Foto autor Neiberg WPMichael Neiberg, se doctoró en Historia en 1996 en la Carnegie Mellon University (Pittsburgh, Pensilvania) y actualmente es profesor de Historia en el Departamento de Seguridad Nacional y Estrategia del U. S. Army War College, tras haber impartido clases anteriormente en la U. S. Air Force Academy y en la University of Southern Mississippi, donde además fue codirector del Center for the Study of War and Society. Sus trabajos publicados se centran en la Primera y Segunda Guerra Mundial, especialmente en la experiencia norteamericana y francesa. Entre sus obras destacan The Blood of Free Men, a history of the liberation of Paris in 1944 (Basic Books, 2012),  Dance of the Furies: Europe and the Outbreak of World War I (Harvard University Press, 2011), La Gran Guerra: una historia global, 1914-1918 (Paidós, 2005), Warfare and Society in Europe, 1898 to the Present (Routledge Press, 2004), Foch: Supreme Allied Commander in the Great War (Brassey’s Press, 2003), Warfare in World History (Routledge Press, 2001) y Making Citizen-Soldiers: ROTC and the Ideology of American Military Service (Harvard University Press, 2000). Como editor ha publicado The Great War Reader (New York University Press, 2006), International Library of Political History: Fascism (Ashgate, 2006) y World War I (2005), Soldiers’ Lives Through History: Volume 4, The Nineteenth Century (Greenwood Press, 2006).

P: ¿De dónde viene tu interés por la historia militar?

R: Esa es una buena pregunta que no estoy seguro de que pueda contestar todo lo bien que me gustaría. No me crié en una familia de militares, no me gustaban particularmente (y siguen sin hacerlo) las películas bélicas o los juegos de guerra y supongo que me sigo viendo como una especie de pacifista en el sentido de que creo que los estados solo deberían utilizar la fuerza militar como último recurso y exclusivamente para asegurar después un mundo mejor. Era un alumno de historia aceptable en el instituto, pero no fui a la facultad pensando en que sería un académico o un historiador. Sin embargo, tuve unos cuantos profesores maravillosos en la facultad que me abrieron los ojos sobre la importancia de comprender el pasado y que me dijeron que tenía la capacidad para dedicarme a ello. Uno de esos profesores hizo que me interesara por el papel social y cultural de los ejércitos. Por tanto, mi primer ámbito de interés académico fue el modo en que las democracias y las fuerzas armadas (que no son intrínsecamente democráticas) coexisten. Inicialmente me interesé por los casos norteamericano, israelí y francés, aunque por supuesto este es también un tema delicado en la historia de España.

P: ¿Cuáles son actualmente tus áreas de investigación y por qué?


dance-furies-europe-outbreak-world-war-i-michael-s-neiberg-hardcover-cover-artR:
Estoy comenzando un nuevo libro sobre el camino de los Estados Unidos hacia la
guerra en 1917. Atenderá a cómo reaccionaron los norteamericanos al conflicto en 1914 y cómo evolucionaron de la neutralidad a la beligerancia. Tendrá la misma metodología que usé en mi obra Dance of the Furies: Europe and the Outbreak of World War I. Sorprendentemente, para todos los estudiosos que hay sobre la marcha de Europa hacia la guerra en 1914, tenemos muy pocos en Estados Unidos. Hasta la fecha, todos los estudios se fijan exclusivamente en el presidente Wilson y su círculo de asesores. Quiero escribir un libro que trate sobre la respuesta norteamericana en un sentido más amplio. Mis primeras investigaciones apuntan a que Wilson no estaba encaminando hacia la guerra a una población reacia, como sugieren la mayoría de las narraciones, sino que se vio forzado a entrar en la contienda porque la población en abril de 1917 veía la guerra como la única opción. Analizar la reacción de un país tan extenso y diverso a un acontecimiento tan complejo como la Primera Guerra Mundial va a suponer un reto que estoy deseando afrontar.

