Aunque esta contribución podría parecer erróneamente anecdótica o ceñida únicamente a la realización de películas propagandísticas, lo cierto es que fue mucho más allá. Buena prueba de ello fueron los numerosos productores, técnicos o afamados actores que como James Stuart y Clark Gable no vacilaron a la hora de ponerse el uniforme. Pero entre esta plétora de estrellas guerreras no cabe duda que una, gracias a su histórico legado cinematográfico, destaca por encima de las demás, el sin igual y carismático John Ford.
Podría parecer que a finales de 1941 John Ford, ya un consagrado director que a sus 47 años contaba en su haber con títulos tan destacados como La Diligencia, Las uvas de la ira o ¡Qué verde era mi valle!, poco podría ofrecer a las fuerzas armadas de su país. Con problemas de visión, dado a la bebida y un conocido carácter explosivo, Ford podría parecer el recluta menos adecuado para servir en la US Navy pero lo cierto es que el director ya colaboraba con la Armada estadounidense desde hacía unos años.
Su relación con el mar comenzó durante su juventud en Cape Elizabeth, Maine, donde se inició en la navegación a vela. Fruto de ella, nació su vocación naval que desencadenó en su infructuoso intento de ingreso en la prestigiosa academia naval de Annapolis. No sabemos que habría deparado el futuro a Ford como cadete pero lo cierto que este fracaso le encaminó a seguir los pasos de su hermano en Hollywood y con el tiempo al éxito en la dirección cinematográfica. Con el paso del tiempo, su carrera ya consolidada y una buena posición económica, desencadenaron que en junio de 1934 la pasión latente de Ford por el mar se cristalizase en la compra de un yate. Se trataba de un queche con casco de madera, velero con un mástil principal y otro menor detrás de este, que con el nombre de Faith había pertenecido a un empresario de Pasadena con problemas económicos. Rebautizado como Araner, en una clara referencia a los orígenes de su familia materna en la isla de Aran, y pintado en verde brillante y blanco, este velero no solo le permitió evadirse entre rodajes si no que le concedió su tan anhelado deseo juvenil de entrar en la marina de los Estados Unidos. Así, y aunque por la puerta de atrás el 3 de octubre de 1934 John Ford sería nombrado capitán de corbeta de la Reserva Naval de los Estados Unidos.
Varios son los factores que impulsaron su entrada como oficial de la reserva naval y que ayudaron a eludir un informe médico que lo declaraba no apto por el cargo. Una posición dentro de la industria del cine que podría servir para potenciar la imagen de marina, sus contactos dentro del servicio gracias a sus películas y sobre todo estar casado con Mary, sobrina del contraalmirante Victor Blue fueron claves para allanar el camino y permitirle lucir en tan ansiado uniforme.
Un yate famoso por sus travesías etílicas con los amigos de Ford y pertenecer a la reserva naval podrían parecer el capricho de una afamada figura de Hollywood pero lo cierto es que el director se tomó muy en serio su pertenencia a este cuerpo auxiliar. Tanto es así que a instancias del capitán Ellis M.Zacharias, oficial al mando del undécimo distrito naval basado en San Diego, realizó numerosos cruceros de “ocio” destinados a reconocer diversos enclaves especialmente de la costa mexicana. La tapadera era perfecta, un puñado de celebrities del momento famosos por sus borracheras y fiestas en tierra, le proporcionaron la coartada que le permitió entre 1934 y marzo de 1941 realizar misiones de observación y fotografía destinadas entre otras a controlar la presencia de embarcaciones pesqueras japonesas en las aguas de Baja y el golfo de California.
