En diciembre de 536 Belisario, general del emperador Justiniano, capturó Roma, que hubo de defender de un gran ejército comandado por Vitiges, rey de los godos y de los italianos (536-540), desde marzo de 537 hasta marzo de 538. Consideraremos la estrategia y las tácticas empleadas en Roma, y que, finalmente, condujeron a la conquista de casi toda Italia, hasta que en 540 los godos, sitiados en Rávena, ofrecieron su corona a Belisario, que este rechazó. La guerra en Italia continuó, con rebeliones godas durante al menos otros veinte años. La conquista de Justiniano hizo más daño a Roma e Italia del que habían hecho los vándalos o los godos en el siglo V, y tardó siglos en recuperarse.
En DESPERTA FERRO ANTIGUA Y MEDIEVAL nº18: JUSTINIANO I EL GRANDE podrás encontrar: LA DEFENSA DE ROMA POR BELISARIO, por Christopher Lillington-Martin
28 junio, 2013
Recibido esta misma mañana; sin desperdicio tras un primer vistazo. Gracias, DF, por el trabajo bien hecho.
¡Esperamos que la primera impresión quede refrendeda tras su lectura!
Uno ya se había acostumbrado a que DF llegara un poco tarde a Pamplona, pero justo el número que esperaba con más ansia es el que más tarda. Por eso llevo varias noches soñando con la Restauratio Imperii, los catafractarios persas, la infiltración de los eslavos…
A ver cuándo pongo mi próximo comentario, que seguramente será ya de satisfacción.
Hola Iskandar
Es raro, porque el número se distribuyó ya la semana pasada, por lo que debería haber llegado tanto a los kioscos como a las librerías que nos distribuyen (El Parnasillo y Universitaria 3). Pero bueno, ¡el número no te va a defraudar!
Me teníais que haber dicho que, para celebrar los Sanfermines, la revista no iba a llegar hasta el día 6, y así no me impacientaba tanto. Bromas aparte, en efecto, no me ha defraudado.
Entre los muchos aspectos por comentar: uno, desde luego, la calidad de las ilustraciones. En el dibujo de Ángel García Pinto, aparte del detalle con que está tratado el armamento, las caras de Florencio y Mérmeroes lo dicen todo. Por cierto que en esa escena hay dos persas que, como decía Heródoto de los aqueménidas, llevan túnica sobre la coraza. ¿Era frecuente esa costumbre? Y la portada, soberbia. Lo más representativo de los ejércitos godo y bizantino.
También me ha llamado la atención lo que, a la hora de disponerse las tropas bizantinas, podríamos llamar la falsa simetría. Es decir, que de frente, el enemigo veía dos alas más o menos iguales, pero al extremo de una de ellas había una reserva oculta: los hérulos en Daras, los 50 de Busta Gallorum, etc. Una táctica muy eficaz.
Yo también leí de muy joven El Conde Belisario, que me enganchó bastante. Pero claro, así como la primera vez que uno lee la Ilíada se identifica con los griegos y con el tiempo va comprendiendo cada vez más a los troyanos, también en esta novela uno pasa de una admiración sin límites por Belisario a simpatizar más con persas y godos. Graves escribió una novela excelente, sin duda, pero con una perspectiva muy en blanco y negro.
Hay más, pero se hace tarde.Buenas noches.
Retomo una de las cuestiones que dejé ayer. Suelo pensar que la Restauratio Imperii fue un fracaso en lo político, por lo poco que Bizancio mantuvo las conquistas occidentales, pero un éxito en lo religioso, pues contribuyó decisivamente a erradicar el arrianismo. A principios del S. VI esta herejía dominaba en casi todo el Imperio de Occidente, pero medio siglo después a los visigodos les tocaba el incómodo papel de ser los últimos arrianos.
Como bien decís, Justiniano supo aprovechar muy bien las ocasiones que se presentaban, pero no hay que olvidar una ocasión veinte años anterior a Justiniano, que fue la batalla de Vouillé. Esta batalla -corregidme si me equivoco- empezó a cambiar el equilibrio de fuerzas entre católicos y arrianos e inició una colaboración entre los francos y el Vaticano que culminó con Carlomagno y las Cruzadas.
En el artículo sobre la guerra persa he echado de menos alguna referencia al armamento y las tácticas de los «pueblos periféricos»; Procopio y Agatías describen con cierto detalle a los dailamitas -debían ser lo mejor de la infantería irania- pero, ¿qué se sabe de licaonios e isaurios? Por lo que dice Ilkka Syvänne podían ser infantería ligera, tipo peltastas. ¿No es así?
También he tomado buena nota de las tácticas de la caballería persa. Vamos a ver si lo he interpretado bien: tras seis siglos de lucha entre ambos imperios, muy tontos habían de ser los romanos para caer en la trampa del disparo parto. Por eso los sasánidas preferirían soltar la lluvia de flechas y cargar directamente en lugar de esperar a que el enemigo saliera a perseguirles. Más fácil porque no hacía falta entrenar tanto a la caballería ligera, pero mucho más difícil porque se trataba nada menos que de romper la línea de la infantería romana. Impresionante, desde luego.
Una vez más, el anochecer interrumpe los comentarios. Pero seguiremos.
Creo que con esto termino. En el libro «Asia central», de Gavin Hambly (Historia Universal Siglo XXI) se dice que los heftalitas usaban espadas y desconocían el estribo mientras que los ávaros fueron si no los inventores al menos los difusores del estribo y el sable. ¿Quién copió primero los estribos, bizantinos o sasánidas? ¿Los conocían ya los heftalitas antes de ser vencidos por persas y turcos? ¿O fueron éstos últimos quienes los transmitieron a los sasánidas?
Por otra parte René Grousset mantenía que los ávaros que llegaron a Europa no descendían de los yuan yuan sino de los heftalitas, lo que complica más todavía el asunto. ¿Ha sido confirmada o desechada esa teoría? ¿O, simplemente, algunos heftalitas se unieron a los ávaros?
Uno no deja de sentir fascinación por tantos acontecimientos que ocurrieron en «tierra de nadie», es decir, lejos de Roma, de Persia y de China.
Hola Iskandar
¡Unos comentarios realmente jugosos! Es un placer contar con lectores tan atentos y que nos plantean tantas cuestiones…que darán sin duda para otro número. Tarde o temprano nos espera otro número dedicado a los pueblos de las estepas…
Un saludo muy cordial