Nuño de Guzmán Los tarascos y la conquista española de México

Esbozo del lienzo de Tlaxcala por Manuel de Yañez donde observamos cómo los conquistadores hacen uso de tropas nativas. La imagen nos relata la campaña sobre los territorios tarascos por Nuño de Guzmán (1490-1558). Fuente: Wikimedia Commons.

Para entender la conquista de México debemos conocer el importante papel que tuvieron los aliados indígenas en todo el proceso y que estos no se reducen nada más en los tlaxcaltecas, tuvieron una gran diversidad de aliados, entre ellos los tarascos, que llegaron a jugar un papel tan importante y por ello son los protagonistas del presente ensayo.

Los antiguos tarascos

Los tarascos son un pueblo originario del actual estado de Michoacán, ubicado al oeste de la Ciudad de México. Son una cultura de la cual se debate mucho su origen y comúnmente se acepta que puedan ser un pueblo que procede del mismo Michoacán y que no presentó la formación de un gran estado sino hasta el siglo XV, cuando, unificados bajo el mando del linaje Uanácaze se lanzaron a la conquista de la región lacustre de Pátzcuaro, en donde establecieron el corazón de su gran señorío.

Los señores Uanácaze son una rama de un grupo tarasco más grande, conocido como los Chichimecas-Uacúsecha, un grupo que se fraccionó y compitió por el control del lago de Pátzcuaro. Los Uanácaze bajo el liderazgo de Taríacuri, fundaron la población de Pátzcuaro y desde ahí comenzaron el proceso de sometimiento de los demás señores Chichimecas-Uacúsecha. Durante estas conquistas tomaron Tzintzuntzan e Ihuatzio, dos poblaciones que a la muerte de Taríacuri también fueron elevadas al rango de capital, ya que el señorío lo repartió entre sus sobrinos Hiripan y Tangánxoan I, y su hijo Hiquíngaje, quienes siguieron con las conquistas más allá de la región lacustre. Durante las últimas décadas del siglo XV fue nuevamente centralizado el poder en la descendencia de Tangánxoan I, en su hijo Zizipándacuare.

Este cazonci trasladó los poderes a Tzintzuntzan y continuó con las conquistas en todas direcciones, siendo reconocido como un gran guerrero. Sus fronteras las extendió hasta topar al oriente con los mexicas, y pronto las dos grandes entidades militaristas de Mesoamérica se enfrentaron. Zizipándacuare derrotó dos grandes expediciones mexicas, las fuerzas del huey tlatoani Axayacatl y posteriormente, a Ahuízotl, estableciendo así una frontera infranqueable entre los dos señoríos y una acérrima rivalidad.

A Zizipándacuare lo sucedió su hijo Zangua, también afamado guerrero y cazonci con el que el señorío tarasco alcanzó su máxima expansión e igual que su padre, derrotó una avanzada mexica que mandó Moctezuma II Xocoyotzin, una victoria que le permitió arrebatar a los mexicas algunas fortalezas fronterizas.  Fue una victoria que no pudieron celebrar por mucho tiempo, puesto que no tardaron en aparecer los españoles.

La incorporación de Michoacán

En 1521, conquistado México-Tenochtitlan, Cortés puso su atención en los señoríos vecinos a los dominios mexicas y procedió a su incorporación a la Nueva España. Pronto recibió noticias de la existencia del señorío tarasco, sus riquezas y su fuerza que rivalizaba con los mexicas, no tardó en enviar exploradores y embajadas. Tras los primeros contactos, los tarascos comenzaron también a enviar embajadas, ambos buscaban una mayor información del otro.

Para este momento, el cazonci Zangua había fallecido a causa de una epidemia de viruela y fue sucedido por su hijo Tzintzicha Tangánxoan II, quien no tuvo un inicio de gobierno sencillo. Primero debió afrontar la rebelión de los hermanos supervivientes a la epidemia, a los cuales ejecutó, así como debió restablecer a su jerarquía política afectada por los fallecimientos a causa de la epidemia. Bajo estas condiciones debió tomar una decisión, enfrentarse a los españoles o buscar su amistad, esto también provocó fracturas al interior de la jerarquía que resolvió una vez tomada la decisión, el sometimiento pacífico al rey de España, Carlos I de Austria y que implicó la incorporación de un gran territorio.

Otro de los argumentos que seguramente convencieron al cazonci de su decisión, debió ser la presencia de las fuerzas españoles de Cristóbal de Olid, que, según las fuentes, fueron recibidos en paz y alojados en la capital tarasca, la ciudad de Tzintzuntzan, a finales del mes de julio de 1522, por lo que, en algún momento del otoño de ese año el cazonci viajó al campamento de Cortés y reconoció su sometimiento al rey de España.