La Marina de John Ford, la Field Photographic Section
En septiembre de 1939 estallaba la Segunda Guerra Mundial y Ford, con una clara visión de futuro, sabía que solo era cuestión de tiempo que su país interviniese en el conflicto. Decidido a aportar sus conocimientos técnicos a la armada, ya en 1940, organiza de manera extraoficial la autodenominada Unidad Fotográfica de Voluntarios de la Marina que sería apodada jocosamente en el mundillo de Hollywood como la marina de Ford. Agrupando a técnicos de cámara, sonido y laboratorio esta embrionaria sección es presentada a la Marina en una propuesta formal ese mismo año. El documento solicitaba su incorporación a la reserva naval buscando modernizar las operaciones fotográficas de la flota con finalidades operacionales, de propaganda, inteligencia o históricas. Para darle mayor visibilidad y empuje al proyecto este será firmado entre otros por Edmund Hansen, ingeniero de sonido y oficial de la reserva naval, el expiloto naval ahora guionista Frank W.”Spig” Wead cuya vida será llevada a pantalla por el propio Ford años más tarde en Escrito bajo el Sol y Merian C.Cooper socio de Ford en su productora Argosy Pictures y oficial de la reserva aérea del US Army.
En abril de 1940 la aún embrionaria sección adquirió carácter oficial y es admitida en el Field Photo de la Reserva del undécimo distrito naval en San Diego. Sin recibir remuneración Ford es nombrado oficial de reclutamiento destinado a captar personal y pronto 38 oficiales y 122 voluntarios comienzan sus entrenamientos un día por semana. Así cada martes por la noche el grupo, poco a poco fue aumentando en número, realizaba ejercicios e instrucción en los estudios de la Twentieth Century Fox utilizando para ello armas de atrezo y uniformes cedidos por la Western Costume Company.
A pesar de estos esfuerzos la marina era reacia a la incorporación como unidad regular de esta abigarrada tropa reclutada en los estudios de Hollywood. Para demostrar de lo que eran capaces y entrenar a su gente uno de sus primeros trabajos consistió en el rodaje de la instrucción y ceremonia de creación de la Guardia Nacional en California. Paralelamente en 1940 gracias a la incorporación a filas de 600 000 hombres se vio la necesidad de realizar películas de educación y entrenamiento para ser visionadas por los nuevos reclutas. Impulsadas por el todopoderoso fundador de la 20th Century Fox –Darryl Zanuck era teniente coronel en la reserva del Signal Corps y en 1962 producirá El día más largo–, una de ellas será adjudica a Ford con el explícito y poco atractivo título de Sex Hygiene.
Sex Hygiene Official Training Film No. 8-154 hace honor a su título y a pesar de su poca convencional temática Ford puso todo su empeño y savoir faire en su realización. El film rodado en blanco y negro con un metraje de 30 minutos narra cómo tras una partida de billar un soldado de permiso decide estar con una prostituta contrayendo la sífilis. Esto dará lugar a una charla sobre los peligros de las enfermedades venéreas y cómo prevenirlas. La moraleja no da lugar a duda y hace especial hincapié en la abstinencia, en un vano intento de atemorizar a los miles de hombres que dejaban sus hogares para incorporarse a filas. Como protagonistas, contaba entre otros a George Reeves, quien años más tarde interpretara a Superman para la televisión, y Charles Trowbridge como médico, tras la guerra hará para Ford de almirante en No eran imprescindibles y Escrito bajo el Sol. La película era lo suficientemente explicita y repugnante para que Ford le reconociese, no sin cierto orgullo socarrón, a Peter Bogdanovich que esta le había hecho vomitar tras visionarla por primera vez. Si alguien tiene curiosidad por ver esta “joya” desconocida en la filmografía de Ford no tendrá ningún problema, es de dominio público, y por tanto disponible gratuitamente en múltiples plataformas online.
John Ford en la Segunda Guerra Mundial
En septiembre de 1941 Ford se presentó para un destino activo en la Marina y nuevamente se dejaron de lado sus problemas de salud para declararlo apto para el servicio. No obstante su reputación la precedía e incluso el examen médico que había pasado lo describía como dotado de gran iniciativa, dotes de mando pero una clara falta de tacto, porte militar y decoro a la hora de vestir. Esto lo convertía en una patata caliente que los altos mando de la Navy no sabían cómo manejar y rápidamente fue asignado a “servicios adicionales”.
