La primera vez que las legiones romanas pusieron su bota en Britania fue en tiempos de César; sin embargo, sus dos campañas se tradujeron en el sometimiento de algunos reyes locales, pero no en la ocupación efectiva del territorio. El honor de la conquista de Britania le correspondería al emperador Claudio quien, en el año 43 d. C., lanzó una campaña cuyo objetivo era la anexión de la isla al Imperio romano. En el curso de esta se produjeron espectaculares escenas, como la gran batalla de Medway, o el enfrentamiento de los legionarios con los druidas y sacerdotisas de la isla de Anglesey y, por encima de todo, la violentísima rebelión acaudillada por la reina Boadicea, que a punto estuvo de hacer fracasar el proyecto de Claudio. Además de la narración de estos hechos sorprendentes, en este número trataremos de ofrecer una visión general de la Britania indígena prerromana, así como de su transformación –en mayor o menor medida– en una provincia romana.
La Britania prerromana por Barry Cunliffe (Oxford University)
El afamado profesor Cunliffe nos ofrece, en este breve pero fascinante artículo, una introducción a la realidad de los pueblos indígenas de la Britania prerromana, sus características y diferencias internas, para lo que se remonta a los inicios de la Edad del Hierro y recorre todo el espectro cronológico hasta vísperas de la conquista romana. Un panorama general extremadamente recomendable, que da cuenta del estado actual de nuestros conocimientos, desde un punto de vista eminentemente arqueológico, de los pueblos britanos con anterioridad a la llegada de Roma.
Pueblos y reyes por John Creighton (University of Reading)
En los años que distan entre César y Claudio, Britania experimentó profundas perturbaciones y mutaciones que cambiaron por completo su geografía política. Sin embargo, las causas de ello se conocen solo a través de algunos breves testimonios literarios y de la arqueología. El aumento de la desigualdad, despegue comercial, la concentración del poder, la aparición de los oppida, son algunos de los temas tratados en este artículo del consolidado investigador de la Universidad de Reading.
La conquista romana de Britania, 43-60 d. C. por Guy de la Bédoyère (Society of Antiquaries)
La conquista de Britania, iniciada en el año 43 d. C., tenía como finalidad la consolidación del emperador Claudio en el poder y la demostración de su valía. Este se presentó en persona en la isla, visitó la ciudad de Camulodunum y regresó a Roma para celebrar un triunfo, pero la guerra prosiguió aún durante generaciones; los primeros diecisiete años fueron solo un aperitivo de lo que habría de venir.
Carros y tatuajes. Armas y guerreros en Britania por Yvonne Inall (University of Hull)
Hoy en día contamos con evidencia arqueológica de equipamiento militar britano de la Edad del Hierro (ca. 800 a. C.-43 d. C.) gracias a la excavación de tumbas, depósitos votivos, asentamientos y hallazgos fortuitos. Puestos en conjunto, los materiales hallados en todos estos contextos nos permiten hacernos una idea general del tipo de armas y equipamiento empleados en el periodo, así como de aquellos objetos considerados más importantes para reflejar el estatus de guerrero, tanto en el seno de estas comunidades como frente a sus enemigos.
“Una sola campaña y de escasa importancia”: la arqueología de la conquista por Andrew Fitzpatrick (University of Leicester)
La historia de la Britania romana se conoce tan bien que sorprende el hecho de que en los últimos años se haya abierto un acalorado debate acerca de la localización exacta del lugar del desembarco de las tropas de Claudio en el verano del año 43 d. C. Este es uno de los temas que el profesor Fitzpatrick, desde la perspectiva que brinda una dilatadísima carrera profesional en la arqueología de la conquista romana de Britania, aborda en su artículo para ofrecernos los más recientes descubrimientos sobre el periodo que la arqueología ha podido desvelar.
Boadicea: la reina rebelde por Caitlin C. Gillespie (Brandeis University)
Aunque derrotados militarmente tras la invasión de Claudio del año 43 d. C., los britanos no habían sido aún sometidos. Tiempo después de que el sureste de Britania fuera integrado en el Imperio romano, los rescoldos de la rebelión se mantenían vivos y, en el año 60 o 61 d. C., estallaron en llamas. Boadicea, reina de los icenos, reunió el mayor ejército nunca antes visto y atacó los centros del poder romano en Camulodunum (Colchester), Londinium (Londres) y Verulamium (en las proximidades de St Albans). Los rebeldes fueron rápidos en destruir e inmisericordes en su violencia. Alentados por el éxito y confiados en su superioridad numérica, avanzaron resueltamente en busca del enfrentamiento final con el gobernador Suetonio Paulino y su ejército. Boadicea acompañaba a sus tropas, las alentaba a la guerra y prometía vencer o morir en el intento. Permaneció fiel a su promesa, y su historia devino en leyenda.
La creación de la provincia de Britania por Guy de la Bédoyère (Society of Antiquaries)
Britania fue parte del Imperio romano durante 367 años, y albergó una de las guarniciones militares más numerosas de cuantas provincias había en el mismo. Lo que había sido una isla plena de tribus belicosas en el momento de ser invadida, volvió a un estado de cosas similar a la salida de la autoridad romana. ¿Pero, hasta qué punto tuvieron éxito los romanos en la imposición de su autoridad y cultura?
Y además, introduciendo el n.º 56: Los trovadores, de la didáctica a la propaganda por Vicenç Beltran (Sapienza. Università di Roma)
La poesía de los trovadores es uno de los instrumentos fundamentales (y quizá fundacionales) de lo que Norbert Elias definió como el proceso de civilización: la creación de una nueva panoplia de hábitos y valores, de carácter laico, de los que nace lo que hoy llamamos la civilización occidental. Fue el instrumento que permitió el desarrollo de una moral social aplicada a la vida política y pública que hallaría su máximo desarrollo durante el enfrentamiento entre la Iglesia y la nobleza occitana durante la cruzada contra los albigenses.