Steven Spielberg Tom Hanks soldado Ryan Segunda Guerra Mundial

Steven Spielberg y Tom Hanks en una de las escenas de Salvar al soldado Ryan, todo un clásico contemporáneo del cine bélico de la Segunda Guerra Mundial. Imagen del documental Spielberg (HBO).

Para rastrear los orígenes del interés de Steven Spielberg por el periodo bélico ya anunciado, nos debemos remontar a su niñez cuando, como a otros muchos jóvenes norteamericanos, su padre le contaba anécdotas sobre las batallas experimentadas a su paso por la Segunda Guerra Mundial. Arnold Meyer Spielberg, padre del afamado director de cine, quien además fue un gran narrador de cuentos a sus hijos, era todo un veterano de la USAAF en el Frente del Pacífico.

La influencia del padre

Arnold Spielberg nace en Cincinnati el 6 de febrero de 1917. Criado en el seno de una familia de emigrantes judíos ucranianos, el joven Arnold pronto destacó por su enorme curiosidad y fascinación por la electrónica. Radioaficionado autodidacta su perfil técnico no pasó desapercibido y, tras su alistamiento en enero de 1942, fue lógicamente destinado al Signal Corps. Finalizado su periodo de adiestramiento fue destinado a ultramar donde recaló en un depósito de clasificación de material para la Fuerza Aérea situado en Karachi, finalmente en el 490th Bomber Squadron. Apodado Burma Bridge Buster, por su “tendencia” a atacar con sus B25 este tipo de objetivos en el frente birmano, esta unidad basada en Odal acogerá a Arnold con los brazos abiertos. A falta de personal especializado el joven Spielberg pronto se convertirá en responsable de comunicaciones, ascendiendo rápidamente a sargento por su maña a la hora de manejar y mejorar los equipos. Podría parecer un papel tranquilo, pero quizás buscando un poco más de aventura, no dudó en presentarse como voluntario para volar en dos misiones de combate antes que una orden prohibiese al personal de tierra participar en este tipo de salidas.

«Las tripulaciones estaban agotadas y me ofrecí como artillero y operador de radio en dos misiones que volaban desde Kurmitola a Imphal. Volamos de noche y estaba muerto de miedo, pero no vimos japoneses y aterrizamos muy rápido, descargamos nuestra carga, tomamos a los heridos y despegamos».

Siendo un frente tropical, las enfermedades estaban a la orden del día y el padre del director no fue una excepción. Cayó enfermo de malaria y tuvo que ser hospitalizado en un hospital británico de Dacca. Aunque propuesto para la escuela de oficiales, su valía en un lugar tan alejado fue seguramente la causa de que terminase su carrera militar como suboficial. Al regresar a casa pasó por Wright Field, base en la que se realizaban pruebas aeronáuticas y de investigación, donde le ofrecieron un puesto de técnico que rechazó, para poder cursar estudios de ingeniería eléctrica en la Universidad de Cincinnati.

La etapa militar en la vida de Arnold Spielberg, quien alcanzaría gran éxito como ingeniero, podría pasar como una anécdota más en el ámbito familiar si no fuese por el talento como narrador del veterano. Y es que sus historias de ciencia ficción, de su paso por la guerra y muchas otras, eran escuchadas ávidamente cada noche por su curioso primogénito que, con el tiempo, se convertirá en el oscarizado director Steven Spielberg. Prueba de ello son las palabras que pronuncia cuando recoge la estatuilla al mejor director por Salvar al soldado Ryan:

«Papá, eres el mejor. Muchas gracias por enseñarme el honor de mirar al pasado con respeto. Te quiero mucho. Esto es para ti».

