La Blanca

Restitución ideal de la Gran Plaza Norte y de la Acrópolis de La Blanca. Dibujo de E. Meijide. © Proyecto La Blanca 2012

Los mayas que en época prehispánica habitaron el valle del Mopán (Guatemala) construyeron asentamientos urbanos de notable arquitectura. Entre ellos sobresalen La Blanca y Chilonché, investigados desde hace más de catorce años por el Proyecto La Blanca, bajo la dirección de la Dra. Cristina Vidal Lorenzo de la Universidad de Valencia y del Dr. Gaspar Muñoz Cosme de la Universidad Politécnica de Valencia, y financiado por el Ministerio de Cultura y Deporte de España y la Fundación Palarq.

Sus edificios de corte palaciego rivalizan en tamaño y calidad constructiva con los de las capitales de los grandes reinos mayas, como Tikal o Naranjo. De hecho, en el Palacio de Oriente de La Blanca se encuentra la bóveda más ancha hasta ahora registrada en el área, lo que nos da una idea de la solemnidad de los encuentros que debieron celebrarse en el interior de esta estancia principal.

Además, los muros de estos palacios fueron revestidos de estuco y pintados con coloridas escenas, especialmente los de Chilonché. Años más tarde, algunas de estas paredes se llenaron también de grafitos. La mayoría son dibujos incisos hechos por manos expertas, entre los que se distinguen personajes y escenas protagonizadas por la élite que muy bien pudieron haber tenido lugar en el interior de las estancias donde todavía se conservan. Otros, en cambio, reproducen actividades propias de la vida cotidiana, tales como la caza.

Junto a los experimentados arquitectos y pintores que trabajaron tanto en La Blanca como en Chilonché, destaca el gremio de escultores, encargados de ornamentar con llamativas esculturas de estuco y relieves las fachadas de los basamentos sobre los que se levantaron los edificios. En el caso de Chilonché, esta tradición se remonta al Preclásico Temprano (300-250 d. C.), un período en el que predomina la escultura monumental con representaciones de criaturas fantásticas, íntimamente ligada al nacimiento de un nuevo orden político en la región. Los que encontramos en La Blanca –asentamiento fundado en una época más tardía– son relieves esculpidos en piedra con la técnica del mosaico y de complejos diseños, a través de las cuales los mayas pretendían simbolizar acontecimientos míticos u otros aspectos primordiales de su pensamiento.

En definitiva, la presencia de arquitectos y constructores capaces de erigir los palacios monumentales con las bóvedas más amplias del área maya, y la de otros especialistas dedicados a la pintura, escultura y otras artes, nos habla de una sociedad altamente desarrollada, que genera excedentes económicos y que destina parte de esos recursos a la arquitectura y la producción artística. Indudablemente, los habitantes del Valle del Mopán se beneficiaron de las riquezas proporcionadas por el control de las rutas comerciales que discurrían a través de los ríos.

Los trabajos de excavación y puesta en valor de este excepcional patrimonio cultural por parte del Proyecto La Blanca han permitido que actualmente esta antigua ciudad maya pueda ser visitada por viajeros de todo el mundo ya que cuenta con los recursos necesarios, de salvaguarda e interpretación, para ser admirada como una de las ruinas arqueológicas más singulares de Guatemala.

De todo ello, la Fundación Palarq se hace eco permanentemente a través de su web y desde los distintos perfiles que tiene en redes sociales (TwitterFacebookLinkedin).

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