Un talento tan especial no podía ser desaprovechado y William Joseph «Wild Bill» Donovan rápidamente solicitó al secretario de la Marina que Ford con su gente pasasen a engrosar las filas de su recién creado servicio de información y propaganda. El Office of the Coordinator of Information había sido creado a instancias de Roosevelt en julio de 1941 con el fin de superar la falta de coordinación entre las agencias de información existentes y rivales entre sí. Donovan era otro personaje “especial” dentro de los convencionalismos militares de su época, podo dado a procedimientos y de origines irlandeses, no cabe duda que el considerado padre fundador de la CIA era el hombre adecuado para trabajar con el problemático Ford. Así el Field Photo pasó a engrosar las filas de la sección fotográfica de la unidad de Donovan dentro de su división de inteligencia. Poco después será ascendido a capitán de fragata y cuando en junio de 1942 el OCI se transformó en el OSS, Office of Strategic Services, Ford y sus “muchachos” se quedaron dentro la nueva organización.
Además de su participación personal a la guerra Ford contribuyo al esfuerzo bélico con la cesión de su más preciada posesión a la Marina, el yate Araner. Sin recibir ninguna remuneración por ello el velero fue puesto en servicio en febrero de 1942 como buque auxiliar IX-57. Asignado inicialmente al distrito naval n.º 11 fue transferido al Western Sea Frontier donde operó patrullando entre las islas Guadalupe y San Clemente. Será devuelto a la familia Ford en julio de 1944 y eliminado de la lista de la Navy a finales de ese año. Parece ser que Ford se la arregló para que un especialista de Hollywood, Frank McGrath, sirviera en él para poder cuidar a su querido “bebé”. Como agradecimiento, McGrath será posteriormente contratado en muchas de las películas de Ford, apareciendo en Fort Apache, Wagon Master o como trompeta en La legión invencible.
En Washington se centralizó e instaló su base o cuartel general el Field Photo iniciando sus trabajos con una treintena de oficiales y 120 especialistas agrupados en 15 equipos. Con un presupuesto para el primer año de guerra de 1 000 000 de dólares con el tiempo más y más hombres engrosaron sus filas, la mayoría provenían de la Marina aunque había de otras armas, hasta alcanzar los 600. Entre todos ellos Ford como coordinador se apoyaba para sacar el día a día en un pequeño grupo de incondicionales entre los que se encontraba un rudo exmarine Ronald “Jack” Pennick y el teniente de navío Markus Armistead. Este último había sido reclutado en Hollywood por el propio Ford y en 1944 se trasladó a Londres donde se ocupó del reconocimiento aéreo para el Field Photo con vistas a Overlord.
Contrariamente a lo que podría pensarse la mayoría de los trabajos de esta unidad no estaban hechos para el gran público. El grueso de su trabajo eran rodajes destinadas a los archivos militares, películas de entrenamiento para el OSS, trabajos de reconocimiento y valoración de operaciones aunque sí es cierto que algunas de sus filmaciones vieron la luz durante la guerra. Así la mayoría de sus títulos tenían nombres muy alejados del glamour hollywoodiense, ya sea técnicos como OSS Basic Military Training, Nylon Rubber Boat, Undercover o descriptivos de informes o acciones de combate como Crete, Chinese Commandos o Seabees, los batallones de construcción de la Armada. Un equipo del Field Photo comandado por Ray Kellog, director y productor que en 1968 codirigiría con John Wayne Los boinas verdes, se ocupó de compilar en Nazi Concentration Camps imágenes sobre las atrocidades del III Reich que serían utilizadas en los procesos de Núremberg. Aunque en los créditos figura el nombre de Ford, únicamente ayudó en la organización del mismo y apenas contribuyó a la realización de este y otros relacionados con los juicios como That Justice Be Done, The Nazi Plan o Nuremberg.