Los inicios de su carrera

La semilla estaba plantada en la imaginación del director y esta no tardó en germinar durante su adolescencia. Al igual que muchos otros cineastas, sus inicios se localizan en cortometrajes de carácter amateur realizados con la cámara de 8 mm perteneciente a su padre, con la cual, a los 12 años, rueda un choque de trenes. Poco después, buscando obtener una insignia de fotografía con los Boy Scouts, hace una película de 9 minutos denominada The Last Gunfight. A estos pequeños proyectos, le seguirá su primera película de guerra, Escape to Nowhere. Con 40 minutos de metraje y, realizada con sus compañeros de colegio, le proporcionará el primer premio de un concurso estatal. En ella podemos ver a un puñado de chavales enfrentados como tropas alemanas y norteamericanas en el norte de África. Sin poder utilizar efectos especiales, las explosiones se simulaban con nubes de polvo, siendo de juguete las armas y cascos de los que sus compañeros parecían estar profusamente dotados.

 

En 1964 escribe y realiza, Firelight, su primer trabajo independiente. Con un metraje de 140 minutos y un presupuesto de 500 dólares, proporcionado por su padre, será estrenada en un cine local durante una única sesión, alcanzando un beneficio neto de un único dólar. Para entonces, el joven Spielberg contaba con 17 años y ya estaba listo para darse a conocer. Junto a su padre, quien recién se acababa de divorciar, se muda a Los Ángeles. Allí, decidido a dedicarse al mundo de la dirección, fracasa en su intento de estudiar cine en la USC. Sin cejar en su empeño, en 1968 se matricula en la California State University, y en ese mismo año la Universal le da a Spielberg su gran oportunidad con Amblin. Un corto de apenas 26 minutos rodado en 35 mm para ser estrenado en cine y cuyo resultado dejó tan impresionados a los estudios que le proporcionará su primer contrato de dirección por 7 años, convirtiéndose en el director de cine más joven en firmar un contrato de ese tipo, lo que traerá como consecuencia curiosa que no finalice su licenciatura de cine hasta el 2002.

Los primeros años: de Tiburón a El Imperio del sol

Durante los siguientes años Spielberg ganará experiencia y contactos en el mundo audiovisual, haciendo trabajos de todo tipo para el estudio. Finalmente, en 1975 Richard Zanuck, hijo del todopoderoso productor Darryl Zanuck, apuesta por él para dirigir Tiburón y alcanzar por fin el tan ansiado éxito. Sin desgranar la película, la más taquillera de la historia hasta el estreno de Star Wars, no podemos dejar de lado el guiño a la Segunda Guerra Mundial que aparece en el film, de la mano del carismático pescador Quint. Caracterizado por Robert Shaw, este cazador de tiburones nos deja un memorable monólogo donde narra su terrible experiencia con escualos tras el hundimiento del USS Indianápolis.

Encuentros en la tercera fase será, en 1977, su siguiente película tras el éxito de Tiburón. Escrita y dirigida por Spielberg, cuya idea original podría rastrearse hasta su trabajo de adolescencia con Firelight. Repitiendo elenco con Richard Dreyfuss y música del genial John Williams, el resultado fue un nuevo gran éxito donde se incluye una perla histórica de la aviación norteamericana durante la pasada contienda mundial. Al inicio de la película, un grupo de científicos descubren en pleno desierto de Sonora una escuadrilla de Grumman TBM “Avengers”. Para su asombro, además de estar en perfecto estado, sus números concuerdan con los de una unidad desaparecida en 1945, la cual inmediatamente evoca el misterio real del vuelo 19. En diciembre de 1945, durante una misión de entrenamiento sobre el Triángulo de las Bermudas, desaparecieron los cinco torpederos Avengers que componían el fatídico vuelo, creando desde entonces gran cantidad de mitos y teorías sobre su destino. Curiosamente, los números de fabricación históricos no concuerdan con los que se citan en la película durante la escena de su descubrimiento.

