El 2015 se encontraron los restos del galeón San José, cerca de la costa de Cartagena de Indias que, según cronistas de la época, iba cargado con once millones de pesos fuertes. Desde el hallazgo se ha abierto un conflicto entre el gobierno de Colombia, que considera el hallazgo patrimonio de Colombia, y el gobierno español, que reclama su titularidad como barco de Estado y, por tanto, amparado por las normas de la Unesco. El anterior gobierno de Juan Manuel Santos llegó a un acuerdo con una empresa de cazatesoros para repartirse al 50% el tesoro del galeón San José. Sin embargo, el nuevo gobierno de Duque ha paralizado dicho acuerdo.

Bajo la amenaza de expolio, un grupo de arqueólogos, historiadores y divulgadores han creado el Observatorio del Patrimonio Cultural Subacuático Común y Compartido para reclamar una solución pactada que preserve el contenido del galeón San José y se ponga a servicio de la humanidad. Es por ello que hemos decidido hablar con el periodista Jesús García Calero, uno de los impulsores del Observatorio, para que nos cuente su visión del conflicto y su preocupación por la preservación del patrimonio subacuático español.

El conflicto del galeón San José y el patrimonio subacuático español

Jesús García Calero, periodista y redactor jefe de cultura del ABC.

¿Cómo surge el Observatorio del Patrimonio Cultural Subacuático?

El Observatorio surge de una vieja idea de la época del expolio de Odyssey a la fragata Mercedes. Aunque no se ha reconocido en la documentación jurídica del caso, lo mismo que en la denuncia de lo que estaba pasando tuvo un papel fundamental la sociedad civil, ciudadanos con una conciencia del valor del patrimonio cultural que para muchos era solo un tesoro. Hubo juristas, arqueólogos, periodistas que dedicaron muchas horas a empujar para que aquel expolio no quedara impune. Desde entonces nos quedamos con las ganas de promover que esa sociedad civil se organizara para poder dar una respuesta más ordenada, pero también supimos que el problema de este patrimonio no se limitaba al ámbito español y que la organización tenía que ser más americana que española. Diez años después, con el caso del galeón San José, esto ha tomado forma.

¿Y cómo fue?

Pues muy sencillo. Durante los últimos tres años, hemos tenido contacto con arqueólogos, historiadores y profesores universitarios de Panamá, México, Colombia, Portugal… y hemos ido generando vínculos, gracias a la sensibilidad sobre este patrimonio. Los restos de las naves que unían el mundo moderno son la motivación perfecta para restañar vínculos culturales en su nombre. Así que, finalmente, cuando organizamos un simposio el pasado mes de julio, en el Museo Arqueológico Nacional, por el tema del galeón San José, y estábamos hablando de escribir unas conclusiones, la idea de crear el observatorio se impuso como una consecuencia orgánica de todo lo que pensamos, de nuestro empeño por defender de la avaricia de empresas sin escrúpulos un registro histórico que necesita investigación científica y la mirada de las dos orillas del Atlántico para comprenderlo bien. Y allí estábamos, gente venida de cinco países con unas pocas ideas claras y también algunas diferencias serias. Y el debate fue apasionante, enriquecedor. Decidimos fundar el Observatorio. Y como creíamos, es una voz iberoamericana pero sobre todo americana.

¿Por qué hay peligro de expolio en la recuperación del galeón San José?

Es un caso tristísimo. En lugar de poner en marcha un gran proyecto científico internacional, lo que el gobierno de Juan Manuel Santos hizo fue encubrir un proyecto secreto con una coartada científica. Primero cambió la ley basándose en recomendaciones de cazatesoros. Luego anunció el hallazgo del galeón San José y puso en marcha una contratación pública pensada para infraestructuras pero la cubrió con el secreto de Estado y durante dos años y medio se fue configurando muy lejos de la luz y de la ciencia el equipo y el contrato. Cuando se anunció en marzo de 2018 pudimos ver qué era: un acuerdo de reparto del oro con empresas de cazatesoros que tienen financiación de una trama londinense antes vinculada con la evasión de impuestos a través de la explotación de pecios. No podía ser peor. Santos no dudó incluso en dañar las excelentes relaciones de Colombia con España en nombre del oro y activó un discurso nacionalista antiespañol bastante lamentable. Menos mal que los académicos de allá y de aquí supieron sobreponerse a todo ello y apoyarse en contra de esta vergüenza que supone decir que es patrimonio de los colombianos y repartir el tesoro dando el 50% a unos cazatesoros británicos.

El conflicto del galeón San José y el patrimonio subacuáticoespañol

Asalto de Charles Wager a la flota española en Cartagena de Indias en 1708. Cuadro de Samuel Scott.