Podría parecer que durante este tiempo el trabajo de John Ford se centraba en la agotadora y tediosa tarea de coordinar los equipos, supervisar su trabajo o luchar contra la pesada burocracia militar de Washington. Nada más lejos de la realizad, el inquieto director se las apañó para hacer no pocos trabajos de campo que en algún caso casi le costaron la vida.
Pocos días después del ataque a Pearl Harbour y por petición expresa de Roosevelt, Ford se trasladó con un equipo a Islandia donde con Ray Kellog rodó Iceland. Con 11 minutos analiza las infraestructuras e instalaciones militares en la isla así como los problemas logísticos que suponía trabajar con buques y aeronaves en un clima tan extremo. Cabe recordar que los marines habían llegado a la isla en junio de 1941 y unidades del US Army reemplazaron totalmente a las de ocupación británica tras la declaración de guerra alemana en diciembre.
Tras este trabajo Ford se trasladó a Panamá donde a instancias de Frank Knox, secretario de la Marina, rodó Canal Report. Esta película que será visionada por el presidente y otros altos cargos militares, pondrá en evidencia fallos en la seguridad del estratégico canal y no cabe duda que Ford era la persona ideal para su realización. Sin ataduras al establishment militar y poco dado a morderse la lengua, no caerá en la tentación de soslayar o matizar errores que dejaran en evidencia a otros oficiales de carrera.
En esta línea de actuación Ford se embarcó en su siguiente proyecto, December 7th, un controvertido metraje de 83 minutos donde se muestran las consecuencias del ataque a Pearl Harbor pero sobre todo la falta de preparación del ejercito. Rodada en su mayor parte por Gregg Toland, prestigioso director de fotografía que ya contaba en su haber con películas como Ciudadano Kane o Las uvas de la ira, y supervisada por Ford, su resultado final causó gran malestar en la cúpula militar. No fue hasta 1943 cuando pudo ver la luz al gran público una versión mucho más reducida y censurada de la original. Esta copia será galardonada con un Oscar al mejor documental en 1944.
El 8 de abril de 1942 Ford se encontraba en el portaviones USS Hornet para ser testigo del famoso raid de Doolittle sobre Japón. Así dejó constancia para la historia del agónico despegue de los B-25 con planos que alternaban la salida de cada aparato, con los gritos de los marineros en cubierta y, cómo no, unas tomas del almirante “Bull” Halsey en el puente de mando. Con el paso de los años estos planos han sido ampliamente utilizados en multitud de documentales y como no podía ser de otra manera en la película de 1944, protagonizada por Spencer Tracy, Treinta segundos sobre Tokio.
