Situado, como no podía ser de otra manera, en la avenida Kutúzov (38, Kutuzovsky prospekt, metro Kutuzovskaya), junto al Arco del Triunfo y próximo al Museo de la Gran Guerra Patriótica (interesados en rusificación exprés, se pueden visitar los dos el mismo día), el Museo Panorama de la batalla de Borodinó (250 rublos la entrada, unos 3,70€, 45 min. de visita; salvo grognards como yo, vosotros, camaradas, id con tiempo), uno de los dos museos dedicados a las guerras napoleónicas que alberga Moscú junto con el Museo de la Guerra de 1812, es, sencillamente, delicioso.
Tras pasar junto a la estatua del general Kutúzov (por el que los rusos profesan auténtica devoción) erigida en el exterior, y recrearnos en el conjunto en el complejo conjunto escultórico que adorna tres de los lados de su pedestal y hermana a todos los protagonistas de la Guerra de 1812, ya generales, soldados, milicianos o civiles, accedemos al edificio.
La visita se puede dividir en tres partes. En primer lugar, un hall de entrada donde podemos disfrutar de los retratos de los generales rusos de la campaña de 1812 más destacados, empezando por Kutúzov y Blarclay de Tolly y siguiendo por Bagratión, Platov, Rayevski, Kutaisov, Ouvarov, Tuchkov, etc. así como otras emblemáticas pinturas de autores como Mazurovsky, Northen o la espectacular obra del contemporáneo Averyanov, ejecutada de cara el bicentenario de la invasión napoleónica de Rusia y con la que nuestros lectores ya estáis bien familiarizados. La muestra también incluye vitrinas con una pequeña pero selecta muestra de uniformes y armamento de la época de ambos ejércitos, dispuestos con gran gusto.
De aquí se accede al auténtico leitmotiv del Museo, la pintura panoránica de la batalla de Borodinó ejecutada por el pintor de batallas ruso de origen francés Franz Roubaud (Odessa, 1856- Múnich, 1928), autor también del panorama del asedio de Sebastopol (1854-1855), y que se inauguró en 1912 para conmemorar el centenario de la batalla. A pesar de las descomunales dimensiones de la pintura, el nivel de detalle es realmente asombroso, como puede apreciarse en el siguiente vídeo y fotografías.
La muestra no acaba ahí, ya que camino de la salida nos encontramos con una preciosa colección de grabados y piezas envitrinadas, desde balas de mosquete y de cañón del campo de batalla, armas, etc., pinturas relativas a la retirada napoleónica de Rusia y un diorama con una tierna escena en la que varios jinetes ligeros rusos confraternizan con un joven tambor francés.
Además de contar con la información en ruso y parcialmente en inglés tanto en los paneles principales como en las cartelas (al menos en los títulos), el magnífico Museo Panorama de la batalla de Borodinó está a la última, ya que dispone de unos detallados interactivos donde se puede seguir la batalla, y de una aplicación para móviles (dispone de wifi abierta) que amplía la información de las piezas más emblemáticas a través de un sistema de códigos qr. Ah, y de una modesta tiendecita regentada por una amable señora que no dudamos de saquear cuan cosacos de los Urales.
interesantísmo museo,me lo apunto para una visita a Moscú.
por cierto, para cuando Borodinó? y Austerlitz?
Pronto anunciaremos la fecha definitiva