¿Qué cambios hemos visto con los nuevos gobiernos de España y Colombia?

Al menos, un nuevo tono. El presidente Iván Duque dijo en campaña que revisaría el proyecto, que en parte le parecía vergonzoso. Su reciente encuentro con Pedro Sánchez en Bogotá ha sido muy positivo. Acordaron apartar temas insalvables como la propiedad para poder hablar de lo importante: cómo se estudiará, quién lo hará, bajo qué criterios, con qué fin. Es un gran paso adelante. Pero todavía es pura teoría, porque no han asegurado que no se comercializará el patrimonio. Si no hay decisiones en próximas semanas, el proyecto de Santos se reactivará. Y tenemos indicios de que los involucrados en ese proyecto creen que seguirá como si nada. Es el momento de que España dé un paso adelante y de que Duque demuestre que su disposición tiene recorrido práctico. Porque no se puede negociar nada mientras sigue activado el proyecto de Santos como una bomba de relojería junto a la mesa de diálogo.

¿De qué manera puede ayudar el Observatorio a la preservación de este patrimonio?

Creemos en la fuerza de los ciudadanos organizados, de la sociedad civil. El Observatorio es una voz que puede parecer poco pero tiene una base científica detrás. Lo que se comunique ha sido resultado de un debate entre científicos de enorme talla. Desde el manifiesto, en el que todos hicieron aportaciones al primer comunicado, relativo al encuentro Duque-Sánchez, todo es resultado de decenas de mails en los que se perfila el criterio de quienes más saben. Cada palabra está medida para servir como un faro a quien quiera conocer el tema sin dejarse embaucar por cantos de sirena.

¿Cuál sería para vosotros un buen acuerdo para el futuro del galeón San José?

Creo que todos los colaboradores del Observatorio tendrían la misma respuesta para esta cuestión: una investigación científica alejada de lo comercial, un proyecto internacional basado en la cooperación. Aquí vimos al presidente Santos decidir que el galeón San José debía extraerse y repartirse. Suena muy mal. Dónde estaba el proyecto científico que justificaba esa decisión. Colombia, lo mismo que la comunidad iberoamericana, tiene grandes científicos que deberían haber sido consultados y han sido ignorados. Y a los que mantenían una voz crítica se les apartó. Eso no indica un proyecto de excelencia. Son pistas feas, que indican que lo científico y lo tecnológico funcionaban como una coartada para otra cosa. Es muy triste, muy turbio, muy oscuro, muy descorazonador.

El conflicto del galeón San José y el patrimonio subacuático español

Asalto a la fragata Mercedes, cuadro de Francis Sartorius. Otro caso de expolio del patrimonio subacuático español.

¿Qué medidas debería tomar España para preservar su patrimonio subacuático?

En el Observatorio somos críticos también con la falta de ejemplos de buenas prácticas. Se han hecho algunas cosas, pero muy pocas aún. Si España u otros países hubieran cooperado ya para investigar un navío de la carrera de Indias podríamos decir que ya hay un proyecto de contraste en el que las cosas se hicieron bien. Pero no es así, jamás se ha estudiado de ese modo un galeón. La mayoría han sido expoliados ya por empresas de cazatesoros con permisos más o menos oficiales de gobiernos. Y es nuestra historia la que está en juego. Dejar que la borren o conocerla y darla a conocer. Así que en respuesta a su pregunta he de decir que España debería ponerse las pilas y empezar a trabajar de otro modo. No hay una política estatal proactiva para este patrimonio y hablamos de la nación que «inventó» la navegación oceánica. Es decir que no hemos sido capaces de reivindicar e investigar desde la ciencia la mayor aportación de España a la humanidad, en los inicios del mundo moderno. La Administración no se ha demostrado eficaz ni la Universidad se ha tomado muy en serio este déficit. Juntas, la fuerzas de la Universidad y la Administración podrían hacer que esto cambie de una vez por todas. En cooperación con Universidades y agencias estatales de países de América. Si no lo hacemos ahora, asistiremos como espectadores a que otros vengan a contar nuestra historia compartida, a estudiar nuestro patrimonio común.

Agradecemos a Jesús García Calero su amabilidad al concedernos esta entrevista y esperamos que el Observatorio del Patrimonio Cultural Subacuático Común y Compartido se consolide como una herramienta de concienciación sobre el cuidado y protección del patrimonio subacuático español. Desde Desperta Ferro solo nos queda apoyar esta iniciativa tan necesaria que ayude a una resolución satisfactoria de casos como el del galeón San José.

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