A pesar del éxito propagandístico y de moral del ataque de Doolittle la guerra en el Pacifico continuaba y con ella los avances japoneses, hasta que la batalla del Coral y finalmente la de Midway supusieron un punto de inflexión en la ofensiva nipona. Según el propio Ford, este recibió una llamada del almirante Nimitz que le solicitaba un equipo para cubrir la isla. Aparentemente sin tener idea de la batalla que estaba en ciernes Ford se presentó voluntario y embarcó rumbo a la historia junto a un cámara que ya había trabajado en la RKO, Jack Mackenzie Jr. Tras su llegada el director se dedicó a realizar tomas rutinarias de la guarnición y la fauna local pero todo cambió cuando el 3 de junio se subió a un PBY-5 “Catalina” al mando de su amigo Massie Hughes. Este aparato pertenecía a la escuadrilla de hidroaviones destinada a tareas de reconocimiento en torno a la isla y tenía como misión descubrir la inminente llegada de la flota enemiga. El vuelo no fue precisamente un viaje de placer y a 320 millas de la isla fueron interceptados por dos hidros japoneses. Afortunadamente para Ford su piloto sabía sacar el máximo rendimiento a su aparato y tras esconderse en las nubes inició un forzado picado que les llevó a máxima velocidad sobre la superficie de las olas. Esa noche, ya en Midway, el capitán de navío Simard le solicitó a Ford que ante la inminencia del ataque se posicionase en lo alto de la central eléctrica de Eastern Island y actuase como observador informando del resultado de los ataques japoneses que esperaban al día siguiente. Sin saberlo el director se acaba de instalar armado de dos teléfonos, una cámara y 61 metros de película sobre un blanco de primer orden para las bombas japonesas. Cuando sonaron las alarmas no tardaron en aparecer sobre Midway los bombarderos y cazas japoneses de cuyo conteo y evoluciones dio debida cuenta mientras las explosiones se sucedían. En su relato de la batalla Ford cuenta cómo aprovechaba para ir realizando tomas, algunas espectaculares como la explosión de un hangar, del fuego antiaéreo, los aparatos enemigos. etc. hasta que una bomba dañó el edificio donde se encontraban. Herido en un brazo, no dudó en seguir filmando lo que veían, Mackenzie enfocando los rostros de los marines y marineros bajo las explosiones, mientras Ford retrataba el fuego antiaéreo y una épica secuencia que muestra el izado de la bandera durante el ataque.
Tras la batalla Ford abandonó la isla para, reuniendo todas sus cintas de película junto a las tomas realizadas por el teniente Pier en sus vuelos con los aparatos del Hornet, ponerse a la realización de lo que se denominaría el documental The Battle of Midway. Intentando eludir la mano negra de la Marina y su censura, el montador realizó por instrucción directa del director el trabajo en Hollywood, teniendo en cuanta que las escenas debían representar equitativamente la labor de los cuerpos involucrados en la batalla. Con la cinta prácticamente lista Ford descubrió unos metros de película que había tomado en la isla que mostraban a James Roosevelt. En un alarde de su genial visión cinematográfica decidió añadirlas y ante la queja del montador por producir un salto en la pista de sonido que dejaría la secuencia sin música solo con la voz del narrador anunciando con lacónica voz “el comandante Roosevelt”, Ford simplemente afirmó, «perfecto». Cuando se proyectó en la Casa Blanca delante del presidente se produjo un gran silencio en la sala cuando este vio a su hijo en pantalla, al encender las luces Eleanor Roosvelt aún lloraba. Inmediatamente se cursó la orden para su distribución por todo el país con 500 copias en Technicolor.
No será el único documental sobre Midway en el que intervino la mano de Ford, ya que su impronta quedó en la desconocida pero no por ello menos emotiva Torpedo Squadron 8. Esta unidad, VT-8, fue totalmente destruida en un infructuoso ataque el 4 de junio de 1942 cuando sus 15 torpederos Douglas TBD Devastators fueron derribados en un ataque sin escolta contra los portaviones japoneses. Solo uno de sus miembros sobrevivió, el alférez George Gay, para ser testigo de excepción del hundimiento de tres de los cuatro portaaviones japoneses presentes en la batalla. Cuando poco después se supo que existían imágenes en color de las tripulaciones rodadas en 16 mm por un cámara del Hornet, Ford inmediatamente tomó el material para realizar un corto de 8 minutos como último recuerdo a los caídos. Parte de sus copias fueron entregadas a los familiares pero durante la guerra se optó por no mostrarlo en público por considerarlo demasiado negativo para la moral de la nación. Ya en el continente el trabajo de Ford recibió merecidos elogios y al Corazón Purpura obtenido por su herida en combate, pudo añadir un Oscar de la academia al mejor documental por The Battle of Midway. Tanto Torpedo Squadron 8 como The Battle of Midway están libres en derechos de autor y actualmente pueden ser visionados gratuitamente en internet.
