En recuerdo de los exiliados de todas las guerras, víctimas inocentes del mayor drama causado por la necedad de los hombres.
Cuando se perdió el territorio guipuzcoano en manos de las columnas navarras en septiembre de 1936 tuvo lugar el primer éxodo masivo de refugiados hacia Francia de toda la Guerra Civil española. Un total de 20 000 personas embarcaron con rumbo al país vecino (1), a las que había que sumar otras 4000 que ya habían atravesado la frontera irunesa por tierra (2) –muchas de estas entraron de nuevo en la zona republicana atravesando Cataluña–, pero más significativo aún fue el número de los que se dirigieron hacia Bilbao, un total de 100 000, lo que supone en cifras generales la mitad de la población de toda Guipúzcoa (3). Ante el imparable avance del ejército rebelde hacia Santander y después a Asturias, el Gobierno Vasco fletó barcos con destino a Francia en los que embarcaron un total de 103 115 personas, a las que habría que sumar los 5000 combatientes que lo hicieron en embarcaciones menores. Las cifras de asturianos que lo hicieron por mar en los últimos días de octubre de 1937 están en torno a los 12 000, pero otros muchos ya habían marchado antes, al igual que los miles de niños de la guerra evacuados a diferentes países europeos. El número total de refugiados del norte que atravesaron Francia para regresar a la zona republicana en el otoño de 1937 será de unos 100 000, de ellos 63 000 fueron vascos (4); de inmediato, los que eran combatientes se incorporaron al Ejército Popular y muchos ya tomaron parte en las operaciones de Teruel.
A comienzos de 1939, cuando cayó Barcelona, muchos de estos refugiados del norte se incorporaron a la masa de miles de personas que algunos autores cifran en torno al medio millón, y que, junto a un ejército derrotado, se dirigieron en doliente éxodo a Francia con lo puesto en un viaje que para muchos ya solo sería de ida, atravesando Le Perthus, Cerbère, Bourg-Madame o Prats-de-Mollo. La frontera (no solo la terrestre, también la marítima) trasciende aquí lo meramente físico al adquirir una simbología más amplia que el reduccionismo al que nos lleva determinada historiografía y que redunda en una memoria colectiva (o social) por cuanto va mucho más allá de los campos de batalla o de los espacios donde se conserva el patrimonio material que se ciñe a lo propiamente bélico, relacionados con líneas fortificadas o poliorcéticas (5), introduciéndose en lo meramente represivo –cárceles, campos de prisioneros, fosas, etc.– de un modo que se traslada “al campo de la educación en valores” (6). Este hecho histórico que ha dado en llamarse La Retirada alcanzó de lleno a la sociedad civil, que sufría directamente la crueldad de la guerra, especialmente aquellos más débiles como los niños y los ancianos, y cuyas imágenes, de rabiosa actualidad hoy en Ucrania, permiten comprender un pasado que se proyecta, de la mano de la didáctica, a las nuevas generaciones, favoreciendo una resiliencia que refuerza nuestra identidad como sociedad. Y es que la memoria colectiva es un proyecto inacabado que debemos reforzar y mimar con los elementos a nuestro alcance, en este caso la recreación histórica.
La cronología de La Retirada comienza después de la batalla del Ebro, el 23 de diciembre de 1938, cuando las tropas rebeldes iniciaron una ofensiva por el río Segre que logró atravesar el frente y las diferentes y debilitadas líneas que los republicanos iban oponiendo a fin de retrasar su avance. Barcelona cayó el 26 de enero de 1939 y una semana más tarde los franquistas se encontraban a pocos kilómetros de la frontera, que se hallaba “atestada de refugiados camino del exilio” (7), y cuya situación iba empeorando según pasaban los días, llegando incluso a cerrarse transitoriamente por orden del ministro francés Daladier. El 28 de enero se permitió el paso a los civiles y a partir del 5 de febrero también a los combatientes. Como señala Geneviève Dreyfus-Armand (8), todos temían a la represión de los vencedores y tomaron la decisión de irse a Francia como “única escapatoria”.
