Pero este equipo de investigación hace ya treinta años que, de manera regular, realiza excavaciones arqueológicas orientadas a esta línea de investigación. Primero fue en Siria, después en Turquía, siempre con un objetivo similar: contribuir a través del análisis arqueológico a establecer el origen de la agricultura y su impacto en las sociedades humanas arcaicas[1]. La elección del Próximo Oriente no es casual, como es conocido, es en esta parte del mundo donde se da por primera vez el cultivo de los cereales y leguminosas y la domesticación animal. Es decir, la más antigua y gracias a un proceso autóctono de transformación. Pero al mismo tiempo constituye una región idónea para analizar la globalidad del fenómeno pues esta transformación de tipo económico va acompañada o genera un amplio conjunto de transformaciones sociales y culturales, afectando a todos los ámbitos de la sociedad (sedentarismo, crecimiento demográfico, tecnología, formas de vida, simbología,…). En resumen, el conjunto de transformaciones que constituyen una “revolución” o un hecho histórico considerado como el más decisivo para la humanidad desde su aparición hasta la revolución industrial.
La zona de estudio del proyecto se sitúa en la zona conocida como la Alta Mesopotamia y engloba los actuales países de Siria, Turquía e Iraq. Los objetivos de los trabajos realizados se centran en el estudio de los procesos de neolitización asociados a la domesticación agrícola y ganadera, sedentarismo y estructuración de los poblados hasta la formación de las primeras estructuras urbanas. Este ámbito de análisis comprende cronologías que abarcan del 12000 cal BC [acrónimo de calibrated before Christ, dataciones por radiocarbono calibradas] al 3000 cal BC, y que incluye los grupos culturales de los últimos cazadores-recolectores (Natufiense), los primeros agricultores y ganaderos (Neolítico precerámico A y B, el Neolítico cerámico, y la aproximación a los consolidados de los grupos Hassuna, Samarra, Halaf y Obeid, hasta el Uruk e inicios de la Edad del Bronce (Ninevite 5).
Destacar asimismo la especificidad de la metodología utilizada, es decir la combinación de dos dinámicas de trabajo interrelacionadas. Por una parte, la actividad investigadora en la propia excavación y análisis de los yacimientos del Próximo Oriente, con el desarrollo de proyectos de excavación que tiene lugar con una cierta continuidad y siempre intentado responder a las hipótesis y preguntas generadas. Por otra parte, una metodología interdisciplinar que combinen las disciplinas que estudian los materiales tan bióticos como abióticos. Finalmente la colaboración con equipos internacionales tanto europeos como con los equipos de las universidades del Próximo Oriente, aspecto que facilita la imprescindible complementariedad entre investigación básica con formación.
Desde las estepas áridas de Palmira hasta las montañas del Zagros
El actual proyecto de investigación constituye la continuación de una labor de investigación con una tradición de más de 30 años de proyectos de excavación y estudio arqueológico de yacimientos neolíticos del Próximo Oriente, cuando en 1987 se inició el estudio y excavación de Umm el Tlel, cerca de la localidad de Palmira (Siria). En ese momento el conocimiento del proceso de neolitización en las zonas áridas era una incógnita total y nuestra contribución como responsables del análisis del yacimiento en el Kowm, un pequeño yacimiento situado en un oasis entre Palmira y Raqqa, permitió conocer las características de los últimos grupos de cazadores-recolectores, el vacío poblacional durante el periodo innovador en la etapa de la agricultura incipiente y la reocupación del oasis en el VI milenio. Este yacimiento mostró una una interesante dualidad socioeconómica de los grupos de agricultores en poblados estables, como el que evidenció el yacimiento de Umm el Tlel y otros en campamentos seminómadas con una actividad económica centrada en el pastoralismo.
La construcción de los embalses de Tchrine, en el valle medio del rio Éufrates de Siria, cerca de la ciudad de Membij, permitió el inicio a principios de los años 90 del siglo XX la excavación y estudio de varios asentamientos arqueológicos entre los cuales destaca el de tell Halula. Las excavaciones estables durante más de 20 años permitieron establecer la evolución histórica-arqueológica de un poblado habitado entre 7800-5300 antes de nuestra era. Dos largos milenios de historia de un poblado de los primeros agricultores, con un incipiente sedentarismo y con un importante desarrollo de técnicas arquitectónicas, asociadas a casas complejas y de varias habitaciones, que facilitan la separación de las actividades productivas y residenciales. Pero también se pudo estudiar la consolidación de la agricultura con el cultivo de cereales y leguminosas, el origen y desarrollo arcaico de las prácticas ganaderas con el proceso de domesticación de las especies que aun hoy en día constituyen la principal fuente de proteínas (suidos, bóvidos y ovicaprinos) de todo el Mediterráneo. Todo ello en el marco de transformaciones tecnológicas, culturales y sociales en el cual se observa los indicios de la incipiente diferenciación sociales entre las distintas unidades, socioeconómicas. Es a través de los elementos materiales conservados (casa, sepulturas, mobiliarios, etc.) que se pueden identificar unidades familiares, con la constatación de su formación por primera vez en la historia, procedentes de las estructuras tribales anteriores.
Era muy interesante documentar asimismo las transformaciones tecnológicas asociadas a estas comunidades, entre las cuales destaca la aparición de la cerámica y la capacidad de almacenamiento. Estas transformaciones se documentaron además de tell Halula, en la excavación y estudio de Akarçay Tepe cerca de la ciudad de Sanliurfa (Turquía), proyecto realizado en colaboración con las arqueólogas de la Universidad de Estambul.
