Lo cierto es que la historia del origen del 8M (8 de marzo) es compleja. No es un día que conmemore una efeméride clara, como en otros casos, así que vamos a desenredar un poco el ovillo de esta reivindicación de los derechos y luchas de las mujeres.
Ya en 1909 una organización de Mujeres Socialistas de Estados Unidos decidió crear un Día Internacional de la Mujer, pero fue una iniciativa local con muy poco seguimiento, y solo parece haber tenido repercusión en Chicago y Nueva York. Sin embargo, al año siguiente, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, que se celebró en Copenhague, la aprobación de un Día de la Mujer Trabajadora a propuesta de Clara Zetkin tuvo bastante más repercusión. Aun así seguía sin tener un día fijo, simplemente se decidió el mes, marzo, por sus ecos revolucionarios.
El origen e historia de los mitos fundacionales del 8M
La fecha sería variable en los años siguientes y, de hecho, en 1911 el Día Internacional de la Mujer se celebró el día 19 de marzo. Tuvo un cierto éxito en países como Alemania o Dinamarca. Una semana más tarde ocurriría la tragedia de la Triangle Shirtwaist en Nueva York, el 25 de marzo, y no el 8 como puede leerse frecuentemente. El incendio se produjo de forma accidental, pero puso de manifiesto la falta de seguridad y las malas condiciones de muchas fábricas. Esta, en concreto, estaba situada en los pisos octavo al décimo de un edificio, sin posibilidad de alarma, en que se habían cerrado las puertas para evitar robos y sin ningún método para lidiar con el fuego. La mayoría de las personas atrapadas eran mujeres, sobre todo migrantes, explotadas y desesperadas, que acabaron tirándose al vacío para evitar morir quemadas. Aunque su inicio no se vinculó a ninguna huelga ni protesta, como se ha dicho a veces, sí tuvo consecuencias, entre ellas la creación del un sindicato de trabajadoras textiles y la lucha por mayores medidas de seguridad en el trabajo.
En años posteriores empezó a aparecer ya la fecha del 8M, con protestas vinculadas al sufragismo en lugares como Alemania o Inglaterra, sin referencia alguna al incendio de la fábrica. En parte también porque en 1914, por ejemplo, cayó en domingo, lo que favorecía las protestas. Así pues, dependía más de lo conveniente del día de la semana que de una fecha fija. Además, el estallido de la Primera Guerra Mundial paralizó muchas de las reivindicaciones en casi toda Europa, y dividió la postura de las mujeres en torno a la paz o la guerra.
Por otro lado, la historia de la huelga estadounidense de 1857 que se suele invocar como origen remoto del Día Internacional de la Mujer, en teoría en un 8 de marzo, a diferencia del incendio en la fábrica textil, es un mito. No es que no sucediese en esa fecha es que, directamente, no sucedió en absoluto. Aunque muchas huelgas tuvieron un enorme protagonismo femenino, bien por sus peores condiciones laborales bien por ser mayoría en ciertos lugares, las más importantes no tuvieron nada que ver con el 8 de marzo. De hecho, nadie menciona esas huelgas de 1857, ni un origen vinculado a otras protestas reales de años posteriores, hasta los años cincuenta, en que se pretendió desvincular el día, ya bastante popular, de la órbita socialista y comunista. De hecho, en algunos medios el día era conocido como “Día de las mujeres comunistas” directamente.
Así pues, en 1955, en un periódico francés, l’Humanité, se escribió un artículo sobre la historia y el origen del 8M en el que este se presentaba como el resultado de una huelga espontánea, en protesta por las condiciones laborales y situada en Nueva York. La historia tuvo un gran éxito y se repitió de forma constante sin que se contrastara realmente.
La historia de las mujeres soviéticas en el origen del 8M
¿Y por qué se asociaba a los comunistas este día? No solo por el origen de la propuesta, sino también porque fue en Rusia donde acabó de tomar forma la fecha. En los años siguientes, el 8M aparecería de forma intermitente como fecha elegida, pero la actuación de las mujeres rusas acabaría de asentar la fecha como una efeméride real. Si las protestas de 1913 ya habían sido reprimidas de manera bastante drástica, las de 1917 supondrían un auténtico hito en la historia, uno no siempre bien conocido ni reconocido. Esta vez sí un 8 de marzo (en realidad, para ellas, finales de febrero, ya que los calendarios eran distintos) salieron a las calles para protestar, en el Día Internacional de la Mujer, por las condiciones laborales, el hambre y las consecuencias de la entrada en la Primera Guerra Mundial.
