En torno a 850 a. C. una joven tebana llamada Tanetamón dejó su ciudad para desplazarse hasta Heracleópolis Magna, en el Medio Egipto. Era la hija del primer profeta de Amón Esmendes, la máxima autoridad religiosa, política y militar que controlaba todo el Alto Egipto en los inicios de la dinastía XXII. La madre de Tanetamón, llamada Asetemakhbit, asumió su marcha, pues confiaba que en Heracleópolis iba a convertirse en una dama de alto rango.
Es precisamente a esta mujer a quien hacen referencia las inscripciones que se observan en un vaso canopo de un conjunto de cuatro que identifica la imagen del I Premio Nacional de Arqueología y Paleontología convocado por Fundación Palarq.
Se sabe que Tanetamón fue investida como la “Gran Concubina del harén del dios Heryshef”, ya que no era necesario ser célibe para ostentar este cargo. Su tarea consistía en dirigir los colectivos femeninos asociados al templo del dios local, cuyo cometido era el de llevar a cabo una serie de tareas específicas relacionadas con el culto o con las ceremonias rituales.
Tanetamón tuvo una hija llamada Tasheritenptah, cuyo cargo era “imyt bah de Heryshef”, título que podría traducirse como “aquella en la que está el falo”, aludiendo al carácter sexual y de fertilidad del dios local de la ciudad. Esta designación podía referirse al mito de la teogamia divina, por lo que la mujer que llevaba este título debía ser célibe. Esta sacerdotisa tenía sus propios dominios, lo cual indica su alta posición dentro del clero heracleopolitano.
Se supone que Tanetamón llegó a ser una mujer madura y cuando murió se construyó para ella una tumba en el cementerio del Tercer Periodo Intermedio hallada por arqueólogos españoles. La fachada está cubierta de inscripciones que mencionaban a la propietaria y a su hija. En el interior de este recinto se descubrieron cuatro vasos canopos con su título, nombre y filiación, junto a más de un centenar de figurillas funerarias también con su nombre.
Los vasos canopos eran cuatro recipientes que se colocaban en la tumba y contenían las vísceras del difunto cuando este era momificado. Cada uno de ellos se cierra con la cabeza de uno de los hijos de Horus, que protege una víscera específica. Duamutef, con cabeza de chacal, custodiaba el estómago. Este vaso, de 40 cm de altura, de alabastro veteado y con incrustaciones de pintura azul en las inscripciones, es considerado como uno de los mejores y más importantes ejemplares hallados por los investigadores en Heracleópolis Magna.
Esta información ha sido facilitada por:
Dra. M. Carmen Pérez Die, Conservadora-Jefe, Departamento de Antigüedades Egipcias y del Oriente Próximo, Museo Arqueológico Nacional, Madrid, e investigadora principal del Proyecto: “Misión Española en Heracleópolis Magna (Ehnasya el-Medina)”.
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