Si estas dos cintas contienen pequeñas anécdotas relacionadas con la Segunda Guerra Mundial, la siguiente ya se zambullirá en esta temática, pero en un tono totalmente desenfadado. Y es que 1941 es una comedia, cuyo rodaje alocado hace honor a su disparatado guion y no menos desenfrenado elenco. Con un nada desdeñable presupuesto, la película narra el caos y la psicosis que se produjo en la costa californiana tras el ataque japonés a Pearl Harbor. Para ello, los guionistas, Robert Zemeckis y Bob Gale, utilizaron como hilo argumental diversos sucesos históricos de la época como: el ataque contra el campo petrolífero de Ellwood, la “batalla” de Los Angeles, los disturbios entre militares y civiles hispanos conocidos como Zoot Suit Riots o incluso un incidente causado por la colocación de un cañón en el patio de una casa en la costa de Maine. El citado ataque fue perpetrado por el submarino japonés I17 al mando del capitán Kozo Nishino, durante la noche del 23 de febrero de 1942. Durante el mismo, la tripulación abrió fuego con el cañón de cubierta contra el campo petrolero de Ellwood en la costa de Santa Barbara. El raid de apenas 20 minutos causó escasos daños materiales, pero se convirtió en el primer bombardeo contra suelo norteamericano desde la guerra de 1812, el cual provocó una enorme ola de pánico en la zona.

No es gratuito que, una noche después de este ataque, en los cielos californianos se desencadenase la denominada batalla de Los Ángeles. Así, el 24 de febrero en la ciudad angelina, las alarmas antiaéreas sonaron en torno a las 2 de la madrugada, para dar paso disparos y explosiones causados por las armas de la 37.ª Brigada de artillería costera. Más de 1400 proyectiles fueron lanzados contra los incursores, incluso las fuerzas aéreas se prepararon para despegar, pero alrededor de las 4, el fuego cesó para dar lugar a la vergonzosa realidad, había sido una falsa alarma causada por los nerviosos artilleros y un globo meteorológico. Tratada profusamente en la prensa de la época, la anécdota podría haber quedado en una broma, de no ser por los daños causados en edificaciones y las cinco muertes atribuidas al incidente. Tres civiles en accidentes de tráfico provocados por el caos tras la alarma y dos más a causa de una vastedad de paros cardiacos producidos por el estrés durante el falso raid. Durante años se ha especulado mucho sobre este suceso, alimentando teorías de todo tipo, incluso dentro del ámbito ufológico, pero todas han sido descartadas al demostrarse históricamente la veracidad del globo.

Si el argumento es ya alocado, no fue menos caótico un rodaje plagado de estrellas un tanto desenfrenadas. John Belushi, como esquizofrénico piloto del P40, se drogaba en su roulotte al igual que, según las malas lenguas, no menos de 25 miembros del equipo. Otros actores destacados del film fueron su gran amigo Dan Aykroyd, inolvidable cazafantasmas, como sargento al mando del tanque M3 bautizado como Lulu Belle y el gran Toshiro Mifune, Yamamoto en Midway de 1976. Y cabe mencionar que el blindado era falso pues estaba construido sobre un chasis civil, pero con él se hacía un homenaje al M3, el cual sí era real, nombre con el que manejaba Bogart en la película Sahara de 1943.

Si 1941 fue comercialmente un desastre, su siguiente trabajo lo resarció con creces, tanto con la crítica como con los productores. Generando casi 390 millones de dólares en taquilla, En busca del arca perdida se estrenó en 1981 inaugurando una franquicia de éxito para convertirse con el tiempo en todo un icono cultural. En este caso, la Segunda Guerra Mundial está obviamente presente, al colocar a los nazis como rivales del intrépido arqueólogo en su búsqueda del Arca de la Alianza. Esta búsqueda obsesiva de reliquias nos recuerda la existencia de la Ahnenerbe dentro de las SS, al mando de Heinrich Himmler. Fascinados por el ocultismo y buscando demostrar sus teorías raciales o pseudo históricas, los jerarcas nazis se lanzaron a la búsqueda de pruebas que avalaran sus creencias, creando para ello este grupo de expertos afines a su ideología. La Ahnenerbe, herencia ancestral, funcionó desde 1935 hasta 1945 y financió diversas investigaciones y viajes por todo el mundo. Entre ellas quizás la más conocida es la dirigida por Ernst Schäfer en el Tibet entre 1938 y 1939 o la visita que el mismísimo Himmler nos hizo a España interesándose por la historia del Grial. Para darle más verosimilitud a la historia, además de los uniformes inspirados en el Afrika Korps, se recurrió a la base de submarinos de La Rochelle utilizando un Uboat de la película Das Boot o al diseño de un avión tipo ala volante basado en el Horten Ho 229. Esta línea argumental tendrá su continuidad con La última cruzada donde incluso el mismísimo Hitler aparece durante una quema de libros prohibidos por el régimen.

