Frances Power Cobbe

Newbridge House Farm (Wikimmeda Commons)

Frances Power Cobbe nació en 1822 en el seno una familia irlandesa acomodada, poseedora de tierras y con influencia social. Pasó sus primeras tres décadas cuidando de una madre enferma y viviendo con un padre distante y poco afectuoso, mientras sus hermanos mayores se independizaban y sus primos pasaban solo temporadas en la casa. Casi nada hacía pensar en cómo se desarrollaría su vida posterior, muy poco convencional para los estándares victorianos.

Su fuerte carácter (y mucho tiempo libre) le permitieron dedicarse al estudio de una forma intensa lo que, unido a su pérdida fe en el cristianismo tradicional, la llevó a publicar, en 1855, Essays on the Theory of Intuitive Morals. Lo hizo de forma anónima (aunque no permaneció así mucho tiempo), tanto por su género como por no disgustar a un padre profundamente religioso. A este no le hizo demasiada gracia la nueva espiritualidad de su hija, desligada de unas creencias institucionalizadas o de la literalidad de la Biblia, ni su defensa de las teorías de Darwin, de las que afirmó que cualquiera con una religiosidad inteligente las consideraría mucho más hermosas que un relato de creación acelerada. Sin embargo, Francis, no contenta con las ideas sociales del científico, lo intentó convencer de que tomara conciencia de las injusticias que sufría la mujer y criticó algunas de sus ideas de evolución en lo moral o social. La agudeza y sensibilidad la llevó a intuir los problemas que traería posteriormente el darwinismo social.

 

Ganándose su independencia

Plas Hengwrt

La en la que vivó con Mary Lloyd (Wikimmedia Commons)

Cuando murió su padre, en 1857, el reparto de la herencia le dejó una pensión pequeña, pensada para cubrir tan solo gastos personales y forzarla a permanecer en la casa familiar, y dejaba el grueso de la herencia a su hermano. Orgullosa, se negó a depender de su hermano y a aceptar el status quo y lo que implicaba. Así pues, se trasladó y trabajó en el reformatorio para chicas de Red Lodge en Bristol, con Mary Carpenter. Sin embargo, se acabó convenciendo de que no le gustaban ni los adolescentes ni la austeridad de esa institución. Además, parece que su deseo de intimidad con Carpenter chocaba fuertemente con el carácter rudo y frío de dicha mujer, con lo que su relación fue bastante problemática.

A Cobbe siempre le llamó la aventura, conocer nuevos mundos y ampliar sus horizontes. Viajó, en esta época todo lo que pudo, sola, sin compañía masculina ni personal de servicio, cosa muy rara para una mujer en la época. También escribió, al principio pensando en llevar un diario de viaje, pero también para publicar estas piezas. En Italia conoció a un grupo de artistas que vivían solas o en relaciones lésbicas, que compartían intimidad y vida social, lo que la deslumbró. No solo colectivamente, sino que allí conoció también a la que sería su pareja por más de tres décadas y de la que solo la separaría la muerte, la escultora Mary Lloyd. Ambas lograron vivir de su trabajo, juntas y de forma independiente.

También viajó a Egipto y por Oriente, zonas que le fascinaban, allí, y no sin cierta sorpresa, fue reconocida por su obra por viajeros y locales. Esto la animó definitivamente a intentar vivir de lo que, hasta entonces, había sido casi un hobby, y trabajar como periodista y escritora. Fue contratada como corresponsal en Italia para el Daily News, un hecho también bastante insólito al tratarse de una mujer y, luego, escribió de forma habitual para el Echo o el Fraser’s Magazine, además de continuar publicando ensayos.

Frances Power Cobbe y el activismo en favor de las mujeres

Frances Power Cobbe por Elliott & Fry

Frances Power Cobbe por Elliott & Fry (Wikimmedia Commons)

Durante su vida, Cobbe había desarrollado un fuerte sentido de la justicia social, así como una amplia conciencia sobre los problemas que afrontaban las mujeres en su época. De hecho, uno de sus primeros artículos, What Shall We Do with Our Old Maids?, denunciaba la visión expresada por a W.R. Greg en Why are Women Redundant?, artículo en que calificaba a las mujeres como seres sin deseo y parásitos, además de afirmar que las mujeres solteras eran superfluas para la sociedad y deberían ser deportadas. Cobbe afirma, por el contrario, la agencia y valor de la mujer pero, aún más, su capacidad para ser feliz e independiente sin la necesidad de un hombre a su lado o de la maternidad.