Se debate si en verdad fue tan pacífica o no, lo cierto es, que los propios descendientes de este cazonci y toda una élite que estaba vinculada a este linaje, durante la colonia defendieron el sometimiento pacífico en favor de conseguir privilegios por parte de la corona y sostener cierto estatus social dentro de la sociedad indígena, es decir, seguir siendo reconocidos como nobles indígenas y los beneficios que implicaba ello. Lo cierto es que, gracias a esto, se incorporó un territorio tan amplio como el actual estado de Michoacán, así como algunas porciones de los estados vecinos de Jalisco, Guanajuato y Guerrero. También el acceso a grandes recursos naturales y el control de una importante población que proveyó de guerreros, mano de obra y colonos a diversos proyectos españoles a lo largo de los 300 años de  existencia de la Nueva España.

Los tarascos y su relación con los españoles

A pesar de la sumisión pacífica, no fue una relación sin conflictos y constantemente se enfrentaron los intereses de los españoles con los intereses indígenas, resultando algunas muertes, entre ellas la del cazonci Tzintzicha Tangánxoan II, que siendo bautizado con el nombre de don Francisco Tangánxoan fue procesado injustamente por Nuño de Guzmán quien lo condenó y ejecutó en 1530. Muerto el cazonci, su jerarquía se mantuvo en pie y se debió negociar con ellos, así como se garantizó la continuidad del linaje Uanácaze al mando de los tarascos por otro tiempo más, para lograr los acuerdos, fue importante el papel del primer obispo de Michoacán, don Vasco de Quiroga.

Haciendo a un lado los conflictos, los tarascos tuvieron una participación muy importante desde el principio, entre 1522-1525, tomaron parte en las conquistas de Colima y la costa michoacana, en la pacificación de una rebelión en la región del Pánuco y aportaron soldados a la expedición de Cristóbal de Olid que debía conquistar las Hibueras en la actual Honduras. En 1530, forzados y violentados por Nuño de Guzmán, le acompañaron en su conquista de la Nueva Galicia, al occidente de México, que llegó incluso tan al norte como Sinaloa.

Entre 1539-1565, los últimos descendientes legítimos del linaje Uanácaze, los hijos del cazonci, don Francisco Taríacuri y don Antonio Huitziméngari, estuvieron muy involucrados en las exploraciones hacia el Bajío y el norte minero. De don Francisco se sabe combatió al lado del virrey don Antonio de Mendoza cuando controló la rebelión del Mixtón, mientras que su hermano y sucesor, don Antonio, entre 1551-1553, comandó alrededor de 1200 tarascos en los principios de lo que sería la Guerra contra los Chichimecas, que se extendió hasta finales del siglo XVI. Don Antonio además apoyó a la fundación de poblaciones que ayudarían a consolidar el importante camino de Tierra Adentro que conectaba a la Cd de México con las minas de Zacatecas y Guanajuato.

Además de soldados, una vez pacificando el norte, los tarascos apoyaron con colonos, que junto a tlaxcaltecas y otomíes servían de apoyo en la colonización del norte y como ejemplo para los rebeldes chichimecas, por lo que encontramos poblaciones con barrios tarascos en el Bajío guanajuatense o en ciudades más al norte como Zacatecas.

Conclusión

La incorporación de los tarascos y de su señorío fue un gran soporte para los proyectos españoles, por las razones ya comentadas. Así mismo, para los tarascos reportó algún beneficio, al menos para sus élites, que, a pesar de no haber conseguido los mismos privilegios que los tlaxcaltecas si lograron conservar un estatus importante, incluso los descendientes del cazonci recibieron el cargo de gobernadores indios de la ciudad y provincia de Michoacán, que no limitaba su jurisdicción a una sola república de Indios, sino que esta se extendía sobre todos los pueblos de indios de la provincia, teniendo la facultad de hacer levas para reclutar soldados, organizar la mano de obra y canalizarla a los diferentes proyectos de construcción españoles, así como hacer justicia ante ciertos casos. Una autoridad que no pudieron ejercer otros señores indígenas, que se veían sometidos a los cargos de elección en las repúblicas de indios, mientras que, don Antonio Huitziméngari ejerció su cargo de gobernador indio de la ciudad y provincia de Michoacán durante 17 años, desde 1545 hasta que falleció en 1562.

 

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