P: Es probable que la Historia militar en España lleve algo de retraso con respecto a los países anglosajones, así que nos gustaría saber qué campos de estudio están ofreciendo en la actualidad las investigaciones más innovadoras, en tu opinión.

R: Creo que los estudios más estimulantes son de dos tipos. Unos toman temas que creemos que conocemos y nos obligan a verlos desde nuevos puntos de vista. El nuevo libro de Paul Jankowski sobre Verdún y el trabajo de Sean McMeekin sobre los rusos en la Primera Guerra Mundial hacen eso exactamente. Otras obras abordan temas que creíamos locales o nacionales y les dan una dimensión internacional. The Wilsonian Moment de Erez Manela lo consigue con brillantez cuando aborda la respuesta mundial a las esperanzas, y posteriormente a los errores, de los planes de Woodrow Wilson para el mundo de postguerra. Hay un montón de historia maravillosa por escribir sobre la Primera Guerra Mundial. Hasta la fecha han predominado los estudios políticos y militares, pero la historia social y cultural nos ofrece nuevas perspectivas apasionantes. Espero que sigan apareciendo más investigadores audaces y temerarios sobre la guerra.

portadaDFC1P: A un año del estallido de la Gran Guerra, ¿qué tipo de novedades nos puede ofrecer el estudio de este conflicto?

R: Tras un gran acontecimiento, este permanece durante décadas en la esfera de la política más que en la de la historia, porque está demasiado próximo al presente. Algunos hechos, como la Guerra de Secesión en mi país, no terminan de escapar al presente, de modo que cuando la gente discute sobre ellos los ven a través de un prisma actual que puede distorsionar gravemente la historia, aunque se aproximen al tema con la mejor de las intenciones. Afortunadamente, cien años es tiempo suficiente para obtener algo de perspectiva y encauzar la mayoría de los hechos (aunque no todos) desde el terreno de la política hacia el de la historia, en parte porque quienes los presenciaron no están entre nosotros. Creo que podemos esperar un montón de historias que sigan proponiendo un enfoque local, nacional o político, básicamente, pero también cabe esperar una historia en mayúsculas por parte de investigadores que están contemplando esta contienda crucial a través de una nueva mirada imparcial desde su propia experiencia.

0n0gv4nzs8et3yocosw5_thumbP: Imaginamos que 2014 va a ser un año intenso para los historiadores de la Primera Guerra Mundial. ¿Cuáles son tus proyectos de cara a este centenario?   

R: Espero estar muy ocupado, pero en el buen sentido. Además del libro que estoy escribiendo tengo una agenda repleta de conferencias. Por el momento parece que en 2014 incluirá charlas en Francia, Canadá, Irlanda y Nueva Zelanda, al menos, además de otras tantas a lo largo de los Estados Unidos y la participación en un taller para para profesores de secundaria en Chicago. Es un momento fascinante para lo que me dedico y espero aprovecharlo todo lo que pueda. Será fantástico hablar con estudiosos de todo el mundo y saber en qué están trabajando y cómo están interpretando sus sociedades la guerra un siglo después. Cuando empecé a considerar seriamente la Primera Guerra Mundial a finales de los noventa nunca imaginé que tendría estas oportunidades. Ahora quiero aprovecharlas con todas mis fuerzas.

 

P: Parece que hoy en día asistimos a una cierta “globalización” de la historiografía, con contactos cada vez más fluidos entre académicos a nivel internacional. ¿Compartes esta opinión? Y si es así, ¿puede suponer algún cambio en la interpretación sobre la Gran Guerra frente a las historiografías nacionales?   

