Algunos autores franceses cercanos a los hechos celebraron el coraje de Francisco en la lucha –Sébastien Moreau de Villefranche, refrendario general del ducado Milán, se refirió al monarca como a “un verdadero Rolando, a pie y a caballo”–. Otros, en cambio, se mostraron críticos con la decisión del rey de exponer su vida. El mariscal Florange, que comandaba a los mercenarios suizos, reprochó en sus memorias a Francisco que se involucrase durante el sitio de Pavía en continuas escaramuzas, “no como un rey sino como un simple capitán”. A la postre, y a pesar de que había combatido con singular habilidad, el Valois trató en vano de escapar del campo de batalla. Privado de sus guardaespaldas, que habían caído uno tras otro, protegiéndolo, fue una presa fácil para sus perseguidores.
Quién hizo prisionero a Francisco I ha sido durante siglos materia de polémicas y disputas, pues Carlos V y el propio monarca francés acreditaron a distintos soldados como partícipes en la captura. Estos son el guipuzcoano Juan de Urbieta, el granadino Diego de Ávila, el gallego Alonso Pita da Veiga y el catalán Juan de Aldana. Asimismo, el condotiero Cesare Hercolani aseguraba ser el autor de la herida fatal que derribó al caballo del rey. Urbieta consiguió de Francisco I una cédula en la que este lo reconocía como uno de sus captores. Asimismo, Carlos V le concedió un escudo de armas que describe con sumo detalle en su testamento, fechado el 23 de agosto de 1553 en Hernani:
Un escudo y dentro del escudo un campo verde, y junto al campo el rio Tesin, pintado con las ondas del mar; y por encima del rio un campo blanco, y en el campo verde, debajo un medio caballo blanco, en el pecho una flor de lis con su corona, y el freno y riendas coloradas, y la rienda caida al suelo; y mas un brazo armado con su estoque alzado arriba. Todo esto está dentro del escudo. Y encima del escudo, por timble la águila negra imperial, partida en dos cabezas, todo pintado, como parece por el privilegio y merced que de ellas me hizo Su Majestad por la prisión del rey de Francia, y otros servicios.
Alonso Pita da Veiga, al igual que Urbieta, obtuvo un documento firmado por Francisco I que lo acreditaba como uno de los hombres que lo hizo prisionero. Diego de Ávila, por su parte, recibió de Carlos V una carta de privilegio, fechada en Granada el 6 de julio de 1526, en virtud de la cual recibiría un renta anual de 50.000 maravedíes por su papel en la captura de Francisco I. En cuanto a Juan de Aldana, veterano que en Pavía tenía el rango de coronel y había combatido, entre otras ocasiones, en los sitios de Salses y Perpiñán (1503), la batalla de Rávena (1512) y la de Bicoca (1522), Juan Francisco Andrés de Uztarroz, cronista mayor de Aragón en tiempos de Felipe IV, además de acreditarlo como el captor del rey francés, menciona también que Carlos V le otorgó un escudo de armas en recompensa por sus acciones.
De entre todos los testimonios de la batalla, el que describe con más detalle la captura de Francisco I es Juan de Oznaya, paje de lanza del marqués del Vasto. Según Oznaya, el primero en aproximarse al Valois, que yacía impedido debajo de su formidable caballo, fue Urbieta. Después de escuchar de labios del rey “Yo me rindo al emperador”, el guipuzcoano se habría apartado para acudir en auxilio del alférez de su compañía, al que varios franceses trataban de arrebatar la bandera de su compañía. Entre tanto, según Oznaya, Diego de Ávila llegó junto a Francisco I y, tras recibir de este su espada y una manopla, trató de sacarlo de debajo de su montura. Al poco habría aparecido Pita da Veiga, quien ayudó a De Ávila a levantar a Francisco I y que recibiría como gaje el collar de la Ordre de Saint-Michel del soberano.
Tras varias peripecias, cuenta Oznaya, un gentilhombre borgoñón, La Motte, amigo del duque de Borbón, reconoció a Francisco I y se ocupó de que el monarca fuese puesto a salvo de la furia de los arcabuceros. Son motivo de polémica, asimismo, la reacción del Valois al hallarse frente a su antiguo condestable –más o menos fría según las fuentes– y el general al que el rey se rindió de manera oficial –el marqués de Pescara, a decir de las fuentes españolas, o Carlos de Lannoy, virrey de Nápoles, según el mariscal Florange y el comandante de los lansquenetes imperiales, Georg von Frundsberg–.
Aunque la intención entiendo que no es mala, el artículo se queda muy corto, obviando muchos datos. Sobre todo el Privilegio de Armas concedido por Carlos V a Alonso Pita Da Veiga y la crónica de éste sobre la captura que no se nombran. Hoy en día se puede llegar a conclusiones mucho mayores.
La versión que se atribuye a Juan de Oznayo no se puede tomar como buena, se dice que fue un participante en la Batalla pero no testigo de la captura. Lo cierto es que fue muy prodigada y que ahora se toma como verdad.
