En… DESPERTA FERRO ANTIGUA Y MEDIEVAL N.º23: LA PRIMERA GUERRA JUDEO-ROMANA, y a modo de adelanto del próximo número, podrás encontrar… Y además, introduciendo el n.º24: “Los dos imperios y el triunfo de los árabes” por José Soto Chica. ¿Por qué triunfaron los árabes? ¿Por qué sus ejércitos arrollaron a los de Persia y Bizancio? …son las preguntas que el autor se hace al inicio de este artículo. El autor señala la debilidad de estos imperios a causa del agotamiento producido por el prolongado conflicto que sostuvieron durante décadas, y señaladamente durante los años 603-628 d. C. Además, los árabes impusieron un género de guerra para el que los imperios bizantino y persa no estaban preparados. Estos y otros argumentos son analizados en este interesantísimo artículo sobre un momento crucial de la Historia tanto de oriente como de Occidente. En la imagen, mapa de Oriente con indicación de los territorios controlados o disputados por bizantinos y sasánidas, con indicación también de la expansión islámica inicial, composición de Carlos de la Rocha. A la venta el 30 de abril de 2014 www.despertaferro-ediciones.com
“Los dos imperios y el triunfo de los árabes” por José Soto Chica
29 abril, 2014
Un artículo muy interesante, y del cual no había leído nada desde el libro «El Cercano Oriente» de Asimov.
Las guerras entre Persia y Constantinopla destruyeron el poder de ambos Estados, tanto político, como militar, económico y social.
Mientras tanto, los árabes empezaban a unirse bajo unos ideales comunes; el Islam, predicado por Mahoma, y relacionado con el cristianismo y el judaísmo mediante la figura de Abraham, fue un elemento de cohesión para los árabes de entonces.
Bajo los ideales de su religión adquirieron una conciencia común, que les permitió desarrollarse como civilización y pueblo, desbancando así a sus rivales vecinos, que estaban en decadencia.
En el aspecto militar, los ejércitos romanos y persas, formados por infantería y caballería pesadas, no podían hacer frente a unos ejércitos árabes formados por tropas ligeras, que podían aparecer y desaparecer rápidamente. Por no decir que los mandos romano y persa no eran muy eficaces dirigiendo tropas.
En su expansión, los árabes estaban muy unidos políticamente, y no había motivos para conspiraciones e intrigas palaciegas, muy comunes en Constantinopla y en Persia, que estaban azotadas por asesinatos y tomas del poder por parte de la nobleza.