R: Sí, completamente. Siempre me sorprende que algunos expertos, que en el fondo solo saben sobre un país determinado, aseguren que algo es privativo de dicho lugar. Hay muchas más similitudes más allá de nuestras fronteras de las que habitualmente reconocemos. Los académicos solían apoyarse demasiado en el denominado método comparativo, que nos ofrecía una gran cantidad de historiografía fabulosa, pero que en esencia estaba diseñado para identificar diferencias. Hoy tendemos a emplear métodos trasnacionales que buscan patrones comunes que afectan a los pueblos más allá de las fronteras. En mi opinión, cuanto más internacional sea la comunidad académica mayor será la comprensión de lo que, a fin de cuentas, fue un conflicto mundial.

P: Teniendo en cuenta las circunstancias específicas de la implicación norteamericana en la Primera Guerra Mundial, ¿qué papel juega este conflicto en la memoria colectiva de los Estados Unidos?

R: La Primera Guerra Mundial es una especie de agujero negro para los norteamericanos y nadie sabe bien el motivo. Tengo la sensación de que la mayoría entiende superficialmente que fue importante, pero no conoce la razón realmente. Se sitúa entre la Guerra de Secesión y la Segunda Guerra Mundial, ambas mucho mejor conocidas en Estados Unidos. Sospecho que también es consecuencia del contraste entre la complejidad de este conflicto y la forma superficial en la que la enseñamos. No aprendí nada útil sobre ella en el instituto o incluso en la facultad. Hemos enseñado esta guerra de la forma más anodina posible a varias generaciones de norteamericanos. Los libros de historia la explican como si se tratara simplemente del derecho de los países neutrales a comerciar, de la personalidad de Wilson o del hundimiento del Lusitania en 1915. ¿Acaso puede sorprender entonces que los estudiantes y la mayoría del público no conecten con esto? Me encantaría que el centenario abriera debates más sofisticados aquí en los Estados Unidos.

P: En cuanto a tu actividad profesional, eres profesor en el U. S. Army War College. Nos gustaría saber el papel de la materia de Historia en los planes de estudio de esta institución. ¿Encuentras diferencias con la enseñanza universitaria?         

RootHall5AerialR: Mis alumnos son oficiales de las fuerzas armadas de todo el mundo. Suelen provenir de países que sufrieron gravemente o incluso provocaron la Primera Guerra Mundial. Sus puntos de vista son increíblemente valiosos para los estudiantes norteamericanos y para mí mismo. En general, mis alumnos lo que realmente quieren es comprender cómo usar la historia para entender el mundo actual. Espero poder ayudarles a ver los principales patrones históricos que han configurado nuestro mundo. Muchos de esos patrones, por supuesto, se remontan a la guerra de 1914-1918. También confío en ayudar a mis alumnos a analizar mejor las analogías históricas; de modo que si alguien les dijera, por ejemplo, que la crisis actual en Siria tiene muchas semejanzas con la crisis de julio de 1914, ellos sepan que no deben darlo por válido sin un estudio minucioso previo.

P: Para terminar, ¿qué te ha parecido tu colaboración con Desperta Ferro?

R: Siempre me ha impresionado en mis estancias en Europa la calidad de las revistas de historia disponibles. Creo que los europeos sois, en general, más conscientes del peso de la historia en el presente. Dadas las experiencias del siglo XX tiene que ser así. Siempre me marcho de Europa con una pila de esas revistas ¡y es un gran placer para mí publicar en una ahora!

Pues muchas gracias a ti por atender a nuestras preguntas y por tu participación en Desperta Ferro.

Para terminar, en relación a la faceta de conferenciante de nuestro entrevistado,  queremos proponeros que dediquéis algo de vuestro tiempo a ver la conferencia que Michael Neiberg ofreció el pasado marzo de 2013 en el National World War I Museum de Kansas City con motivo de los preparativos del centenario de la Primera Guerra Mundial, junto a otros prestigiosos colegas como Annette Becker, Vejas Gabriel Liulevicius y Sophie De Schaepdrijver, cuyas intervenciones son también altamente recomendables (si no puedes ver correctamente el vídeo pincha aquí).

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