No tiene porqué ser un único aprehensor. Lo capturaron entre tres hombres de armas (de caballería) Diego Dávila, Juan de Urbieta y Alonso Pita Da Veiga, lo hicieron a caballo, le mataron el caballo y lo derrocaron a tierra, nada hace indicar que ninguno de los tres tuviera un papel mayor que el otro.
– Alonso Pita Da a Veiga en su relación sobre la Jornada de Pavía dice que fue, evidentemente a caballo, hacia el Rey:
«(…)e yo le pregunte donde yba la persona del Rey y el me dixo que yba delante cabe una ensenna blanca, e yo me fui derecho a ella, e allegando yo por el lado yzquierdo, le tome la manopla y la banda de brocado con quatro cruzes de tela de plata y en el medio el cruçifixo de la Veracruz que fue de Carlomanno, y por el lado derecho llego luego Joanes de Orbieta y le tomo del braço derecho, y Diego de Avila le tomo el estoque y la manopla derecha y le matamos el caballo y nos apeamos Joanes e yo;(…)»
Les invito encarecidamente a visitar esta página donde pueden encontrar la información documentada sobre uno de los héroes y sobre la captura del Rey:
https://www.facebook.com/HeroedePavia1525/
Probablemente, el que menos habló y mucho menos escribió sobre el suceso, fue Juan de Urbieta. Recuerden que como la mayoría de sus conciudadanos, no solían ser muy duchos en castellano, y menos escribirlo. Además de ser, en general, gente de mucha acción y pocas palabras. De los otros, en cambio, es probable que gustaran mucho más de presumir de la hazaña común… en primera persona, claro está.
La versión de Juan de Urbieta como principal protagonista en la captura de Francisco I inunda los relatos sobre la batalla de Pavía y numerosas publicaciones recientes. Sus defensores se basan en los siguientes argumentos que se rebaten fácilmente punto por punto:
1. “Sin duda la fuente más fiable son los escritos de Prudencio de Sandoval, ya que refiere las palabras de un testigo presencial en los hechos, Juan de Oznayo”. Efectivamente éste es el principal causante de la difusión de esta versión. Sin embargo, Juan de Oznayo es un participante en la batalla pero en absoluto fue testigo de la captura y aunque realizó una crónica muy interesante sobre la batalla, no se le puede considerar fiable en la descripción del hecho concreto de la prisión.
2. “Carlos I otorgó también privilegios a Juan de Aldana, Diego Dávila y Alonso Pita, pero no en la medida en que se le concedió a Urbieta, cuyo ascenso a capitán de caballería y el ingreso como caballero en la Orden de Santiago, deja bien a las claras el aprecio regio por su hazaña”. Juan de Urbieta no ingresó en la Orden de Santiago por concesión real cómo parece dejar caer esta afirmación, lo hace a solicitud propia 17 años después de estos hechos. Sobre el ascenso a capitán, se desconocen los motivos exactos y el momento, sin duda su participación en la captura ayudaría bastante pero probablemente también el hecho de que solicitara a Francisco I la liberación de su jefe, que por aquel entonces se encontraba cautivo de los franceses, amén de otros méritos que se nos puedan escapar. Por lo tanto, es falso que a Juan de Urbieta se le reconociera más que a sus compañeros por la captura del rey.
3. “No hay mejor descripción de tal acontecimiento, que el escudo de armas con que fue honrado”. A Alonso Pita da Veiga también se le concede, con anterioridad, un escudo de armas, donde se muestra todavía con mayor claridad su participación en la captura del rey, incluyendo en sus cuarteles las flores de lis de oro sobre campo azul que entonces eran las armas propias del rey de Francia.
No se trata de quitarle mérito a Juan de Urbieta sino de devolvérselo a sus compañeros Diego Dávila y Alonso Pita da Veiga, héroes olvidados que fueron reconocidos en la misma medida por Carlos V en sus respectivos privilegios, y por el propio Francisco I en una cédula firmada refiriéndose a cada uno de ellos en los mismos términos.
Lo capturaron entre los tres hombres de armas (de caballería). Lo hicieron a caballo, le mataron el caballo y lo derrocaron a tierra, nada en la documentación hace indicar que ninguno de los tres tuviera un papel mayor que el otro.
La relación que Alonso Pita Da Veiga dejó sobre la Jornada de Pavía, aunque menos conocida, sí es respetuosa y coherente con la documentación existente.
Saludos…
Vivo en sudamerica y me gustaria adquirir el tomo de la batalla de Pavia. Se puede conseguir en PDF, y como lo puedo comprar ???
Gracias y abrazos a todos
Buenos días, nuestra colección Desperta Ferro Historia Moderna está disponible en formato digital en la plataforma Kiosko y +, aunque no estoy seguro de que opere en todos los países. Lo que sí puede adquirir es el ejemplar físico en nuestra tienda online, hacemos envíos a toda América. Un saludo cordial.