Tras Indiana Jones el éxito continuó sonriendo a Spielberg con ET, más de 700 millones de dólares recaudados en taquilla, Poltergeist donde fue guionista y productor, o los Gremlins como productor ejecutivo. Curiosamente, ese término tiene sus orígenes en el argot aeronáutico de la RAF donde, durante los años 20 se les achacaban todo tipo de averías y fallos mecánicos. En 1943, Roald Dahl, piloto y autor de libros infantiles como Matilda, recogerá la historia y le dará difusión popular con su libro The Gremlins. Quizás como homenaje a su origen aeronáutico el personaje del Sr Futterman viste, insinuando su pasado como veterano, cazadora y gorro como los utilizados por las tripulaciones de bombarderos de la USAAF.

La temática aeronáutica continuará manifestándose en 1985 con Amazing Stories. Serie para televisión de dos temporadas creada por el propio Spielberg, en su quinto episodio, ideado y dirigido por él, cuenta la historia de un artillero de B17 atrapado dentro de su torre esférica Sperry. Con el tren de aterrizaje dañado, el joven sabe que su aparato tendrá que posarse sin las ruedas, por lo que tanto él como la tripulación, utilizarán todos los medios a su alcance para evitar aplastarlo contra el suelo.

A esta pequeña historia de aviación se le unirá, en 1987, otra joya de su filmografía donde los aviones y un niño serán los protagonistas. El Imperio del Sol fue dirigida por Spielberg sirviendo como guion la adaptación del libro homónimo y autobiográfico de J.G Ballard. La historia gira en torno a Jamie, «Jim», Graham, protagonizado por Christian Bale, un niño de familia adinerada que vive en la zona internacional de Shanghái. Tras el ataque a Pearl Harbor, el asentamiento es ocupado por las tropas japonesas y Jim, separado de sus padres, queda a la deriva en mitad del caos, terminando internado en un campo de prisioneros. En el argumento de la película subyacen temáticas que se repiten mucho en el director, la pérdida de la inocencia, el paso de la niñez a la adolescencia, la separación de los padres y, lógicamente, la aviación. Este último punto quedará inmortalizado en la mítica escena del ataque al aeródromo por parte de un grupo de cazas P51. Un conmovido Jim, obsesionado por los aviones, grita la famosa frase: «¡P51, el Cadillac de los cielos!», mientras los cazas hacen una pasada sobre el campo y un piloto lo saluda desde su cabina.

 

Otro personaje destacado es el de Basie. Interpretado por John Malkovich, este buscavidas, tiene cierto paralelismo con Long John Sillver, quien sirve como figura paterna de nuestro protagonista, hasta que finalmente los ojos de un Jim ya maduro lo descubren como un ser egoísta e interesado.

La producción intenta reflejar la época con precisión, para lo cual se utilizaron vehículos y aviones clásicos. Para mostrar los Mitsubishi A6M Zero se utilizaron cuatro Harvard SNJ modificados mientras que los P51D provenían de dos colecciones privadas. A la hora de buscar localizaciones, el director optó por rodar en Reino Unido, Shanghái y en España. Así, la localidad andaluza de Trebujena se convirtió en un plató de cine donde se construyeron los decorados del aeródromo y del campo de prisioneros, lo cual dio trabajo como extras a un gran número de lugareños.