Las duras condiciones del invierno empeoraron aquel tremendo drama humano que los franceses no fueron capaces de prever y las medidas que se les aplicó entonces a los refugiados fueron tremendamente restrictivas e impropias de un país en el que hasta hace bien poco había gobernado una coalición de izquierdas, empezando por el decreto que preveía el internamiento de “extranjeros indeseables”. Los combatientes republicanos eran desarmados en la frontera por soldados y policías franceses y trasladados a campos como el de Argèles-sur-Mer, a 35 kilómetros de la frontera, y solo los más afortunados, como aquellos a los que consiguió visados la delegación vasca –apenas 100 personas a la semana–, pudieron eludir aquellas condiciones inhumanas en las que hombres, mujeres, niños y ancianos fueron recluidos, cercados con alambre de espino y vigilados por el ejército francés. Pronto comenzaron a hacer mella en ellos “el hambre, el frío y enfermedades como la disentería, la sarna y el tifus” (9). Las condiciones en las que se presionó a aquella población recluida en los diferentes campos en los que se les distribuyó (Saint-Cyprien, Le Barcarès, Les Harras, Gurs, etc.) por parte de las autoridades galas llevó a la desesperación de muchos de alistarse en la Legión Extranjera y en las Compañías de Trabajadores Extranjeros (Compagnie de Travailleurs Etrangers, CTE, en sus siglas en francés), tomando parte en el esfuerzo bélico de aquel país en la Segunda Guerra Mundial, mientras que otros eligieron tomar el camino de vuelta a España, pero esa es ya otra historia.
Recreación histórica y memoria de La Retirada
Como hemos insistido últimamente al hablar de recreación histórica, esta puede poner en valor tanto el patrimonio material como el inmaterial, especialmente en el caso que nos ocupa, conmemorando determinadas efemérides que no siempre cubren los medios de comunicación y que hemos ido compartiendo con todos ustedes en este mismo blog, ya sea en el caso del 80.º aniversario de la batalla de Carelia, el 80.º del ataque a la base aeronaval de Pearl Harbor o el 100.º del nacimiento de Berlanga. Recordando, no solo sobrellevamos un pasado incómodo, como dice Javier Rodrigo (10), sino que además podemos empatizar con la generación de la Guerra Civil y el exilio, y es ahí donde entra la recreación histórica como una alternativa que nos proporciona los materiales para ello, permitiendo una inmersión que parte en primer lugar del propio recreador y después se traslada al público –aunque la escenografía que aquí les proponemos fue privada, siguiendo la dinámica de trabajo de nuestro proyecto, no lo es su resultado, como demuestran las fotografías que acompañan a este artículo–, ya que el objetivo de todo este trabajo sigue siendo visibilizar la memoria, pero desde el punto de vista del respeto a la verdad histórica, porque hoy y aquí no nos interesa una visión mitificada e incluso ficticia de la misma, como si sucedió durante el homenaje que le hicimos a la película La vaquilla. De este modo, en las imágenes hemos buscado el simbolismo del mojón y las cadenas para representar el límite de la frontera y la separación física de los combatientes republicanos, a los que da paso un soldado francés camino de un “cautiverio” que no pueden imaginarse, si bien sus miradas siguen estando en lo que dejan atrás. A un lado, quedan los fusiles amontonados, que reflejan la derrota de todo el Ejército Popular al final de la Guerra Civil. Obviamente, nos hemos inspirado en fotografías originales, que constituyen verdaderos documentos gráficos.
Con esta iniciativa no hacemos sino sumarnos a otras muchas que se han ido haciendo eco del drama del exilio que simboliza este acontecimiento histórico, con el fin último de que esta y otras memorias proscritas, como dice Rodrigo (11), se mantengan presentes en un debate público del que estuvieron alejadas durante años, algo que en este caso sucedió a ambos lados de la frontera, tanto en la España franquista como en la Francia gaullista. Por ejemplo, en estos últimos años hemos conocido la experiencia de los artistas que la sufrieron, como Josep Bartolí (12), el cómic de Paco Roca El ángel de la retirada (13) y numerosos artículos en medios de comunicación, también en el país vecino: France24, Radio France Internationale, El País, Eldiario.es, El Periódico de Catalunya, La Vanguardia, El Confidencial, etc. El ámbito museístico del espacio histórico que constituye La Retirada –si bien en un sentido más amplio, como señalábamos anteriormente, por lo que significa el concepto de frontera– nos permite aproximarnos a través de las rutas que atraviesan los Pirineos por los caminos de Cerdaña, Ripollés y el Alto Ampurdán, los memoriales, los centros de interpretación y otros recursos como vídeos y webs (14). La sesión de fotos se realizó el domingo 13 de febrero de 2022 para hacerla coincidir con el 83.º aniversario y tuvo lugar en los accesos al Palacio Munibe, en el término municipal de Etxebarria (Bizkaia), gracias a la amable colaboración de la Bilbao-Bizkaia Film Commission y la Diputación Foral de Bizkaia, propietaria de la finca. De la fotografía se encargó uno de los más reconocidos fotógrafos del mundo de la recreación histórica, Valischka, que de nuevo ha plasmado en evocadoras imágenes todo este esfuerzo recreador. Se encargaron de la composición de los personajes Egoitz Ereño, Iñaki Peña, Mikel León, Iker Baz y Eneko Tabernilla, a quienes queremos agradecer su trabajo, al igual que a nuestro amigo Fernando Alcoya, del grupo Primera Línea, que compartió esta jornada con nosotros.