Muchos de sus artículos y ensayos se dirigieron a denunciar estos prejuicios, poniendo una especial atención en el tema de la violencia de género, que se veía como normal e, incluso, adecuada en la época. Su obra Wife Torture in England (1878) tuvo una especial repercusión, poniendo el debate sobre la mesa. Al contrario que algunos políticos, sabía, además, que un mero punitivismo físico del maltrato no serviría de nada, ya que los hombres se limitarían a ejercer aún más violencia sobre sus mujeres, para compensar su frustración y el propio castigo. En cambio, abogó, además de por crear conciencia y junto con el Married Women’s Property Rights Group al que pertenecía, por facilitar el divorcio a las mujeres, así como la gestión sobre sus propios bienes. Al final, el Parlamento aprobó la Matrimonial Causes Act (1878), debido a la presión sobre el tema.

También abogó fuertemente por el acceso de la mujer a la universidad. En 1862 habló en el congreso anual de la Social Science Associations sobre el tema, aunque fue ridiculizada por ello (salvo por el Times, que la consideró la mejor ponencia del día). Aunque en los años setenta del siglo XIX se empezaron a crear colleges femeninos para proporcionar educación superior a las mujeres, habría que esperar medio siglo para que universidades como Oxford o Cambridge accedieran al ingreso de mujeres.

Todos estos problemas tenían una base, para Cobbe, política. Sin voto, ni participación en las instituciones públicas, era complicado que las mujeres lograran solucionar las injusticias sociales que les afectaban. Así, además de animar a las mujeres a una participación política activa en el artículo The Duties of Women (1881), participó en la fundación de la Society for Women’s Suffrage (1872), participando activamente en la lucha por el sufragio femenino.

 

Empatía, amor y muerte

No solo se preocupó por la situación de la mujer (algo que no dejaba de afectarla personalmente), sino que tuvo una especial sensibilidad con la crueldad que sufrían los animales. Su artículo The Rights of Man and the Claims of Brutes (1863) ya exponía el problema del maltrato animal y la vivisección. En 1875 funda la Society for the Protection of Animals Liable to Vivisection (Victoria Street Society), y es editor de su revista seminal Zoophilist (hoy quizás hubiera escogido otro nombre). Consiguió que numerosas personalidades se unieran a la causa, como los obispos de Bristol o Manchester. Aunque logró que el Parlamento aprobara, en 1876, la Cruelty to Animals Act, se eliminó su petición de que los experimentos se hicieran solo en animales completamente anestesiados, por lo que tuvo que seguir luchando contra la vivisección. Argumentaba, además, que esto no era solamente algo que afectara al bienestar de los animales, sino que perjudicaba también a los estudiantes de medicina, que se acostumbraban a ignorar o disfrutar con el dolor que causaban sus prácticas.

Frances Power Cobbe's canine companion

El perro de compañía de Frances Power Cobbe (wikimmedia)

Seguiría liderando la asociación hasta 1884, año en que se retiró, con una pensión de unas 100 libras anuales por parte de la misma. Además, un legado de una amiga y compañera en la lucha contra la vivisección, de 25.000 libras, permitió que Frances y Mary Lloyd se trasladaran a Gales y vivieran cómodamente lo que les quedaba de vida. La muerte de esta última en 1896 afectó profundamente a Frances hasta su muerte en 1904. Aun retirada, continuó escribiendo y realizando acciones de activismo hasta su muerte. Entre ellas, un libro benéfico, The Confessions of a lost Dog, dedicado al perro que había adoptado la pareja. De hecho, en 1898, al considerar muy blanda la deriva de la anterior organización, fundó la British Union for the Abolition of Vivisection.

Aunque en vida fue reconocida y admirada, y su influencia logró cambios políticos y sociales, unas décadas después de su muerte había sido prácticamente olvidada. Su escritura ensayística que la alejó a la novela o la poesía, así como el surgimiento de la WSPU de Pankhurst, que ensombreció todo movimiento sufragista anterior, confluyó para acabar situándola injustamente en una zona gris. Merece la pena recordar a esta activista y prolífica escritora, que mandó a paseo las normas sociales y luchó por cambiar el mundo que conocía.

 

Bibliografía

  • Cobbe, Frances Power y Atkinson, Blanche (1904), Life of Frances Power Cobbe as told by herself, Londres: S. Sonnenschein & Company
  • Hamilton, Susan (2001), “Making History with Frances Power Cobbe: Victorian Feminism, Domestic Violence, and the Language of Imperialism”, Victorian Studies, 43 (3), pp. 437-460
  • Hamilton, Susan (2006), Frances Power Cobbe and Victorian Feminism, Nueva York: Palgrave MacMillan.
  • Mitchell, Sally (2004), Frances Power Cobbe: Victorian Feminist, Journalist, Reformer, Charlottesville y Londres: University of Virginia Press
  • Phelps, Norm (2007), The Longest Struggle. Animal Advocacy from Pythagoras to PETA, Nueva York: Lantern Books

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