La lista de Schindler

Para hablar de su siguiente película relacionada con la Segunda Guerra Mundial, tendremos que dar un salto de varios años y llegar hasta 1993, con el estreno de La lista de Schindler. El film dirigido y producido por el propio Spielberg narra la historia de Oskar Schindler, un vividor industrial germano, quien salva del Holocausto a un grupo de numerosos trabajadores judíos de su fábrica en Cracovia. El guion se basa en el libro Schindler´s Ark. Para dar vida a los personajes principales se contó con: Liam Neeson como Schindler, Ralph Fiennes como el SS Amon Göth y Ben Kingsley como el contable judío Itzhak Stern que ejerce como conciencia del empresario alemán. Fiennes se muestra soberbio en su papel del SS-Untersturmführer Göth, mostrando un ser oscuro y psicóticamente enfermo, para cuya construcción se entrevistó con sobrevivientes del Holocausto que lo llegaron a conocer durante la guerra. Se dice que una protagonista de la historia, Mila Pfefferberg, visitó el set del rodaje y al contemplar a Fiennes se puso de inmediato a temblar al rememorar sus vivencias en el campo.

A la hora de abordar la película, Spielberg optó por un sorprendente blanco y negro, enfatizando el dramatismo de la cinta y dotándola de un “aura” documental. Quizás influenciado por el documental francés Shoah, el director usó en gran parte del metraje cámaras manuales, para evitar artificios técnicos que restaran espontaneidad o verosimilitud.

Las localizaciones también buscaban fidelidad histórica y es por ello que la película se rodó en Cracovia. El desaparecido campo de Płaszów se recreó cerca de su localización original mientras que, para las escenas en Auschwitz-Birkenau, se tuvo que optar por construir una réplica. Curiosamente la fábrica es la auténtica explotada por Schindler, la cual gracias a la fama de la película se ha convertido en un destino turístico más dentro de la bella ciudad polaca.

 

La trama narra la historia de la llegada de un vividor Shindler a Cracovia, donde gracias a sus contactos inicia la fabricación de elementos esmaltados para el ejército. Contando con mano de obra judía, poco a poco tomará conciencia de la tragedia que se cierne sobre ellos, en un proceso personal que finalmente le llevará trasladarlos a Checoslovaquia y conseguir su salvación a costa de su riqueza personal. A lo largo de este hilo argumental muchas son las secuencias que han dejado su impronta: la escena de las duchas, la pistola que se encasquilla, el niño escondido en las letrinas, las mangueras de agua sobre el tren de deportados, la creación a máquina de la lista o la liquidación del gueto de Cracovia. Es precisamente en esta parte de la película donde se ve la única nota de color en todo el metraje dando lugar a la parte más recordada del oscarizado film. En mitad del caos, un horrorizado Schindler observa a una pequeña niña vestida con un abrigo rojo, para más adelante reconocer su cadáver exhumado por el mismo abrigo que aún llevaba puesto. Interpretada por Oliwia Dąbrowska, su personaje podría haberse inspirado en Roma Ligocka, tras la película escribiría un libro autobiográfico titulado La niña del abrigo rojo, o según otra versión en la niña Genya Gitel Chil. Esta última, nacida en Cracovia durante 1939, no sobrevivió a la “evacuación” del gueto, pero según el testimonio de familiares supervivientes, su historia podría haber dado lugar a la famosa secuencia.

La película resultante es una obra maestra que no deja indiferente al espectador, todavía recuerdo las lágrimas del público durante un pase en el antiguo cine Fraga de Vigo, alcanzando un rotundo éxito comercial y de crítica. Nominada a doce premios de la academia, obtendrá finalmente siete, entre ellos el de mejor película, director, fotografía, guion adaptado y música, otro más con el extenso palmares del genial John Williams. Gracias a este logro en su carrera, Spielberg creó la USC Shoah Foundation, con el fin de crear un archivo con testimonios de sobrevivientes del Holocausto, para preservar su recuerdo e historia. Posteriormente, gracias a los beneficios de la película, pudo financiar varios documentales como Recordando a Ana Frank, The Lost Children of Berlin y The Last Days.

