Un casco plano se recorta entre el trigo sin segar, para mostrarnos poco a poco, el tan característico perfil de un soldado británico en la Segunda Guerra Mundial. Observando cuidadosamente el entorno, alza su mano en un gesto de avance que entre leves tintineos y crujidos da paso a nuevas figuras cubiertas por sus cascos mimetizados. Bajo ellos, los hombres no dejan de mirar nerviosos a su frente, avanzando aplastados por el peso del equipo y el calor del mediodía, mientras el operador de radio susurra su posición por el micrófono de baquelita. Aunque pudiésemos pensarlo, no estamos en la batalla por Normandía de 1944, ni en el rodaje de una nueva película ya que esta escena digna de un noticiero de los años cuarenta, no es sino una más de las muchos encuentros de recreación histórica de la Segunda Guerra Mundial que se desarrollan a lo largo del país.
Y es que a pesar de ser aparentemente ajena a nosotros, es tal el interés que despierta este conflicto entre los aficionados a la historia bélica, que desde hace unos años no han dejado de aumentar los participantes a este tipo de actividades, organizándose para ello en números encuentros de calidad y temáticas cada vez más elaboradas. Sus motivaciones son muchas, e incluso los enfoques a la hora de disfrutar de esta afición son variados, pero ¿qué es la recreación histórica? Por definición la recreación es una afición en la cual los participantes recuperan algunos aspectos de un episodio concreto o una etapa histórica más amplia. Para ello utilizan ropajes y utensilios propios del periodo a recrear buscando la máxima exactitud histórica posible. Paralelamente se utiliza el término Living History, historia viva, la cual sería un paso más en la implicación del recreador, al intentar no solo parecer un personaje de época, sino tratar de vivir como ellos o “disfrutar” de sus mismas experiencias vitales. Los objetivos de ambos pueden ser variados, incluyendo desde un componente meramente lúdico, didáctico, de investigación a través de arqueología experimental o incluso comercial.
La recreación histórica de la Segunda Guerra Mundial, aunque manteniendo el mismo espíritu, presenta unas características propias marcadas por la relativa cercanía temporal a los hechos, la presencia de combatientes aún vivos y la posibilidad de adquirir abundante material de época de todo tipo. Esto provoca que la información a la hora de equiparse sea amplia, permitiendo una gran dosis de verosimilitud, acentuada en aquellos grupos que no solo cuidan la apariencia sino que entrenan, comen y duermen como sus admirados veteranos.
En esta línea de actuación que marcan las pautas del más puro Living History, podríamos tener a nivel nacional uno de los ejemplos más claros en el evento que miembros de la Asociación Durham Light Infantry y la Asociación Sancho de Beurko Elkartea protagonizaron durante un intenso fin de semana del pasado mes de junio. Para ello simulando al detalle un campamento en la retaguardia del frente normando, los sufridos recreadores se debieron enfrentar a un duro programa donde no faltaron las raciones de combate, cursos teóricos con manuales de época en combate urbano, limpieza de minas o trampas caza bobos, patrullas diurnas, nocturnas, despliegues defensivos, asaltos simulados… Sin duda una apretada agenda diseñada para que los participantes se aproximasen lo máximo posible a las sensaciones que experimentaron los combatientes británicos durante la campaña de Normandía.
Calor, esfuerzo físico y falta de sueño dan pie a pensar que no es precisamente el fin de semana ideal que organizaría uno para salir de su rutina habitual, pero son precisamente estos factores los que aportan valor añadido a la experiencia de un recreador. Tras una agotadora marcha portando el equipo de un soldado de 1944 y alimentarse con raciones de combate similares a las de época, la compresión de los libros y sucesos históricos que estos han protagonizado es muy superior a la que una mera lectura proporciona al aficionado a la historia. En especial este tipo de experiencias, para aquellos que no han realizado el servicio militar muestra el grado de agotamiento que supone una marcha kilométrica campo a través o la complejidad de llegar a un punto determinado en plena noche sin GPS, para, tras realizar un asalto, regresar calzado con botas claveteadas a un tienda de campaña muy alejada en confort de las actuales. Personalmente tras estas vivencias, el nivel de admiración por aquellos combatientes que lo sufrían diariamente durante meses no hace más que acrecentarse.
Paralelamente y un aspecto más técnico, la instrucción similar a la del periodo a recrear mejora la actuación en futuras acciones, al ayudar a adoptar los movimientos y procedimientos en los que los soldados de la Segunda Guerra Mundial basaban su manera de combatir o su rutina diaria. También ayuda a conocer y familiarizarse con equipos de 80 años que aunque puedes adquirirlos no es hasta que las das un uso “real” no siempre comprendes el porqué de su diseño o la manera de utilizarlos.
Toda recreación que se precie busca dejar testimonio gráfico tanto de las acciones que desarrolla, como del equipamiento de los participantes y para ello en esta ocasión la organización apostó por el buen hacer de Óscar Galansky. Conocido recreador gracias a su canal de divulgación histórica en YouTube Tropa Guripa, para esta ocasión adoptó el papel de un cámara en las filas del Canadian Army Film and Photo Unit (CFPU). Como uno más tomó parte de todas las actividades, integrándose cual reportero guerra para obtener una serie de instantáneas con equipos modernos y de los 40 que dan testimonio del buen trabajo realizado por ambas asociaciones.
Veo mucho británico (aliados) y ningún alemán, donde está la recreacion?
Recrear no es solo una participar en una escaramuza, tambien es realizar instruction, marchas, comer raciones de combate, hacer drill, impartir y aprender formacion de época sobre combate urbano, desminado y muchas cosas mas. Otro ejemplo son las recreaciones de actividades civiles de cualquier época.