En noviembre de 1942 Ford cambió las turquesas aguas del Pacifico por el desierto norteafricano. A su llegada le esperaba Darryl Zanuck encargado por el Signal Corps de la cobertura de Torch, el desembarco aliado en la costa africana. Para ello Ford puso a disposición de Zanuck un grupo de 32 miembros del Field Photo que se unirían a otros cámaras del ejército con la misión de retratar en color y formato de 16 mm la próxima invasión. Para ello Ford fue asignado con otros 3 hombres del OSS a la compañía D del 13.º Regimiento Acorazado del US Army con el objetivo de desembarcar en el puerto argelino de Bône.
El 18 de noviembre la unidad llegó al amanecer en medio de un fuerte bombardeo que se prolongaría en su ruta hacia Tebourba. Durante el viaje el propio Ford fue atacado por un bombardero Ju88 que será derribado por la providencial intervención de un Spitfire. El piloto alemán caerá prisionero sin saber que uno de sus captores era toda una estrella del cine norteamericano. Como reconoció el director, la campaña fue dura, perdería más de 15 kg en la misma, permaneciendo en el frente hasta el 6 de diciembre.
Únicamente una pequeña parte de la muchas horas rodadas por Ford y sus hombres fueron incluidas en el documental que realizará Zanuck con el título de At the Front in Nort Africa. No obstante las de Bône tienen su sello e incluso el director hace un pequeño “cameo” al aparecer en actitud distendida junto a otros soldados mientras monta un escuálido asno.
Nuevamente en Washington Ford pasó gran parte del tiempo enfrascado en tareas organizativas y de burocracia que además de resultarle tediosas no hacían más que ocasionar roces y tensiones con los altos mandos del ejército. El verano de 1943 la situación se volvió tan delicada que el propio Donovan decidió enviarlo al teatro de operaciones China-Birmania-India delegando sus funciones en el experimentado Ray Kellog. Su misión en el CBI considerada de observación también tenía el propósito de reforzar la presencia del OSS en el sudoeste asiático e intentar aportar pruebas gráficas que justificasen su trabajo ante el congreso. En su nuevo destino tuvo suerte de congeniar con el general Wedemeyer, norteamericano y miembro del equipo de Mountbatten, pasará a mandar las fuerzas de su país en China y le facilitó enormemente su trabajo.
Entre las tareas que asumió Ford fue de la contactar con la unidad del OSS conocida como 101. Al mando del duro coronel Carl Eiffer, estaba compuesta por guerrilleros de etnia kachin que actuaban tras las líneas japonesas y a la que los hombres de Ford retrataron en sus actividades de entrenamiento, reconocimiento y combate. Entre esta amalgama de nativos y yanquis destacaba una figura digna de un personaje de sus películas, el pater James Stuart. Sacerdote dominico que afirmaba haber sido miembro del IRA y que tras perder su congregación a manos de tropas japonesas ahora las combatía en la selva.
Este nuevo destino no estaba precisamente falto de peligros y Ford realizó alguna filmación en zonas dentro del control japonés llegando a efectuar un salto en paracaídas desde un C47. Fruto de estos trabajos los hombres de Ford sacaron adelante varios reportajes como Preview of Assam y OSS Camera Report: China-Burma-India. En este último se rinde un homenaje a los 28 miembros del OSS que fallecieron cuando su avión resultó derribado por cazas nipones. Pero si el salto en paracaídas no fue suficiente, su traslado a China sobre la denominada “Joroba”, la ruta aérea plagada de restos aeronáuticos que comunicaba la India con China, no debió ser poca cosa. En China se encargó gracias a sus buenas relaciones con el famoso Claire Chennault de ayudar en la organización de la oficina del OSS en esa área e incluso realizando vuelos de reconocimiento entre Chinking y Kunming bajo fuego antiaéreo.