Como dijimos al principio de este artículo, queremos dedicarlo a todos aquellos que se abocan al éxodo víctimas de la guerra, o de cualquier otra desgracia, responsabilizándose de los suyos al igual que los Joad de la novela de Steinbeck que retrataría Ford para el cine en Las uvas de la ira apenas un año más tarde de los hechos que aquí hemos tratado, sin perder nunca su dignidad, ya sea camino del exilio o de cualquier otro destino incierto, agarrados de la mano con la esperanza de conseguir un mundo mejor para sus hijos, como simboliza aquella foto de la niña mutilada que acompaña a su padre en Prats-de-Mollo (15).
Notas
(1) Jesús Javier Alonso Carballés: “El primer exilio de los vascos” en Historia Contemporánea nº 35 (2007). Pp. 684-686.
(2) Pedro Barruso. (2006). La Guerra Civil en Guipúzcoa. Hiria: Donostia. P. 234.
(3) Pedro Picabea Salbide: “La población en el País Vasco (1900-1930). Evolución, factores de crecimiento y estructura del colectivo social a principios de siglo” en Vasconia: Cuadernos de historia-geografía nº 16 (1990). P. 101.
(4) Guillermo Tabernilla y Ander González. (2018). Combatientes vascos en la Segunda Guerra Mundial. Desperta Ferro: Madrid. P. 18.
(5) Maria Feliu Torruella y Francesc Xavier Hernández Cardona. (2013). Didáctica de la Guerra Civil Española. Graó: Barcelona. Pp. 35-38.
(6) Ibídem, p. 47. Son varios los testimonios recogidos por la bibliografía de aquellos que vivieron la experiencia de La Retirada; destacaremos aquí, por su análisis de la simbología de la frontera en la generación del exilio, las referencias a Manuel Azaña, Federica Montseny y otros en Giuliana Di Febo: “Un espacio de la memoria: el paso de la frontera francesa de los exiliados españoles. La despedida del presidente Azaña” en Alicia Alted Vigil y Manuel Aznar Soler (eds). (1998). Literatura y cultura del exilio español en Francia. Col Serpa Pinto nº2. AEMIC-GEXEL: Salamanca. Pp. 467-482.
(7) Guillermo Tabernilla y Ander González. Opus cit. P. 19.
(8) Stéphanie Trouillard: “La Retirada: 80 años desde que 475.000 refugiados españoles llegaron a Francia”.
(9) Christian Rojo: “Argelès: recuerdos del exilio español en el sur de Francia”.
(10) Javier Rodrigo: “Los mitos de la derecha historiográfica. Sobre la memoria de la Guerra Civil y el revisionismo a la española” en Historia del presente nº 4 (2004).
(11) Ibídem.
(12) Silvia Ayuso: “Josep Bartolí, el olvidado arte del exilio republicano”.
(13) Anna Abella: “Paco Roca recuerda en viñetas el exilio republicano en Francia”.
(14) Entre los vídeos de La Retirada destacaremos el de Radio France Internationale (RFI), con interesantes imágenes de archivo, el de El País, sobre el campo de Argèles y el de TV3 que recorre las rutas. Hablando de rutas, es muy detallada la información que se aporta en fenturisme.cat, mientras que al otro lado de la frontera debe destacarse la completa web del Mémorial du camp de Argèles con detallada información y recursos sobre los internados, que sirve de referencia para una visita al espacio expositivo sobre el campo.
(15) Josep Playà Maset: “Obituario. Amadeo Gracia, el niño de Prats de Molló”
Galería de imágenes de La Retirada
© Valishka Fotografía
Buenas tardes me podrían decir a qué archivos franceses se puede solicitar documentación de los refugiados españoles. Gracias