La consolidación de la investigación permitió ampliar geográficamente la zona de estudio buscando el proceso de consolidación de las sociedades agricultoras y el nacimiento de las culturas clásicas Mesopotámicas es decir las civilizaciones denominadas Halaf, Samarra, Obeid principalmente. Este ha sido el objetivos de las excavaciones desarrolladas durante quince años, en colaboración los arqueólogos de la Universidad de Liège (Bélgica), en dos asentamientos ubicados en dos zonas ecológicas y culturales diferenciadas norte de Mesopotamia: Chagar Bazar (Hassake) en la zona oriental de Siria y Tell Amarna (Valle del Éufrates, Alepo). Las aportaciones científicas han sido muy importantes tanto a nivel de caracterización socioeconómica y tecnológica de las dos comunidades específicas excavadas y estudiadas como sobre todo por las inferencias históricas que se han forjado. La redefinición del área de formación de la cultura Halaf, ahora más extensa y occidental así como la propia naturaleza de su formación. Por otra parte la etapa más tardía de la cultura Halaf y su proceso de relación con los grupos culturales próximo, sobre todo el mundo Obeid.
Kurdistán una nueva oportunidad para la investigación de las primeras sociedades agrícolas en una área desconocida
El conflicto en Siria y las dificultades que este drama humano, económico y político están generando en el país y en las áreas próximas, orientó la investigación del equipo hacia el norte de Iraq, en la región histórica del Kurdistán. Zona que, desde 2011 y gracias a la estabilización política y militar de la zona, se ha abierto a la investigación internacional y ofrece un marco de estudio y cooperación idóneo actualmente. El hecho que la investigación en arqueología prehistórica estuviera paralizada desde los años 60 del siglo XX en esta área facilitó la voluntad de colaboración y las posibilidades de trabajo de investigación con universidades locales y la Dirección General de Antigüedades. Por otra parte, a nivel científico, la necesidad de actualizar el dato arqueológico se considera primordial e imprescindible.
Dos proyectos de excavación y estudio están en curso actualmente en esta zona. Por una parte el análisis del asentamiento Gird Laskhir en la zona del llano de la actual ciudad Erbil, que constituye una de las secuencias históricas más completas de la región pues cubre desde el IV milenio (periodo Uruk) hasta el primer milenio. Las ocupaciones del III milenio, con una instalación extensa vinculada al interesante periodo del Ninevite 5, ha aportado las novedades más significativas. Por otra parte, en el norte del Kurdistán, en la zona montañosa del Zagros, en la región del Soran, se está desarrollando una excavación y estudio del yacimiento de Banahilk que enlaza con las problemáticas estudiadas en el valle del Éufrates y en la Djezireh. El conocimiento del periodo de esplendor de la cultura neolítica Halaf en el VI milenio, pero ahora a partir del estudio del poblado más oriental de esta cultura. El análisis de las variedades regionales de los elementos materiales que caracterizan este período, así como los mecanismos sociales de redes de intercambios y relaciones sociales ayudaran a explicar la gran extensión geográfica y temporal de las grandes unidades culturales, ejemplificadas en este caso por la cultura Halaf.
En resumen, una larga y fructífera investigación arqueológica y patrimonial viva y dinámica actualmente, que es continuadora de una larga tradición de estudios arqueológicos. Una línea de investigación que está orientada a la voluntad de contribuir al conocimiento del origen y consolidación de las sociedades agrícolas y ganaderas. La elección del marco geográfico del Próximo Oriente es también muy importante, pues recordemos que es uno de los enclaves del mundo donde la transformación socioeconómica, cultural y social que significa el paso de las comunidades cazadores recolectores a agrícolas y ganaderas se da con mayor antigüedad, y que se halla en el origen de la transformación posterior documentada en el continente europeo.
Finalmente señalar que esta investigación y sobretodo su difusión y colaboración en la formación de investigadores, pretende revertir en la actual sociedad del Próximo Oriente, con la esperanza de contribuir a su desarrollo, riqueza y estabilidad.
[1] El equipo de investigación SAPPO está formado actualmente por: R. Alcantara, J. Anfruns, R. Arnaiz, A. Breu, J. Bosch, M. Bofill, A. Ortiz, S. Calvo, W. Cruells, C. Douché F. Estebaranz, H. Faisal, J.M. Faura, I. Gironès, J. González, P. Mylona, A. Monforte, S. Ortiz, S. Pardo, I. Peix, J. A. Sánchez Priego, M. Saña, Q. Sisa, B. Taha, S. Taranto, E. Villarroya, J. Wattez,
También es imprescindible recordar los investigadores que históricamente han contribuido a los proyectos: G. Alcalde, F. Borrell, M. Bouso, X. Clop, A. Ferrer, M. Gangonells, E. Guerrero, J.J. Ibañez, T. Majo, T. Palomo, G. Ribé, C. Tornero, O. Vicente. Nuestro agradecimiento también a las Direcciones Generales de Antigüedades y Museos de Siria, Turquía y Kurdistán (Iraq). Estos proyectos se han beneficiado de una colaboración económica de los proyectos de competitivas de los Ministerios Cultura y de Educación y Ciencia (Gobierno de España). Actualmente la ayuda proviene del IPCE (Ministerio de Educación Cultura y Deporte) y del Ministerio de Economía y Competitividad/Feder (HAR 2016-78416 -P) y de la Fundación Palarq (Madrid). Por último, el grupo de investigación SAPPO está apoyado por la Universitat Autònoma de Barcelona y la Generalitat de Catalunya (2017 SGR-1302).
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