En enero de 1944 Ford estaba nueva mente en la capital donde nuevamente se mostró a disgusto con el trabajo diario y el ambiente que se respiraba a las orillas del Potomac. Para su alegría Donovan le ofreció una nueva misión en ultramar donde su presencia era requerida por el SHAEF al mando de Dwight Einsenhower. Era el 31 de marzo y Ford sin saberlo se encaminaba a participar en el Día D, la invasión aliada de las costas francesas en Normandía. Ya en Gran Bretaña se dedicó a reunir material y equipos destinados a dar testimonio de los desembarcos aliados en Europa previstos para ese junio. Ejerciendo el mando de la sección de cine según sus propias palabras actuaba más como un oficial de logística intentando que todos aquellos aptos para usar una cámara estuvieran listos y debidamente equipados. Para ello supervisó los equipos de grabación no solo de la Marina sino de los guarda costas y países aliados como británicos, polacos o franceses.
El 29 de mayo embarcó en Belfast a bordo del destructor Plunket, con el cual llegó a la playa de Omaha al amanecer el 6 de junio de 1944. Desde allí fue testigo de cómo las pequeñas lanchas se dirigían a la playa cargadas de tropas y suministros hasta que a medio día les llegó su turno. Pudiendo desembarcar sin novedad, comenzaron a rodar bajo la supervisión de Ford intentado ponerse a cubierto mientras las explosiones aún batían la playa. Con ese material se realizó un informe sobre el Día D que sería visualizado tanto por Churchill como Roosevelt además de ser utilizado en parte para noticiarios o reportajes como United States Coast Guard Report Number 4: Normandy Invasion.
Aprovechando su estancia en Europa, Ford contactó con John Duncan Bulkeley, famoso por haber sacado al general Douglas MacArthur de Corregidor en su lancha PT, estaba al mando de una flotilla de lanchas ligeras destinadas a proteger la flota aliada de invasión. El director embarcó varias veces en la lancha de Bulkeley, con el cual mantenía largas charlas e incluso pudo presenciar varias acciones contra sumergibles alemanes. Estas conversaciones no eran un mero capricho ya que Ford ya tenía en mente realizar un proyecto cinematográfico que la Marina quería sacar adelante, el rodaje de They Were Expendable.
They Were Expendable, el rodaje de No eran imprescindibles
Basada en un libro de gran éxito publicado en 1942 por el periodista William Lindsay White, la historia se centra en las proezas reales protagonizadas por Bulkeley y sus tripulaciones de lanchas torpederas durante la campaña de Filipinas incluyendo la evacuación de MacArthur desde Corregidor a Mindanao. Por estos hechos recibirá la Medalla de Honor y el ascenso a capitán de corbeta iniciando una más que prometedora carrera en la Marina, novela impulsada por el secretario de la Marina Knox en un intento de levantar la moral de la Armada y la nación. Para ello además del libro se realizó un artículo para Life, «PT Squadron in the South Pacific», y dio inició al proyecto de una versión para el cine.
El guionista asignado para adaptar la novela no podría ser otro que “Spig” Wead. Marino profesional con una dilatada carrera como escritor tras un accidente que lo alejó del servicio, en la Segunda Guerra Mundial se incorporaría nuevamente, y amigo personal de Ford, su elección era una apuesta para atraer al director a este proyecto. Para ello también se asignó por la MGM como productor ejecutivo a James MacGuinness, otro íntimo de Ford. No obstante estaba centrado en su trabajo en el OSS y el proyecto fue dilatándose en el tiempo. No sería hasta su paso por Francia en 1944 que por fin dio el visto bueno para volcarse en el rodaje de la película. En octubre de 1944 se le concedió su petición de ser relevado del servicio activo por lo cual Ray Kellog asumiría de manera formal el mando de la Field Photo, el cual ya realizaba de facto tras el viaje de Ford al suroeste asiático.