No habían sido buenos años para ellas. La policía había detenido a las pocas mujeres que habían intentado protestar en el Día Internacional de la Mujer en años anteriores. Aunque Alexandra Kollontai intentaba colaborar con la Duma para crear una legislación para la protección de la maternidad y planteaba el derecho al sufragio, tampoco estaba teniendo demasiado éxito. Las trabajadoras textiles de Petrogrado empezaron el estallido de 1917, agobiadas por el racionamiento, las jornadas maratonianas y la imposibilidad de cuidar de sus hijos a la vez, mientras sus familiares estaban en el frente. De hecho, el grito básico de las trabajadoras fue “¡Pan!”. El éxito de la movilización de las mujeres arrastró a otros trabajadores y al partido bolchevique y desembocó en una revolución que forzaría la abdicación del zar y la formación de un gobierno provisional. Se concedió el derecho al voto a las mujeres y se tomaron algunas medidas, pero, en general, el gobierno subestimó lo desesperado de la situación. Unos meses más tarde, se desataría la conocida como Revolución de Octubre. El 8 de marzo sería considerado como fiesta oficial y festivo en la Unión Soviética en los años posteriores.
Epílogo
Esta reivindicación y celebración se había extendido a numerosos países y, por ejemplo, sabemos que en España ya se celebró en 1936, meses antes del golpe de Estado. En Italia, por ejemplo, la “festa della donna” tuvo su primera manifestación en 1922. El Día Internacional de la Mujer fue definitivamente validado por la ONU en 1975 y, dos años más tarde, la Asamblea pedía oficialmente a los países que reconocieran un Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. Así acababa de internacionalizarse y, con el tiempo, se eliminó definitivamente el añadido de “la Mujer Trabajadora” y quedó definitivamente como Día de la Mujer o de las Mujeres. Aunque suponía una despolitización de la idea original, por otro lado, pretendía ser más general y hacer referencia a otros derechos, luchas y circunstancias.
Por último, y aunque no tenga que ver con el reconocimiento del día internacional, en España esta fecha se une a otro logro dentro de los derechos de las mujeres. El 8 de marzo de 1910 una real orden permitía el acceso a la universidad de las mujeres. Venía a corregir un decreto de 1888 que limitaba la posibilidad de estudios superiores a las mujeres, y solo les permitía acceder a universidades privadas y les impedía ir a clase.
Bibliografía
Álvarez González, A.I. (2000). Los orígenes y la celebración del Día Internacional de la Mujer, 1910-1945. Oviedo, KRK.
Coenem, M.T. (2023). « Le 8 mars, journée internationale des femmes. Une longue histoire. Première partie : l’approche internationale», Analyse en ligne du CARHOP, número de junio.
Frencia, C. y Gaido, D. (2018). “La revolución del 23 de febrero (8 de marzo) de 1917”, en Frencia, C. y Gaido, D. Feminismo y movimiento de mujeres socialistas en la Revolución Rusa. Santiago, Ariadna Ediciones, pp 67-79
Picq, F. (2000) «Journée internationale des femmes: à la poursuite d’un mythe», Travail, genre et sociétés, 3 (1), pp. 161-168.
Aclarador y oportuno artículo de González Gutierrez.
En referencia al Día Internacional de la Mujer hay un suceso, que no sé si conoce la autora, que tuvo lugar también un 8 de marzo, esta vez de 1786, en el cuartel de mujeres del Hospicio de San Fernando (San Fernando de Henares) que a diferencia de otros motines anteriores se exigió por parte de las mujeres recluidas que en sus sentencias desapareciera la coletilla «a voluntad» (ya fuera de sus maridos, padres, del juez u otras figuras) que podría alargar el tiempo de condena impuesta de forma arbitraria.
Bibliografía: La revuelta del cuartel de mujeres del hospicio de San Fernando de 1786: asuntos jurídicos y sociales
Investigación (Alcalá de Henares, Spain)
Isabel Correcher Tello.
Editor: Ayuntamiento de Alcalá de Henares.
Gracias y un saludo