Con la conquista musulmana de la Península, la Barcelona medieval fue asimismo ocupada, conociéndose en adelante con el nombre de Barshilūnan (entre el 718 y el 801). Pero en el año 801 el rey de los francos, Ludovico Pío, la integró en el reino carolingio y nombró a un noble local como conde de Barcelona, sometido a su persona. A lo largo de los siglos IX y X las incursiones musulmanas fueron constantes y en algún caso llegaron a tomar y saquear la población aunque, al carecer de la ambición de controlar el territorio, no volvieron a ocuparla de forma permanente. Por su parte, los carolingios o no quisieron, o no pudieron auxiliar a la ciudad en estos trances. La gota que colmó el vaso fue el ataque de Almanzor, en el año 985, que culminó en el saqueo y destrucción sistemática de la urbe (véase «El día que Barcelona va a morir. La campaña contra los condados catalanes» en Desperta Ferro Antigua y medieval n.º 52: Almanzor), así como el traslado de sus habitantes como prisioneros a al-Ándalus. A partir de ese momento, el conde de Barcelona rehusó rendir vasallaje alguno a los reyes francos e inauguró un periodo de relativa independencia de los condados catalanes.
Un potente recinto amurallado, heredado de época romana (erigido entre la segunda mitad del siglo III d. C., tras las invasiones francas, y principios del siglo IV d. C.), defendía la Barcelona medieval, la ciudad de mayor importancia de los condados catalanes. El lienzo mural, de perímetro aproximadamente rectangular, iba jalonado con no menos de 76 torres de piedra, y se dotaba de cuatro accesos (puertas praetoria, decumana, principalis sinistra y principalis dextra) igualmente fortificados, uno en cada costado.
La planta interior de la Barcelona medieval reproducía, en gran medida, la trazada ya por la ciudad romana (la antigua Barcino). Como en toda ciudad romana, destacaban dos grandes arterias, el cardo y el decumano, si bien en este caso no se orientaban en sentido norte sur y este-oeste como era la costumbre, sino desplazadas respecto a los ejes cardinales. Estas dos vías perduran aún hoy en día en la pareja de las calles Carrer del Bisbe y Carrer de la Ciutat, por un lado (en sentido noroeste-sureste, que forman el antiguo decumano), y la pareja formada por el Carrer de Ferran y de Jaume I, por otro (en sentido suroeste-noreste, que siguen el antiguo cardo). Estas cuatro calles convienen en la moderna Plaça de Sant Jaume, por entonces ocupada por la primitiva iglesia de Sant Jaume, que formaba el centro de la ciudad tanto en época romana como medieval. Al norte del emplazamiento actual de la misma se erigía, en época romana, el espacio del foro y templo de Augusto. Ya en época tardorromana se erigiría un templo cristiano (Sant Just), al este de la actual Plaça de Sant Jaume. Pero el templo principal de la ciudad era, sin duda, la basílica paleocristiana (siglos V-VII) dedicada a la Santa Cruz (Sanctae Crucis), y que ocupaba el espacio de la plaza de Sant Iu (frente al Museo Marés) y el carrer dels Comtes; el baptisterio se encuentra bajo el Palau Reial Major y se accede desde el Museo de Historia de la Ciudad. Contaba con tres naves paralelas y, junto a ella, se erigía la sede episcopal. Tanto una como otra fueron destruidas por completo por las huestes de Almanzor, y sirvieron de lejano precedente de la catedral gótica que podemos ver hoy en día en el mismo área, aunque no exactamente sobre las ruinas de las anteriores (la Seu).
Ya al exterior del recinto urbano hallamos algunos barrios erigidos en torno a templos cristianos. Tal es el caso de la iglesia del siglo VII de Santa Maria del Mar (no confundir con la basílica actual, que data del siglo XIV), junto a la costa, cuyo barrio asociado estaba muy vinculado a la actividad portuaria. Al norte de la urbe hallamos el barrio de Sant Pere de les Puel·les, en torno a la iglesia homónima (consagrada en el año 945).
Nivelazo !
Como siempre se espera de Despertaferro.
Hola!
Puntualizar que el baptisterio tardoantiguo al que se alude en el artículo no se sitúa bajo el Palau Reial Major medieval, sinó directamente bajo la catedral gótica actual, y de hecho es el único lugar excavado arqueológicamente de la superfície total que ocupa la catedral, ya que durante el franquismo se dispensaron los permisos pertinentes para investigar la basílica paleocristiana. Lo que encontraron junto al baptisterio y debajo del actual Museu Frederic Marès fue el aula episcopal de la misma cronología, aunque fue interpretada como basílica durante mucho tiempo.
La confusión tiene fácil explicación porque el subsuelo del Conjunt Monumental de la Plaça del Rei tiene unos 4.000 m² aproximadamente, y sobrepasa con creces la superficie donde hoy se erige el Saló del Tinell, en cuyo subsuelo únicamente hay una factoría de producción de vino de los siglos III y IV. Los estratos intermedios (con los restos de un edificio visigòtico que se supone es el precedente del palacio de los condes altomedievales) fueron excavados con prisa por llegar al nivel romano durante el franquismo, a causa de la descubierta de mosaicos bajo la plaza Sant Iu, donde aparecieron los muros del palacio episcopal del mismo complejo y cronología del baptisterio y el aula tardoantiguos.
Saludos!
Correcte!!
Tal i como és pot veure al MUHBA de la Plaça del Rei, on és poden veure les restes del Baptisteri i el seu emplaçament al llarg dels segles sota la primera Catedral Romànica del s. XI, prop del Cardo Minor.