Salvar al soldado Ryan

Si rotundo fue el éxito de La lista de Schindler no lo fue menos Salvar al soldado Ryan. Cómo olvidar el brutal arranque de la película que mete al espectador en la acción, marcando una referencia, aún no superada, para posteriores películas bélicas. Y es que no cabe duda que este film es de los mejores del género, el cual requería para su realización a un gran director como Spielberg.

La historia de la película se inicia cuando al guionista Robert Rodat le regalan un libro de Stephen Ambose, autor de Hermanos de sangre, titulado D-Day: June 6, 1944: The Climactic Battle of World War II. En él, entre otras muchas, narra la historia de los hermanos Niland y le sirve de inspiración para realizar un borrador que presenta a la casa productora Paramount. La cual inmediatamente le encarga un guion que originariamente es propuesto a Michael Bay, quien afortunadamente lo rechazó, para finalmente caer en manos de un entusiasta Steven Spielberg.

Aunque en la película se cita a los Sullivan, cinco hermanos que fallecieron en el hundimiento del USS Juneau en noviembre de 1942, lo cierto es que la génesis del argumento es, como ya he dicho, la vida de los Niland. Estos cuatro hermanos combatieron durante la guerra, donde fallecerán dos, uno será dado por desaparecido, aunque finalmente podrá regresar a casa y un cuarto será repatriado desde el frente normando. Así Edward será abatido en un B25 durante 1944 pasando el resto de la guerra en un campo japonés hasta su liberación. Preston caerá en acción durante los combates por la batería de Crisbecq, mientras servía como teniente en el Regimiento de Infantería 22 de la 4.ª División. Paralelamente, Bob moriría el Día D, mientras cubría la retirada de sus compañeros del 505 PIR perteneciente a la 82 aerotransportada, mientras que su hermano Fritz saltaba con el 501 PIR de la 101 sobre Normandía. Aunque oficialmente la llamada Sole Survivor Policy no entró en vigor hasta 1948, lo cierto es que tras los Sullivan se aplicó en varias ocasiones un proceso similar y este fue el caso de Friz Niland. Las autoridades militares creían en ese momento que era el último superviviente de la familia, por lo cual fue repatriado desde Francia pasando el resto de la guerra como Policía Militar en Nueva York.

 

Con el guion retocado a petición del director, Spielberg se puso manos a la obra con el casting: aunque se barajaron varios nombres como Mel Gibson o Harrison Ford, finalmente fue Tom Hanks el elegido para interpretar al capitán Miller. Para el papel del soldado Ryan se pensó en Edward Norton o Noah Wyle, pero ambos estaban embarcados en otros proyectos y lo rechazaron en beneficio de Matt Damon. Otros actores que completaron el elenco fueron Edward Burns como el tirador de BAR Reiben, Tom Sizemore en el papel del sargento Horvarth, Barry Pepper el letal francotirador zurzo Jackson, Vin Diesel es Caparzo, Adam Goldberg el fusilero judío Mellish o Gionanni Ribisi como el sanitario Irwin Wade. Todos ellos fueron sometidos a un periodo de adiestramiento militar bajo la tutela de Dale Dye. Veterano marine con experiencia de combate en Vietnam, quien ha participado como asesor y actor en múltiples producciones, representando a diversos oficiales en películas como The Great Raid, Platoon, Nacido el 4 de julio, así como el coronel Sink en la serie Hermanos de sangre. Curiosamente, durante este periodo formativo, todo un auténtico bootcamp, Damon fue separado de sus compañeros buscando crear un efecto de rencor por parte del resto del reparto.