A la hora de buscar los protagonistas de la película Ford se decantó por Robert Montgomery, asumiendo el papel del oficial al mando John Brickley, ya que curiosamente la Marina no permitía utilizar nombres reales de personal en servicio. Montgomery ya era un consumado actor de la MGM pero además tenía en su favor algo que lo hacía sumamente adecuado para el papel, había servido en la Marina en el Pacifico, en el mismo tipo de lanchas y al mando del propio Bulkeley, con el que incluso tenía cierto parecido físico. Para interpretar a su segundo se pensó inicialmente en Robert Taylor pero al no estar disponible el papel recayó finalmente en John Wayne que actuaría como el temperamental teniente Rusty Ryan. Para el papel femenino se optó por Donna Reed y como en todas las buenas películas de Ford los secundarios eran “de la casa”, reclutando para este film a Jack Pennick, Russell Simpson, Harry Tenbrook y Ward Bond.
El rodaje de exteriores se inició en febrero de 1945 en Cayo Vizcaíno y aunque Bulkeley se negó a trabajar en calidad de asesor, la cinta contó con gran apoyo de la Marina al proporcionar seis auténticas lanchas PT e incluso aviones procedentes de diversas bases aeronavales de la zona. Como siempre el trabajo de Ford durante una película estaba repleto de incidentes o anécdotas, y este no podría ser de otra manera. John Wayne no había servido en las fuerzas armadas y esto para el director fue motivo de escarnio haciéndole blanco de sus famosas y ácidas pullas. En una escena le llegó a recriminar que no sabía saludar como se hace realmente en la Marina motivando que un encolerizado Wayne abandonase el plató durante unas horas. Por si esto fuera poco Ford sufrió un accidente al fracturarse una pierna por lo que durante unas semanas el rodaje recayó en Montgomery. Fue una elección afortunada ya que el actor, como reconoció el propio Ford, supo sacar adelante el trabajo con gran maestría dándole alas para dirigir con el tiempo sus propias películas.
Ford obtuvo un salario de 300 000 dólares por el rodaje de la película pero donó su totalidad a la creación del llamado Memorial Home del Field Photo. Conocido coloquialmente como la granja era un lugar de reunión para los veteranos de su unidad y sus familias que fue construido en el valle de San Fernando dentro de una finca que contaba con 8 acres de superficie. En su interior contaba con una capilla donde se mostraban los nombres de los caídos a los cuales durante años rendían homenaje cada Memorial Day.
El estreno de They Were Expendable se realizó el 20 de diciembre de 1945 y aunque tuvo un éxito comercial recaudando 3 250 000 dólares lo cierto es que la película llegaba tarde. A pesar de haber sido rodada con maestría y gran realismo el público norteamericano ya estaba cansado de la guerra y seguramente si se hubiese estrenado uno o dos años antes el impacto habría sido mucho mayor.
Tras finalizar No eran imprescindibles y cerrar temas pendientes del Field Photo, Ford fue licenciado de la Marina el 29 de septiembre de 1945 para poco después recibir la Legión al Mérito como colofón a su etapa militar. No obstante la relación con la Marina no terminó para Ford ya que siguió colaborando con ella de manera esporádica durante muchos años realizando entre otros This is Korea y Vietnam! Vietnam!.
En marzo de 1973 el American Film Institute lo honró con su primer premio Lifetime Achievement Award en una ceremonia durante la cual el presidente Richard Nixon le entregó la Medalla Presidencial de la Libertad y su ascenso al grado de almirante. Será su último gran acto ya que John Ford fallecerá el 31 de agosto de ese año en su casa de Palm Desert.
Thank you Mr Garci
Bibliografía y fuentes consultadas
John Ford por Peter Bogdanovich, editorial Hatari Books
Tras la pista de John Ford, editorial Cult Books
Naval History and Heritage Command, Araner I (IX-57)
Naval History and Heritage Command, John Ford
Naval History and Heritage Command, Recollections of Commander John Ford, USNR
Excelente artículo. Mi enhorabuena.
Muchas gracias, paisano.