llegando desde Occidente, no resultó tan disparatada: en agosto de 1189 puso rumbo al sur, hacia Acre.

La cruzada de Ricardo por Matthew Strickland (University of Glasgow)

La cruzada de Ricardo por Matthew Strickland (University of Glasgow)

Las campañas de los años 1191 y 1192 en Tierra Santa están dominadas por la figura de Ricardo Corazón de León, verdadero epítome del “rey caballero” que no solo demostró tener dotes como comandante militar sino también como guerrero individual, como caballero cuya destreza con las armas infundía verdadero pavor a sus enemigos.

La batalla de Arsuf. Primeros auxilios para Tierra Santa por Steve Tibble (University of London)

La batalla de Arsuf. Primeros auxilios para Tierra Santa por Steve Tibble (University of London)

La Tercera Cruzada fue una misión de rescate cuya finalidad no fue otra que salvar los Estados cruzados del Oriente latino. La tarea que tenían en frente sus comandantes era de una magnitud abrumadora. Tres eran los objetivos estratégicos clave para que tal misión de rescate tuviera éxito y, sin embargo, ninguno de ellos era ni remotamente sencillo.

El rey cristiano debía ser gobernante, legislador, juez, garante de la paz en sus dominios, justiciero… pero también debía actuar como conductor de hombres en la guerra, como capitán general de las huestes de su reino, como líder referente de los ejércitos de su tiempo. Eso es algo en lo que Ricardo se mostró paradigmático, en un tiempo en el que la guerra señalaba los destinos de Europa y del Mediterráneo, y cuando el liderazgo, al igual que en las demás épocas históricas, podía inclinar la balanza en las contiendas.

Bellatores. La guerra en tiempos de Ricardo I Corazón de León por David Porrinas González (Universidad de Extremadura)

El rey cristiano debía ser gobernante, legislador, juez, garante de la paz en sus dominios, justiciero… pero también debía actuar como conductor de hombres en la guerra, como capitán general de las huestes de su reino, como líder referente de los ejércitos de su tiempo. Eso es algo en lo que Ricardo se mostró paradigmático, en un tiempo en el que la guerra señalaba los destinos de Europa y del Mediterráneo, y cuando el liderazgo, al igual que en las demás épocas históricas, podía inclinar la balanza en las contiendas.

La cruzada en el mar. Naves, logística y transporte marítimo por José Manuel Rodríguez García (Universidad Nacional de Educación a Distancia)

La cruzada en el mar. Naves, logística y transporte marítimo por José Manuel Rodríguez García (Universidad Nacional de Educación a Distancia)

La Tercera Cruzada fue la primera en que las fuerzas cristianas hicieron uso masivo del transporte naval para desplazar sus tropas hasta el escenario levantino, con la excepción del contingente imperial alemán liderado por Federico Barbarroja. Si durante la Primera Cruzada las huestes occidentales habían tenido que recurrir, en buena medida, a la aún muy capaz flota bizantina, para 1120 la situación había cambiado.

Tregua y cruzada. Un cierre en falso por Carlos Barquero Goñi – Universidad Nacional de Educación a Distancia

Tregua y cruzada. Un cierre en falso por Carlos Barquero Goñi – Universidad Nacional de Educación a Distancia

Al llegar el verano del año 1192 los dos bandos estaban agotados. La situación militar era de un claro empate técnico. El rey Ricardo I de Inglaterra era incapaz de adentrarse en el interior de Palestina y de tomar Jerusalén. Por su parte, aunque lo intentó, Saladino no pudo expulsar a los cruzados de la franja costera con el mar Mediterráneo que ocupaban.

Y además, introduciendo el n. º 36, Resistencias culturales a la romanización por Francisco Marco Simón (UNIZAR)

​Y además, introduciendo el n.º 69, Covadonga, mito fundacional por Yeyo Balbás

Si consideramos la importancia de una batalla, no por la magnitud de los contingentes implicados, sino por sus consecuencias a nivel histórico, los hechos de Covadonga (¿722?) pueden servir como paradigma de que ambas no tienen por qué estar relacionadas. Este modesto enfrentamiento en el entorno de los Picos de Europa y la posterior emboscada a la guarnición musulmana de Gijón en Olalíes, sirvió para que la vertiente costera del sector central de la cordillera Cantábrica dejara de hallarse bajo dominio islámico, lo cual posibilitó el surgimiento del reino de Asturias, un hecho de un enorme recorrido histórico.

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