A la hora de buscar localizaciones, un exigente Spielberg, buscó un lugar con gran semejanza a la playa de Omaha y para ello recurrieron a Ballinesker Beach en la costa irlandesa. Amplia franja arenosa, un talud y acantilado arenoso le proporcionaron el adecuado escenario para el espectacular inicio de la película. Ambientada con obstáculos, como los utilizados por los alemanes, el resultado es de gran realismo; aunque es curioso ver cómo el meticuloso director comete un error en la orientación de los mismos, encarándolos al mar en lugar de a la costa. Otras localizaciones utilizadas fueron el cementerio norteamericano de Colleville-sur-Mer y diversos decorados en el Reino Unido.

Una vez retocado el guion, se entrevistó a veteranos para conocer sus experiencias, reclutado al elenco y seleccionadas las localizaciones se procedió a plantear visualmente la película. Para ello, Spielberg nuevamente recurrió a Janusz Kamiński, responsable de fotografía en La lista de Schindler. El polaco y el director optaron por dar a las imágenes un aspecto antiguo. Para ello, se eliminaron filtros, se bajó la saturación y el brillo consiguiendo una textura al estilo de los noticiarios en color de los años cuarenta. Otra fuente de inspiración fueron las imágenes obtenidas por Robert Capa el Día D en la misma playa de Omaha; o la famosa imagen del desembarco realizada por Robert F. Sargent y titulada con el descriptivo nombre de Into the Jaws of Death.

Con todos estos ingredientes se procedió a iniciar el rodaje el 27 de junio de 1997. No se escatimaron gastos buscando el máximo realismo posible. Armas, equipos o sonidos fueron replicados, recordad el omnipresente “ping” de los clips del Garand M1 o el zumbido de las MG42 alemanas. Para la secuencia del desembarco, veinte minutos espectacularmente brutales, se recurrió a mil quinientos extras y doce millones invertidos en material de todo tipo como 10 LCVP y 2 LCM de la época, en realidad fueron lanchas tipo LCA británicas las que transportaron a los Rangers. No serán los únicos vehículos históricos que aparecen en la película, aunque los modelos alemanes como los tanques Tiger debieron ser replicados sobre chasis de T34.

Históricamente la escena del desembarco representaría el asalto de los hombres del capitán Ralph E. Goranson. Oficial al mando de la compañía C del 2.º Batallón de Rangers lideró su unidad el Día D durante el ataque sobre Pointe de la Percée a la derecha del 116 RCT en el sector Dog Green. Desembarcados en la primera oleada los Rangers cruzaron la franja de arena dejando atrás a 39 de sus compañeros, tan solo 29 lograron pasar la zona batida. A las 7.30, los supervivientes de la compañía C que habían desembarcado 45 minutos antes en el flanco derecho de Omaha durante la primera oleada, habían escalado los barrancos cerca de Dog White y de la salida de Vierville. Tras unírsele una sección, B/116, que había desembarcado en un sitio equivocado, este grupo pasó la mayor parte del día acosando y finalmente tomando el WN-73, que defendía la salida D-1 en Vierville. Por esta acción el capitán Goranson recibirá la Cruz de Servicios Distinguidos y afortunadamente para él, sobrevivirá a la guerra, finalmente fallece en 2012.

 

Como vemos, la película no se ciñe exactamente a la historia, el búnker que aparece no se asemeja a los de las fortificaciones alemanas en la zona pero son pequeñas licencias que no le restan un ápice de realismo y espectacularidad a la secuencia. Como dato curioso y que muestra la obsesión por los detalles del realizador, durante la escena en la que se dispara a un soldado que pretende rendirse, este habla en checo, reflejando la presencia de tropas no germanas en las unidades que defendían la costa normanda.

El éxito nuevamente acompañó a Spielberg y Salvar al soldado Ryan recaudó 485 millones de dólares, cosechando el favor del público y la crítica. Paradójicamente, la Academia no correspondió con sus galardones y de las once nominaciones solo pudo obtener cinco, perdiendo, en una polémica decisión, contra la mejor película en favor de Shakespeare in Love.

