Reza el proverbio que la realidad supera a la ficción. Este es sin duda el caso de Vlad Tepes, también llamado Drácula, cuya leyenda, consagrada por la célebre novela de Bram Stoker, ha hecho sombra y relegado a un segundo plano la vida del personaje histórico en la que se inspira. El verdadero Drácula gobernó el pequeño principado de Valaquia a mediados del siglo XV, cuando este ocupaba la primera línea de fuego entre el Imperio otomano y Occidente y era, por tanto, escenario de constantes guerras y violencias de todo tipo. En ese contexto de brutalidad creció y gobernó Vlad, que devino en una suerte de David contra Goliat por los extraordinarios triunfos militares que obtuvo sobre un enemigo infinitamente más poderoso, pero también en un Judas encarnado cuya crueldad sin límites le granjeó el apelativo de Tepes (el Empalador). Las intrigas palaciegas y los vaivenes de su fortuna son los ingredientes finales que hacen de la suya una de las biografías más espectaculares del Medievo.
Encrucijada entre titanes. Valaquia en el siglo XV por Matei Cazacu (Centre national de la recherche scientifique)
El territorio conocido como Valaquia ocupa la mitad sur de la moderna Rumanía, un territorio que ha desempeñado un papel similar al de la Isla de Francia o el Piamonte en la historia de Francia e Italia, respectivamente. Linda por el norte con Transilvania, que por entonces formaba parte del reino de Hungría, y por el sur, más allá del Danubio, con Bulgaria –parte del Imperio otomano desde su conquista en 1396. Esta situación hizo de Valaquia un “estado fronterizo” entre los dos grandes mundos (cristiano y musulmán) y, en consecuencia, un territorio infestado de violencia e inestabilidad política. Este es el inestable contexto en el que vivió y gobernó Vlad Tepes.
Los secuaces de Drácula por Andrei Pogăciaș
El doctor Pogăciaș nos ofrece una visión revolucionaria de la composición, mentalidad, reclutamiento, tácticas, armamento, formas de combatir y más variables de las huestes empleadas por los nobles y príncipes de Valaquia en el siglo XV.
Vlad III Drácula el Empalador por Matei Cazacu (Centre national de la recherche scientifique)
Vlad III Drácula provenía de la dinastía principesca de Basarab, fundadora del Estado valaco en los años 1291-1292. Nacido durante el exilio de su padre, Vlad II, en Transilvania –región que por entonces pertenecía al reino de Hungría–, pasó su infancia en Valaquia, donde su padre reinó con interrupciones entre 1436 y 1447, fue enviado como rehén a la corte del sultán Murad II, donde permaneció cuatro años, ocupó brevemente –por un mes en 1448– el trono de Valaquia, vivió luego una existencia en el exilio en Moldavia y Hungría, y en 1456 recuperó el trono valaco merced a un golpe de Estado que le permitió gobernar durante seis años. El profesor Cazacu desgrana en este artículo los pormenores de la vida de Vlad Tepes, excepcional en un contexto sorprendente.
Los castillos de Drácula por Gheorghe I. Cantacuzino (Institutul de Arheologie “Vasile Pârvan”)
A consecuencia de la situación fronteriza de Valaquia entre las dos superpotencias (Hungría y el Imperio Otomano), en pugna constante, las fortificaciones cobraron un inusitado protagonismo y relevancia. El profesor Cantacuzino (descendiente de la célebre familia bizantina) explica en este artículo las características y forma de empleo de estas fortalezas en tiempos de Drácula.
Las siete ciudades de Transilvania por Ladó Árpád-Gellért (Universitatea Babeș-Bolyai)
En la vida de Drácula cobra especial protagonismo su querella con el vecino territorio de Transilvania, más concretamente con la minoría de habitantes sajones (de habla alemana) que vivía en esa región y gozaba de privilegios comerciales importantes. La enemistad entre ambos tuvo importantes consecuencias: los sajones apoyaron en repetidas ocasiones a candidatos distintos a la corona valaca, y Vlad Tepes respondió invadiendo el territorio transilvano y destruyendo sus ciudades. Son, claramente, uno de los personajes clave en la vida del voivoda.
Señor de la guerra. Las campañas militares de Vlad Tepes por Andrei Pogăciaș
Vlad el Empalador gobernó Valaquia por muy poco tiempo, y en tres periodos separados, pero sus logros militares se desarrollaron durante un espacio de tiempo mucho más amplio, que comprende su etapa de gobierno como voivoda, pero también sus acciones como comandante militar en Moldavia y Hungría durante su exilio en estos países. En estas páginas se analizan las sorprendentes campañas militares que condujo el voivoda contra la práctica totalidad de sus vecinos, llegando a humillar en repetidas ocasiones a oponentes infinitamente más poderosos.
Sangre en el Danubio. Mehmed II contra Drácula, junio de 1462 por Sergiu Iosipescu (Institutul Național al Patrimoniului, Bucarest)
En la víspera de la fiesta de San Jorge de 1462, el Gran Turco agitó el estandarte del Profeta y llamó a la guerra santa contra Valaquia. La campaña comenzó de forma inmediata con las preparaciones de la flota de guerra, que debía zarpar en el mes de mayo; se dieron órdenes a las naves del Danubio para que descendieran aguas abajo desde Vidin hasta Nicópolis, donde ayudarían a cruzar el río. El enorme ejército otomano –solo superado por el que pocos años antes había conquistado Constantinopla–, con un total de unos 60 000 efectivos, partió de Filipópolis y cruzó el Danubio en torno al 4 de junio de 1462 para recalar aguas abajo del vado de Nicópolis, que por entonces controlaban los valacos. El sultán conducía en persona a sus tropas.
De Vlad Tepes a Drácula: un mito inmortal por Cristina Artenie (Universidad EAN)
La leyenda de Vlad Tepes se desarrolló en tres momentos históricos distintos en diferentes puntos del globo, y se basaba en dos corrientes paralelas, a menudo superpuestas: ha sido descrito bien como un temible y osado guerrero, bien como un criminal sediento de sangre, o ambas cosas a un tiempo. La leyenda se fraguó estando él aún en vida, a principios de la década de 1460, cuando comenzó su cruzada contra los turcos, inspirando terror a sus enemigos en el campo de batalla y castigando con brutalidad inmisericorde cualquier acto que percibiera como una traición o sabotaje contra sus empresas militares.
Y además, introduciendo el n.º 55: Pretannike: una isla en los límites del mundo por Andrew Fitzpatrick – University of Leicester
En el año 43 d. C. el emperador Claudio comenzó la invasión de Britania, que culminaría con la conquista de las actuales Inglaterra, Gales y el sur de Escocia y la creación de una provincia romana que perduraría unos trescientos cincuenta años. Claudio celebró la victoria como si el territorio fuera desconocido hasta entonces, pero, ¿hasta dónde llegaba el conocimiento que tenían los romanos de Britania con anterioridad a aquel momento?