El gobierno español sospechó que podría tratarse de la Fragata de Nuestra Señora de las Mercedes hundida en 1804 por la corona británica. Así pues, se luchó por recuperar el patrimonio español, una batalla contra el expolio y el mercado de antigüedades. El litigio mantenido desde 2007 hasta 2012 entre Odyssey y España por la devolución del tesoro de la Fragata Mercedes, hoy en día sigue suscitando interés y muchas preguntas sin todavía respuesta, aspectos que trataremos en el n.º3 de Arqueología e Historia: El tesoro de la Mercedes.
La empresa caza tesoros ocultó el material arqueológico extraído y la ubicación del pecio hundido, alegando que no se trataba de la fragata sino de un buque británico hundido en el Atlántico norte. El Tribunal Supremo de Estados Unidos, tras dar la razón al gobierno español, rechazó el recurso presentado por Odyssey y sentenció a devolver a España las monedas extraídas.
Y creíamos que en cuanto el material se entregase a los investigadores españoles todo se habría solucionado… ¡pero no! Después de tres años, ha sido en 2015 cuando se han preguntado si todo lo declarado por Odyssey era preciso, tanto la ubicación como el material registrado. La cuestión de este asunto es que no se sabe con certeza si Gregory Stemm (fundador de Odyssey) ha contado toda la verdad sobre el pecio, ni si ha entregado todo el material expoliado, ya que en los documentales de la propia empresa aparecen cañones y en la devolución no han sido incluidos ni tampoco mencionados.
El Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales, Miguel Ángel Recio, confirmó que se inspeccionaría el trabajo realizado por Odyssey para evitar que su testimonio fuese el último en conocer la verdad sobre el yacimiento y divulgar la investigación científica, no la de expoliadores. Contando con metodología arqueológica comprobarían si contaban la verdad respecto a la ubicación del pecio, sobre si el material registrado en los videos de la empresa como los cañones, siguen ahí o si se han escondido y estudiarían el resto de la excavación con la visión arqueológica con la que debería haberse analizado.
Por ello, se reclamó la investigación subacuática del pecio, y cómo no, aún hubo más problemas… La UNESCO quiso formar parte de la investigación al ser de interés internacional, proponiendo la utilización de un barco francés. El Gobierno e investigadores españoles pusieron el grito en el cielo alegando que nuestros medios científicos eran perfectamente aptos para realizar la investigación.
Finalmente, sin la ayuda de la UNESCO, se determinó que el proyecto se realizaría este verano entre el 18 y 24 de Agosto capitaneado por Iván Negueruela, del Museo Arqua de Cartagena junto con la colaboración de Eduardo Baldegueñas, Director del Instituto Español de Oceanografía (IEO); un colaborador del Museo Naval y un equipo de filmación.
De este modo, el buque oceanográfico Ángeles Alvariño partió el 17 de agosto hacia la costa de Cádiz con 13 científicos y 14 tripulantes a bordo e investigaron a 30 millas de la costa portuguesa de Faro, que es donde la empresa caza tesoros asegura que descubrió el pecio. El aparato ROV Liropus 2000 fue el encargado de recibir, analizar y traspasar la información a través de imágenes en HD al buque oceanográfico para estimar el daño producido en la Fragata Mercedes y así valorar su estado de conservación.
Estaremos pendientes de los resultados obtenidos en este proyecto de arqueología subacuática, único y de gran relevancia, que podría revelar información trascendental para la investigación colonial de España en América. Además se trata de la recuperación de la memoria histórica que hizo condenar a la Fragata Nuestra Señora de las Mercedes a las profundidades del océano Atlántico y que como homenaje, ya se planea colocar una placa conmemorativa a los caídos de aquella batalla en el propio yacimiento submarino.
El océano que grandes descubrimientos alberga y numerosos son los que se aprovechan…
Comentarios recientes