Producciones derivadas de Salvar el soldado Ryan

El éxito de la película no cayó en saco roto y fruto de las buenas relaciones entre Spielberg y Tom Hanks pronto surgieron nuevos proyectos. En 2001 coprodujeron la serie Hermanos de sangre, Band of Brothers, también ambientada en la Segunda Guerra Mundial y en otro libro de Stephen Ambrose. En un estilo similar al de Salvar el soldado Ryan se buscaba el máximo realismo en un formato casi documental donde predomina el uso de la cámara al hombro y una textura de imagen con baja saturación o diluida.

Emitida por HBO en 10 episodios la narración progresa en el tiempo contando la historia de la Compañía Easy del 506.º PIR encuadrado en la afamada 101.ª División Aerotransportada, los Screaming Eagles. Cada capítulo fue rodado por un director distinto, Hanks se reservó el quinto titulado Crossroads, y en ellos se ve cómo se forma la unidad, su paso por Gran Bretaña, Normandía, Market Garden, Bastogne o su llegada al Nido del Águila del mismísimo Adolf Hitler. Merece especial atención el asalto a Brécourt Manor durante el Día D que, liderado por el teniente Winters todavía hoy en día se estudia en West Point.

La fidelidad histórica es la norma durante toda la producción, aunque se toman ciertas licencias de guion buscando, por ejemplo, rebajar el número de personajes, los detalles de uniformidad, armas y vehículos se cuida al máximo. Un aspecto a destacar es la inclusión en cada capítulo de una pequeña entrevista a alguno de los veteranos aún vivos de la unidad. Esta, unida a la música compuesta por Michael Kamen, le confiere gran fuerza y carga emotiva al comienzo de los diez episodios.

 

Esta exitosa serie no será la última y en marzo de 2010 la HBO emite The Pacific. Producida nuevamente por Spielberg y Hanks, en este caso se centra en la campaña del Pacífico, concretamente en las operaciones de la 1.ª División de Marines. Para ello se usan de hilo conductor las memorias publicadas de dos marines, Robert Leckie con Un casco por almohada y Eugene Sledge con Diario de un marine, a las que se une la historia del condecorado y famoso John Basilone. Guadalcanal, Peleliu, Okinawa e Iwo Jima, las batallas que se tratan en diez episodios para los que, una vez más, no se escatimaron recursos. Para ello, el presupuesto se disparó a más de doscientos millones, dotándola de una credibilidad y realismo fuera de toda duda. No obstante, esta abundancia de medios no se queda en mera exhibición técnica pues la labor actoral que la acompaña no se queda a la zaga. Rami Malek y Joseph Mazzello hacen un gran trabajo con sus interpretaciones de Merriell Shelton y Eugene Sledge.

Si estas dos series han dejado huella, estamos a la espera de una tercera titulada Masters of the Air, la cual estará centrada en las tripulaciones de la Octava Fuerza Aérea y sus misiones sobre los cielos europeos en plena Segunda Guerra Mundial. Basada en el libro de Donald D. Miller, Masters of the Air: America’s Bomber Boys Who Fought the Air War Against Nazi Germany, cuenta con Hanks y Spielberg como productores y dado lo abultado de la inversión, más de doscientos millones, se espera que su estreno en 2023 no defraude.

Sin embargo, este no es el único proyecto del cual se tienen ya altas expectativas, puesto que una nueva entrega de Indiana Jones está en camino y todo apunta a que los nazis, una vez más, serán la némesis de nuestro querido arqueólogo. En esta ocasión, el director será James Mangold, Spielberg participará como productor y lógicamente Harrison Ford empuñará el látigo por última vez. Se espera que sea en junio de 2023 cuando podamos ver por fin el estreno de la que será la quinta película de esta saga.

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